Impotente.

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Había sido seleccionado para la selección japonesa. Sabía lo que eso significaba, era uno de los mejores jugadores de mi país pero... Después lo veía a él. Aquella persona que, por más que entrenase seguía ganándome en todo.

Debía admitir que era guapo y agradable. No era difícil mantener una conversación con él y, obviamente, tenerlo como aliado era mucho mejor que como enemigo. Pero cada vez que lo miraba, seguía viendo en él la imagen de Grant, el capitán del Génesis, equipo de alto rango de la Academia Alius. Seguía viendo en él a la persona que me demostró que, ni con todo el entrenamiento del mundo, sería capaz de llegar a ser realmente.

Sin embargo, aquí estábamos los dos, jugando en el nombre de Japón.

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Llegamos a la sección japonesa de la isla donde viviríamos las próximas semanas. El edificio de mayor dimensión era la residencia y, aunque pareciera enorme, el entrenador Travis ya nos comentó que las habitaciones serían dobles así que, por sorteo, decidiríamos quien dormiría con quien.

- Chicos, llegó la hora de sacar nombre. Aquellos cuyo nombre sea sacado antes de meter la mano, no tendrán opción de elegir - anunción mientras sacaba una bolsa.

Se formaron algunas parejas extrañas como Fudou y Endou, Sakuma y Tachimukai, Tsunami y Goenji o Toramaru y Fubuki. Pero la que más me sorprendió fue que a mí me tocase con Hiroto. Cuando leí el papel en mi mano... No me lo creía, yo no había tenido esa suerte, era imposible.

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Solté mis cosas sobre la cama de la derecha ya que, la que quedaba a mano izquierda tenía a un Hiroto descansando sobre ella. Suspiré.

- ¿Estás contento con esta colocación? - me preguntó mientras se incorporaba - Sinceramente, estaba tan cansado que sólo me dejé caer sobre la cama.

No era mal chico. Además, yo mismo había aceptado el poder de la piedra alius pero... Yo lo había hecho por culpa suya. Su cara. Veía su expresión de autosuficiencia cada vez que cerraba los ojos.

Aún ahora, aunque el envoltorio hubiese cambiado, yo la seguía viendo ahí instalada.

- Kazemaru - captó mi atención -. Sé que es difícil pero ¿podrías olvidar ya a Grant? No soy él.

Me sorprendí ante sus palabras. ¿Cómo lo había sabido?

Fruncí el ceño como respuesta y comencé a ordenar mis cosas logrando que él soltase un suspiro.

- De verdad Kazemaru, lamento lo que te hice - dijo en voz suave, como si le estuviera contando un secreto -. Ojalá pudieras perdonarme, tal y como hiciste con Midorikawa.

Ahí no podía quitarle la razón. A Midorikawa lo había perdonado instantáneamente y había sido Janus aquel que destruyó el Instituto Raimon. Pero Hiroto lo había destruído a él, por eso era diferente.

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No había caído la noche cuando los gritos ya resonaban por toda la residencia.

Mi habitación estaba entre la del capitán y la de Fubuki. En la primera, los gritos frustrados del capitán hacia su compañero no escaseaban y, en la segunda, ambos jóvenes peleaban acerca de Goenji.

Por suerte para ellos, Goenji estaba en el otro ala de la residencia.

- Kazemaru, ¿me permites un paseo por la playa antes de que llegue la hora de cenar?

Miré extrañado a Hiroto. La playa no quedaba demasiado lejos de la residencia así que, no veía ninguns razón para decirle que no.

Asentí y ambos nos levantamos de nuestras respectivas camas para ir directos a la playa.

Impotente / HirotoxKazemaru/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora