Capítulo #2 El primer verano en Casa.

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Nada podía sacar de la cabeza de Harry, la idea de encontrarse con Sirius pronto. Estaba ansioso y emocionado y, sin embargo, un tanto extrañado de que ninguno de sus amigos hubiese tenido un segundo de su tiempo para enviarle una carta o si quiera, preguntarle como estaba.

Sin que Harry lo quisiera, los recuerdos de la muerte de Cedric lo seguían atormentando cada noche y más aún, esa constante voz en su cabeza... Voldemort se apoderaba de sus pensamientos y el no sabía que hacer para liberarse de ese yugo. A pesar de eso, había una sola cosa que lograba que el joven mago se desprendiera a momentos de las terribles vacaciones que vivía con sus tíos, los Dursley y eso, era justamente pensar en Cho. No sabía cómo, pero a pesar de que Cedric no estuviera y de que ella en algún momento lo hubiese preferido a él, Harry estaba seguro de que la chica, sentía algo también por él y en ese curso, estaba dispuesto a descubrirlo.

Las vacaciones iban de mal en peor, Big D, como Harry llamaba a su primo, no dejaba de molestarle y más aún, atormentarle con sus constantes pesadillas referentes a Cedric Diggory. El día, que había comenzado caluroso y soleado, de repente se tornó oscuro y gris y, con ello, llegaron los Dementores. La señora Figg acudió en la ayuda de Harry y pudieron sacar a Duddle del túnel.

- ¿Pero como es que usted tiene conocimiento sobre los Dementores? - preguntaba Harry con dificultad, cargando sobre sí, el enorme peso de su atolondrado primo. -

- ¿Crees que Dumbledore te dejaría solo luego de saber acerca del regreso del... que-no-debe-ser-nombrado?-

- ¿Conoce usted al profesor Dumbledore? -

- Conozco más de lo que te imaginas... ahora entren a casa y está atento, alguien vendrá por ti -

Como no era sorpresa, sus escandalosos tíos, culparon a Harry por lo que había ocurrido con su preciado bebé y, de nuevo, como en tantas otras oportunidades, Harry Potter había sido confinado a permanecer encerrado en su habitación pero esta vez... por poco tiempo. Esa misma noche, los emisarios de la Orden del Fénix entre los que se encontraban Thonks, Lupin, Ojoloco y entre otros, acudieron al rescate de Harry para llevarlo, nada más y nada menos, que al lugar que a él le haría más feliz.

No tardaron demasiado en llegar y de inmediato Ojoloco Moody, sacó su bastón y dio tres golpes al suelo, lo suficiente, para dar lugar a que se corrieran las paredes y, en medio, apareciera el número 12 de Grimmauld Place, la casa de los Black, la casa que Sirius Black había ofrecido años atrás a Dumbledore para que la Orden del Fénix pudiera trabajar.

Entraron todos rápidamente y luego de Harry ser recibido por la Sra. Weasley, Sirius interrumpió la reunión que se llevaba a cabo, para dedicarle un tiempo a su ahijado. Vestía unos vaqueros negros, con una camisa blanca por medio de la cual se podía apreciar el tatuaje en su pecho y un chaleco de color burdeos, abierto encima. Su melena levemente rizada, pero desenredada y una barba cuidadosamente cortada. Desde que se habían despedido en Hogwarts, Sirius había cambiado para bien. Se abrazaron fuertemente, Harry jamás había experimentado la sensación de tener un padre y con Black, sentía más que eso.

Ron y Hermione, además de los gemelos Weasley y Ginny, bajaron a dar la bienvenida a Harry y le explicaron por qué no recibió sus cartas durante todo el verano; habían sido ordenes expresas de Dumbledore. Luego de las bienvenidas, Harry y Sirius se apartaron un poco.

