❦ | Second Chapter

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Samuel pensó que Miguel no iría a clases por unos días.

No por una semana.

Él pensaba seriamente en ir a visitar al muchacho ese lunes, estaba muy preocupado por Miguel, pero también ocupado por su causa. El profesor Borja estaba quisquilloso y exigente como la mierda desde que no tenía razones para hostigar a sus alumnos por la ausencia del joven Rogel. Samuel de Luque se llevaba la mayor parte gracias a la carta conjunta que jugaba con el idiota de Díaz, pero no le importaba, ni siquiera tratar con el castaño por las premisas. Lo importante era mantener el secreto a salvo, costará lo que costará.

Por ese motivo la torre de cartas que Díaz y él construyeron, se desplomó en un santiamén al encontrar al muchacho azabache sentado en el sexto lugar de todas las mañanas.

Era prácticamente mandarlo a la hoguera si dejaba que el profesor de economía lo viera.

Pero de Luque no enfureció por ese motivo al verlo.

Estalló porque Miguel no se veía bien.

Samuel se contaminó en torrente de preocupación ante su estado famélico, y lo demás se desvaneció. ¿En qué mierda estaba pensando ese idiota? En menos de tres pasos estaba junto al muchacho, tomándole de la mandíbula y levantándosela para que lo mirara.

Encontró unos ojos negros hinchados y apagados. Lacrimosos hasta las glándulas. Samuel apostaba que el chico había llorado hasta dejarse los párpados al rojo vivo.

Y se sintió furioso al descubrir un labio roto de varios días, sin embargo eso se quedó corto al quitarle la bufanda verde que el pelinegro traía, y encontrar un hematoma reciente perdiéndose por su cuello.

La marca de los dígitos remarcados sobre la piel rojiza pudo haber sido la cereza del pastel.

Pero luego vio que ni siquiera Miguel traía sus lentes.

Los ojos de Rogel se humedecieron ante la mirada sagaz del ojigrís, y éste último se sintió palidecer al ver en una fugaz imagen del pasado un afeminado rostro delgado, y demacrado en los mismos ojos negros de Miguel Ángel. Se desestabilizó brutalmente en un instante, pero de alguna manera se forzó a quedarse quieto, sin retroceder un paso.

Él nunca sería ella.

— ¿Qué mierda tú...? —Jadeo Samuel abrumado por el recuerdo, usando el ferviente enojo para mantenerse a raya. Inesperadamente fue envuelto en un fuerte abrazo, el rostro cálido del muchacho se apretó contra su vientre antes de echarse a llorar. 

Samuel se estremeció de pies a cabeza. ¿Cuándo fue la última vez...? 

El pasado volvía a someterlo sin que pudiera poner resistencia. Antes de que se diera cuenta estaba lagrimeando y devolviéndole el abrazo a Miguel con todas sus fuerzas. Cuando éste soltó un alarido, el ojigrís volvió.

—Vámonos. —Reaccionó de pronto de Luque, limpiándose los ojos con el dorso aprisa y alejándose de Rogel precipitadamente para jalarlo consigo por el pasillo. Extremadamente consciente del peligro encima ahora.

Debía explicarle primero.

—E-espera, ¿qué haces? —Le preguntó el azabache, emitiendo quejidos adoloridos por lo que Samuel suponía eran heridas internas. 

"¿Cuándo demonios le hicieron eso?"  Se gruñó a sí mismo, tratando de llevárselo con más cuidado "¡¿Y dónde mierda estaba yo al momento?! Maldición."

Crazy! My Prince | RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora