Un dolor punzante en la sien despertó a Aza, a quien aún le costaba enfocar las luces blancas que tenía encima suyo. Parpadeó un par de veces y por fin consiguió ubicar un poco sus sentidos. Sentía una fuerte presión en la nariz. Bajó la vista y vio que la tenía completamente vendada con gasas manchadas de sangre.
— Por fin despiertas... — Aza giró la cabeza y se encontró con Isaac apoyado en la camilla. Se tensó de forma instantánea y no dijo nada— ¿Cómo te encuentras?
Aza siguió mirándole sin pronunciar ni una sola palabra, agarrando las sábanas que la cubrían con nerviosismo. Aquel momento de tensión se le hizo eterno a la chica, pero Isaac seguía mostrándole una sonrisa inmutable. El pitido de la máquina a la que estaba conectada se intensificó y la frecuencia empezó a ser mucho más rápida, lo que pareció llamar la atención de la doctora. Se acercó arreglándose la bata blanca y sacando un bolígrafo del bolsillo. Cuando llegó, observó durante unos segundos la pantalla y acto seguido posó su vista en ambos chicos, moviendo los ojos de forma consecutiva.
—¿Cómo estás?— Preguntó la mujer, aunque no se esperó a que contestara— ¿Recuerdas qué ha pasado?
Aza estuvo a punto de decir que sí, pero algo dentro de ella le decía que algo allí no estaba bien.
— ¿Recuerdas lo que te ha pasado, Greenson?— Volvió a repetir la doctora, mientras le revisaba la nariz.
— No — Se limitó a responder ella, y la mujer entrecerró los ojos. La máquina empezó a pitar más fuerte de nuevo, y Aza tragó saliva. "Cálmate, Aza. Por favor, cálmate. No pueden saber que mientes." se dijo para sus adentros, y respiró hondo.
— ¿Qué es lo último que recuerdas que estabas haciendo?
— Recuerdo que vi a Isaac llegar, y que hablé con él, pero no me acuerdo de qué. Lo siguiente que recuerdo es verlo todo negro...y ahora estoy aquí — Mintió, esta vez más calmada. Isaac seguía sonriendo como si fuese ajeno a todo aquello. La doctora torció los labios con cierta sospecha— ¿Qué me pasó?
— Te desmayaste — respondió la mujer, e Isaac asintió — Y al caer te diste un golpe en la cabeza, por eso no eres capaz de acordarte de nada.
Aza apretó muy fuerte los puños, sintiendo como el miedo iba invadiendo cada rincón de su cuerpo. Recordaba perfectamente como Isaac repitió aquellas palabras y gestos, al controlador dándole un puñetazo y su voz diciendo "prototipo defectuoso". Si le mentían tenía que ser por algún motivo en concreto. Alzó la cabeza y se dio cuenta de que la cámara estaba fija en su posición, apuntándola para no perderse detalle.
La doctora giró la cabeza al oír la puerta de la enfermería abriéndose, y corrió hacia ella. La directora del centro se había presentado ahí con gesto preocupado. Empezó a hablar con la doctora en voz muy baja, y Aza las observaba con detenimiento intentando captar algo de la conversación. La doctora negaba con la cabeza y un profundo alivio se reflejó en la cara de la otra mujer, que salió de la enfermería.
— Bien, te daré el alta— dijo— Tienes una contusión en la sien y la nariz rota, probablemente te duela la cabeza un par de días, pero estarás bien. Pídele luego a Hank las medicinas que te apuntaré y ven cada mañana para que te cambie las gasas de la nariz.
— Si al caer me di en la sien, ¿por qué tengo la nariz rota?— Aza se arrepintió segundos después de soltar aquella desafiante pregunta.
— Yo tampoco lo sé, Greenson— contestó ella — Puede haber pasado de muchas formas, no le des importancia. Bien, voy a quitarte la vía y ya podrás vestirte y marcharte.
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Cuando los muertos hablan.
RandomUn susurro en tu oído. Un leve suspiro que rompe el silencio nocturno. Sentir que te flaquean las piernas. Que toda ilusión, alegría, sueño, esperanza, se vean drenadas por una continua tristeza. El anhelo de una felicidad que ni siquiera recuerdas...