- No sé si alguien te lo habría dicho antes pero... te pareces mucho a James. Estoy seguro que estarían muy orgullosos de ti. - Harry no dijo nada, imaginar que hubiese sido de él, si sus padres no hubieran sido asesinados por Voldemort, lo llenaba de nostalgia-

- ¿Que es todo esto Sirius? -

- Esta es mi casa Harry, esta era la casa de mis padres y luego yo se la cedí a Dumbledore... la primera vez que... tu sabes quién apareció. Quiero que esta sea tu casa Harry, estoy arreglando todo para que sea así y cuando por fin sea libre, viviremos aquí... si tu quieres-

Harry sonrió y asintió en dirección de su padrino. Nada le haría más feliz que vivir ahí, con él.

- ¿Has visitado Hogsmeade? - Harry asintió con un poco de vergüenza- ¿que sucede? -

- He ido pero a escondidas... los Dursley nunca aceptaron firmar ese permiso - Sirius frunció el ceño y apretó la mandíbula-

- Yo lo firmare- el chico sonrió- muchas cosas cambiarán Harry.. pero bueno ¿que hay de las chicas? Quiero saber cosas de ti, Harry... ¿tienes novia? -

Los colores en la cara del muchacho, aumentaron de inmediato. Sus pensamientos corrieron directamente a Cho Chang.

- Hay una chica... ella me gusta bastante pero... creo que tenía algo con Cedric Diggory - Sirius se paró al lado del muchacho y apretó su hombro-

- Esta es una situación complicada pero... si te gusta mucho, sabrás darle el tiempo y el espacio que ella requiere ¿no? - Harry asintió, entonces, la mirada de su padrino se ensombreció - Harry... debes prepararte para la audiencia en tu contra, Dumbledore les convenció de no expulsarte del colegio sin un juicio justo... yo no podré asistir pero... quiero que sepas que confío en ti y que sé, que todo saldrá bien. El juicio será el 31 de Agosto a las 2 de la tarde. Arthur Weasley irá contigo.

Las próximas dos semanas, fueron las mejores para Harry. Vivir allí, sería como un sueño hecho realidad, por primera vez sentía que estaba pasando un verano en un lugar al que podía llamarle casa... en pocos días, se sentía más a gusto en el número 12 de Grimmauld Place, que lo que se había sentido toda su vida en el número 4 de Prive Drive.

Finalmente el día de la audiencia llegó y Harry fue encontrado inocente. Ya estaba listo para volver al día siguiente, a Hogwarts junto a sus amigos y enfrentarse a las aventuras que le esperarían en el quinto años pero, por mucho, lo que más le emocionaba, era la idea de volver a ver a Cho y también, la idea de tener un lugar al que querer regresar para las vacaciones de Navidad y es que... si algo tenía claro, era que no volvería con los Dursley.

Así pues, llegó el esperado primero de Septiembre. Harry junto a sus amigos ya se disponían a salir, cuando Sirius lo llamó. Evidentemente, Sirius no podría ir a la estación de King Kross a despedirle.

- ¿Que sucede Sirius? -

-¿Dónde está el permiso ese para que puedas ir a Hogsmeade? - El muchacho sonrió y se lo entregó al hombre, este lo firmó y se lo regresó- listo...-tras un fraternal abrazo, se despidió de él, luego de entregarle una foto de la primera Orden del Fénix dónde, por su puesto, aparecían sus padres y los de Neville. - nos veremos en navidad -

Pronto se marcharon rumbo a la estación de King Kross y, al llegar, un enorme perro negro los observaba hasta el momento en que subieron al Expreso de Hogwarts, desde ese momento... Harry supo que más allá de sus amigos, ahora tenía alguien que velaría por él y a quién también podía llamar... familia.

Off: Bueno chicos, espero les haya gustado, voy poco a poco escribiendo sobre lo que conocemos para a medida de que vaya avanzando... ir adentrandolos en las aventuras nuevas que le esperan a Harry y sus amigos. Si les ha gustado por favor comenten, sugieranme cosas, denme sus opiniones y compartanlo.

Harry Potter Y El Misterio De Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora