Todo el mundo temblaba. En las noticias ya se había dicho todo. Todo lo que vemos ahora y cada día no lo volveremos a ver jamás. Los árboles, el cielo, nuestra casa, nuestra ciudad... Y también las personas. Mañana ya no quedará nada de todo esto. Cuando dieron la notícia, Max, Lía, Tom y Marie estaban juntos. Des de siempre que eran amigos. Iban a Segundo de la ESO juntos, es decir, tenían catorce años.
Max era el típico adicto a los videojuegos, siempre con una sudadera y una gorra que le tapaba su pelo castaño claro, y unas gafas cubrían sus brillantes ojos verdes.
Lía era una de las chicas más listas de su clase, y a todo el mundo le gustaría tener su facilidad por las matemáticas. Tenía el pelo de un rojo oscuro y los ojos de un color miel. Le encantaba ir vestida siempre elegante.
Tom nunca había pasado desapercibido en el instituto. Casi siempre se peleaba con alguien de su curso por cualquier tontería. Tenía el pelo negro como el carbón y unos brillantes ojos azules.
Y, por último, Marie. Ella era la más tímida de la clase. Se sonrojaba por todo lo que le decían, y pasaba la mayor parte del tiempo leyendo o dibujando. Eso cambió cuando conoció a Max, a Lía y a Tom. Des de que los conoció ya no era tan tímida, y se volvió mucho más sociable con gente que no conocía. Un gorro morado cubría su cabellera rubio platino y unos ojos miel observaban con atención todo lo que pasaba a cada instante.
Ése día, los cuatro estaban dando un paseo por la ciudad, cuando, de repente, una pantalla gigante aparició en el cielo. En la pantalla se podia observar a una señora, en concreto, la que hacía las noticias de todo el mundo.
- Buenos días a todo el mundo. Os informamos de que mañana por la tarde, en concreto, a las cinco y media, el Sol empezará a morirse, creando una explosión brutal que se llevará a todo nuestro planeta. Hay bunkers subterráneos, pero sólo uno de ellos és lo suficientemente seguro como para soportar la gran explosión. Ése búnker se sorteará. Sólo caben cuatro personas. - En ése momento todos los que iban por la calle hicieron un suspiro de pena. - Los tickets del sorteo se venden en todas las tiendas del mundo. No olvidéis ir a comprarlos.
Toda la multitud corrió para conseguir esos tickets, y minutos después casi todo el mundo llevava el suyo en la mano. Los cuatro amigos se miraron, y Tom empezó a hablar.
- Tenemos que ir a comprar ése ticket lo antes posible. Tendríamos una oportunidad de sobrevivir. -En ése momento, sonó una alarma, a lo que la señora volvió a aparecer en la pantalla gigantesca que había en el cielo. Ésta habló:
- Las entradas se han agotado en cinco minutos. El sorteo se hará mañana por la mañana. Gracias por escuchar. Que tengan un buen día.
Los amigos se volvieron a mirar, con cara de decepción. Bueno, esa cara la tenían todos menos Max.
- ¡Eh, chicos! ¿Para qué comprarlas, si podemos hackearlas? - Remarcó la última palabra, a lo que los otros tres cambiaron de expresión rápidamente. En sus rostros se veía esperanza y felicidad.
- Max, eres un genio, en serio. - Empezó a decir Lía - Pero, ¿Cómo vas a saber cuál es el número ganador?
- Intentaré entrar en el sistema de el programa de el sorteo y buscaré cuál es el número.
Los cuatro se fueron a casa de Max, el cuál se acomodó en su silla y encendió el ordenador a toda prisa. Una vez entró en el servidor, buscó y rebuscó pero no encontró nada.
- ¿Cuál es el dichoso número? - Murmuró. - ¡No puede ser!
- ¿Qué pasa? - Preguntó Marie.
- El sorteo se hará al azar, a la antigua usanza. Habrán papelitos doblados con un número en diferentes recipientes, e irán cogiéndolos uno por uno sin mirar, después de esto juntarán todos los números y el que salga será el elegido. - Explicó Max. Todos se decepcionaron, y, de repente, a Marie se le iluminó la cara.
- Nos colaremos y cambiaremos los números para que coincidan con los de nuestro ticket. - Todos la miraron, muy extrañados por su loca idea. - ¿Qué pasa?
- Así que has pasado de ser la niñita buena de la clase a querer colarte en un escenario para hacer algo ilegal, ¿Eh? - Se burló Tom.
- Cállate, Tom. - Dijo Lía. - A mí me parece buena idea.
- Tenéis mi voto. - Comentó Max. Todos miraron a Tom, que parecía no estar muy contento con la idea de Marie. Cuando se dio cuenta de que lo estaban mirando con cara de súplica, puso los ojos en blanco.
- Está bien... - Dijo al fin.
Los cuatro pusieron una mirada cómplice i se fueron hasta el lugar indicado, el teatro de Barcelona. Eso sí, imprimieron el número antes de ir hasta ahí.
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Más Allá Del Mundo #Wattys2016
Science Fiction¿Nunca os habéis planteado que pasará después de que el Sol se lleve a la Tierra? ¿Si habrá vida después de este desastre? ¿Nunca? Pues, en este caso, cuatro privilegiados conseguirán sobrevivir, pero... ¿Realmente se les puede llamar privilegiados...