Harry Potter Y El Misterio De Sirius Black

Capítulo #1 Ahora todo... será distinto.

- Ahora todo será distinto ¿verdad? - preguntó Hermione, mientras observaban desde el puente, a los alumnos de las otras escuelas alejarse. Harry dio una palmadita en el hombro de su amiga y mirándola con consuelo asintió con la cabeza.

- Si, así es... ahora todo será diferente -

Ron únicamente veía anonadado, el lugar por el que hacía exactamente cinco minutos, se había marchado Fleur Delacour, luego de darle un beso en cada mejilla.

La muerte de Cedric Diggory, había marcado un antes y un después en la vida de cada alumno de Hogwarts pero, más aún, en la vida de Harry; aquello, a pesar de que muchos no le dieran más importancia que la de la muerte de un joven luchador, implicaba demasiadas cosas, entre ellas, el regreso de Lord Voldemort en carne y hueso, cada día más fuerte y cada vez más cerca de Harry y de sus seres queridos y aquello ahora, incluía a Sirius Black, un Sirius dispuesto a recuperar su vida y su libertad para ofrecerle a Harry una vida distinta, una vida digna.

- ¿Nos vamos? - preguntó de la nada Ron, a la vez que trataba de acomodar su arremolinado cabello naranja, por la brisa que llegaba a aquella altura del castillo.

- Claro... ¿me escribirán? - inquirió Hermione a sabiendas de las respuestas de sus dos amigos -

- See...-

Contestaron los dos al unísono por salir del paso.

- ¡Chicos! - rió ella y pasó cada brazo por el cuello de cada uno de ellos, mientras caminaban juntos hacia la entrada del castillo.

Al llegar a la puerta, un susurro alertó a Harry, sin embargo, ni Ron ni Hermione se percataron de ello. El muchacho sacó su varita casi como un acto reflejo y entonces, los arbustos comenzaron a moverse. Sus dos amigos imitandole, también sacaron sus varitas y, cuando estuvieron a punto de atacar, apareció un enorme perro negro... era Canuto.

- Menudo susto nos has dado - soltó Ron mientras Hermione corría a abrazar al perro, en lo que este comenzaba a tomar forma humana-

- Cuidado con las pulgas Hermione, últimamente no las puedo controlar - bromeó Black.

- ¡Sirius! ¿pero que haces aquí? Te podrías meter en... -

- Lo sé, lo sé Harry... no empieces a hablar como tu madre - los ojos de Sirius brillaron con nostalgia - dame un abrazo anda... o es que no te alegras de verme...-

- Claro que me alegro - el joven mago corrió al encuentro de su padrino. Un Sirius más compuesto, menos desastroso, con el cabello no tan enmarañado y más aspecto de señor pero... aún perseguido por Dementores. Ron luego de aquello, se acercó también para abrazar al animago.

- Me enteré de lo que ocurrió en el Torneo de los tres Magos. Lamento la pérdida de ese muchacho... ¿Cedric? - Harry asintió con pesar, habían pasado ya casi siete meses desde aquello - No pude venir antes, las cosas con el Ministerio no marchan bien aún pero... necesitaba verte y saber con certeza que estabas bien. Lamento no ser el padrino que tus padres hubieran querido para ti Harry.- suspiró y de inmediato volvió a hablar - El que no debe ser nombrado... ¿estaba ahí? ¿Que ocurrió exactamente esa noche Harry? Debo saberlo. -

Armandose de valor, Harry respiró profundo y recordó con lujo de detalles todo lo que había pasado. Ni si quiera sus amigos, habían tenido el valor de preguntárselo y, ese día, se habían enterado con todo detalle de que era lo que había pasado.

- Entonces... tus padres estuvieron allí- Harry asintió al tiempo que su amiga lo abrazaba - oyeme bien Harry, no puedo estar más tiempo aquí, pero está en constante contacto con tus amigos, a mediados de Agosto, buscaré la forma de ponerme en contacto contigo y nos veremos, por lo pronto, lo mejor es que vuelvas con tus tíos...

- !Pero Sirius! Pensé que...-

- Sé lo que pensaste Harry y lo siento, pero por el momento, ahí estarás seguro, no hay nada que me gustaría más que llevarte conmigo, pero ahora no puede ser. Prometo que pronto te sacaré de ahí... ahora todo será distinto, pero para eso, debemos estar seguros- el hombre tomó la cara de su ahijado con sus dos manos y tras darle un beso en la frente, lo abrazó y sonrió- tienes los mismos ojos de tu madre...- sin más, se alejó de ellos volviendo a adoptar la figura canina y perdiéndose en la espesura del bosque prohibido.-

- Eh chicos...- gritaba Parvati desde la entrada al vestíbulo del castillo - perderán el tren si no se apresuran -

Los tres amigos salieron corriendo en dirección de la muchacha morena que les había avisado y luego de despedirse de Hadrig, subieron al Expreso de Hogwarts rumbo a un verano que no tenían ni idea de que era lo que les deparaba.

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