Capítulo uno.

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- Tienes suerte chico, mañana tendrás un cliente. No tienes idea de lo mucho que me costó hacer que el señor Kim te diera una oportunidad.
Habló un hombre de cabello oscuro, peinado cuidadosamente en un flequillo. Con la bata verde cubierta de restos de pinceladas y manchas multicolores, la brocheta desgastada asomando por el gran bolsillo en medio de la camisa de pintor.
- ¿Estás hablando en serio, Yixing hyung?
El nombrado asintió levemente, sonriendo y tomando un bote de pintura amarillo en uno de los estantes. Hacía frío, pero el calor que emanaba la chimenea a leña los abrigaba demasiado. Los inviernos en Seúl siempre fueron de esta manera. La nieve cubriendo las calles, impidiendo circular a los transeúntes, las lluvias torrenciales creando goteras en los techos; los cuales Jongdae se encargaba de evitar. Poniendo botes de pintura vacíos debajo de cada agujero, procurando que el agua no alcanzase algún mueble, como la cama de Yixing y el sofá polvoriento y viejo en el que dormía.
- Muy en serio, debes demostrarle a Junmyeon lo bueno que eres en esto. Ya sabes, para que no termine botándote como hizo con JongIn.
Kim Junmyeon, o SuHo como permitía que lo llamasen solo algunos (Jongdae no estaba en la lista de esos pocos), era aquel alma caritativa que brindaba hogar a aquellos chicos que veía necesitaban dónde dormir.
JongIn había sido uno de ellos, desgraciadamente despedido al no ser tan bueno dibujando como todos suponían. Jongdae suspira preguntándose a sí mismo dónde estaría ahora el chico moreno, le caía bien.
- Haré lo mejor que pueda, ya estoy harto de ser tu ayudante. Sin ofender, Hyung. -Respondió al cabo de unos segundos, lustrando con un trapo los zapatos de charol de su jefe, tratando de dejarlos relucientes, hasta que pudiese ver su reflejo en ellos. O al menos eso le pidió el exigente de Junmyeon. Yixing sonrió viendo la expresión concentrada del menor. No había cometido un error al reclutar a ese niño al estudio artístico dónde llevaba mucho tiempo trabajando. Lo había visto en medio de la plaza principal, sentado en un banco y retratando a una señora con su niña en brazos. Al ver la obra en el cuadro, en blanco y negro pero capturando cada detalle, como la mirada de cariño que la madre dirigía a su pequeña, hizo que se acercara de inmediato al joven. En unos minutos, supo que este llevaba una semana durmiendo en la azotea de un edificio abandonado, y que lo único que sabía hacer era pintar. Yixing siente regocijo en su corazón de solo recordar la gran sonrisa de Jongdae cuando le pidió que viniera con él.
- Aunque no me dijo de qué se trataba, SuHo me aseguro que es un trabajo especial.
- ¿Especial? - Preguntó en voz baja el chico menor.
- Sí, ya que le dije que eras bueno en los retratos, él sólo me dijo que este era un pedido para alguien importante.
- Nunca he hecho un trabajo, ¿Por qué me asignaría este a mí? Temo hacerlo mal. -Si cometiera un sólo error, sin importar si fuese pequeño o no, si hiciera de aquel retrato un desastre a ojos de un critico como Junmyeon; no tendría dónde vivir. Después de que su familia lo rechazara por querer ser artista, se fugó de su hogar porque no podría convivir con aquellas personas. Dentro de esas paredes que solo lo asfixiaban por las tormentas de críticas provenientes de cada uno de sus parientes.
Si realizara mal ese dibujo, le diría adiós a la comodidad de dormir en aquel sofá bordó y antiguo. Más que eso, sería una despedida a tener un techo dónde vivir.
- Sólo relajate, tienes talento en esto, así que no será difícil para ti. - El mayor ajustaba un nuevo lienzo en la prensa vertical; el estudio se encontraba en el primer piso y sería un desastre si Jongdae no se encargara de limpiar todo lo que un pintor tan desordenado y distraído como Yixing provocara. Cada mañana debía coger cada instrumento usado y devolverlo a su lugar, manteniendo un orden, para luego recordarle a su hyung dónde se encontraban estos.
El trabajo en sí nunca era aburrido. Considerando que eran el más cotizado estudio en toda la ciudad, es de esperar que se soliciten al menos cuatros pedidos al día, o se programen fechas para un retrato familiar de los cuales Junmyeon se encargaba. Yixing solía ser su asistente, pero ahora era quien realizaba cuadros decorativos o murales que las familias ricas y de renombre colgaban en las paredes de sus mansiones. E incluso él mismo iba a instalarlas, razón por la que conoce, al menos mínimamente, el hogar del gobernador de la ciudad, o de algún médico conocido.
-Eso espero, tú crees que...
El ruido de la escalera de madera crujiendo, tan añoso como el mueble del que Jongdae nunca se cansará de decir que ama, los alertó de que Junmyeon bajaba por los escalones, con su típica camiseta a rayas y aquellos tirantes a juego, sonrió a Yixing y luego saludó a Jongdae con un leve asentamiento.
-¿Cómo vais con el trabajo caballeros? - Acaricio el cabello negro de Yixing, revolviendolo para luego sentarse en un banco al lado de este. Jongdae a veces creía que eran pareja, aunque claro, jamás lo diría en voz alta porque lo mirarían como si le hubiese crecido un ojo en en frente.
- Estaba diciéndole a Jongdae que tú al fin le darás una oportunidad.
-Oh, cierto, gracias Junmyeon hyung, daré lo mejor de mí. - Agradeció al tiempo que expresaba una pequeña sonrisa, viendo como el nombrado hacía ademán de que le restase importancia.
-Sé que lo harás bien, seguramente tienes experiencia en todo tipo de retratos, ¿Cierto?
-Uhm, he aprendido mucho con mi tío que fue pintor, por lo que domino bien el arte de pintar a una persona. Era cierto, no había asistido a una escuela para aprender sus técnicas, todo era gracias al hermano menor de su madre, quién tenía un taller de pintura como pasatiempo, lugar donde Jongdae había pasado gran parte de su vida.
-Este pedido es más importante. El hombre en cuestión es el heredero de la franquicia de café de la cuidad. No tengo experiencia en esto, sólo he hecho este tipo de retratos un par de veces. Él quiere algo particular.
-¿Qué tipo de retrato desea? Si bien no tengo una experiencia que presumir, soy capaz de intentarlo. -Yixing escuchaba en silencio la conversación que ambos mantenían.
- Él quiere... -Junmyeon hizo una pausa, buscando la manera más sensilla de decir lo siguiente. Una que no involucrase pudor de su parte porque sí, Kim Jumyeon aún tenía algo de vergüenza cuando se trata de cuadros como estos.- Jongdae, ¿Alguna vez haz retratado un desnudo?

Intangible. [ChenMin] -EXO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora