Capítulo 3:

23 5 1
                                    

ELRIC:

"Diez años mas tarde" 

Cojo la espada y tres bolsas de cuero llenas de monedas.

-Se os ve mucho la espada mi señor, a parte sus ropajes harán que en seguida se den cuenta de que sois el príncipe.- Dice Dionisio observándome atentamente de arriba, abajo. 

-¿Qué me sugerís?- Pregunto desesperado después de haber estado un milenio eligiendo una vestimenta que me haga pasar desapercibido.

-Podéis cubrios con una capa.- Contesta él, creyendo que su idea era la mejor de las opciones. 

- ¡Hace un calor de mil demonios! No pienso ponerme una capa.

- No veo otra forma, alteza. Mis harapos no le valdrían y si pido ropa a otros siervos os descubrirían, teniendo en cuenta la discusión de ayer.

-Tenéis razón, Dionisio. Deme una capa.- Digo, intentando valorar otras opciones, pero no encuentro ninguna, así que, al final opto por acceder a ponerme la capa. 

-¿Estáis seguro de lo que vais ha hacer? ¿Os vais a atrever a salir solo de palacio? Podéis llevaros a un guardia, nunca os delatarán después de todos los favores que les hicisteis.-Dice Dionisio por enésima vez desde que le conté mi plan.

-No, quiero ir solo, la última vez que salí  tuve que estar pendiente de perseguir a mi padre y no pude ver la ciudad.- Hago una pausa y me siento sobre la cama.- Digamos que no tuve una buena experiencia allí. 

-Muy bien príncipe, preparé la montura de su caballo en seguida.- Dice Dionisio saliendo de mis aposentos. 

Unos instantes mas tarde, aprovecho el cambio de turno de los guardias y salgo por el pasadizo escondido en la zona posterior del palacio, cabalgando hacia la ciudad, dispuesto a envolverme con todo lo que conforma mi futuro reino. 

Cuando me adentro en las tierras de Breinian, puedo distinguir la zona noble. Allí, me espera Rodric. Él es, el que se va a encargar de guardarme el caballo mientras voy a ver la ciudad en todo su esplendor. 

-Cuidadlo bien, por favor.

-No os preocupéis, alteza, lo cuidaré como si fuera mi vida.- Contesta Rodric en un tono mas que convincente.

Acto seguido emprendo mi camino entre las calles, camino que por el momento, marcha bastante bien a pesar de que noto que la gente me mira, probablemente sea debido a que llevo una capa en uno de los veranos más largos y calurosos del ultimo siglo. 

Recorro encantado las calles de la zona noble, enamorándome cada vez mas de el olor a pan recién hecho y la simpatía de la gente que allí habita. Aunque mi objetivo no es ver la zona noble que, evidentemente, está en perfectas condiciones, la gente es feliz viviendo allí o al menos es lo que parece. 

Mi principal objetivo en este viaje es ver lo que falla en la zona pobre, así, cuando llegue al trono sabré con exactitud que he de hacer, pero esta tarea no se me ha puesto fácil ya que mi padre me ha prohibido en varias ocasiones bajar a las que serán mis tierras, ya que no quiere que vea la realidad de su reinado del miedo, no quiere que vea en primera persona la decadencia que allí habita. 

Poco a poco me adentro en la zona pobre. Comienzo a oír gritos y el mal olor que allí hay, es casi palpable, se me había olvidado lo mal que huele esta zona. 

Ahora, mas desprotegido que la última vez que estuve aquí, camino entre las calles por las cuales las ratas chillan al son de las voces provenientes de las tabernas. Oigo perros ladrar , veo niños correr, probablemente huyen de algún mercader al que le han robado o a lo mejor corren detrás de alguna rata que será su comida de hoy, también veo mujeres casi desnudas que con sus miradas llaman a los hombre, meretrices.  

BreinianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora