<Capítulo Uno>

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- De acuerdo, iré por ti a la estación... Sí... Bueno... Adiós amor. -colgué.

Mi novio estaba llegando de su pequeño viaje a Seul que había echo para unas sesiones fotográficas. Debía recogerlo en la estación, por lo que me abrigué y salí rápido de la casa. No quedaba tan lejos, decidí caminar. Al llegar, tomé asiento en un banco que se encontraba en la parada donde mi bebé bajaría. Bebé es el apodo que le he puesto, ya que tiene actitudes y gestos de un niño pequeño, y es unos años más chico que yo.
Faltaban quince minutos para que llegue el tren, según lo que oí por los parlantes de la estación. Me apoyé en el respaldo y me puse los auriculares, la música me relajaba, me ayudaba a que el tiempo se pase más rápido. Cerré los ojos y me dejé llevar por la melodía, me hundí en esas notas, en cada instrumento, en cada palabra que formaba a la hermosa letra de la canción, la voz de Taeyang me fascinaba, era algo dulce, tranquilo y placentero de escuchar.

* (PINGGGG)......... TREN 137 LLEGANDO. TREN 137 LLEGANDO. PARADA C . TREN 137 LLEGANDO A PARADA C.... *

Pegué un salto y un pequeño grito al escuchar ese sonido. Estaba tan relajado que me asusté, aunque no era algo extraño en mi. Apagué rápidamente la música, y me levanté del banco. Al llegar el tren, se abrieron las compuertas y bajaba gente a montones, de todas las edades y estaturas, pero ninguno era mi pequeño Tae. ¿Llegará en este? Me pregunté.

- HOBIIIII -oí detrás de mi, rápidamente me giré sin pensarlo, doblé un poco mis piernas y abrí los brazos con una gran sonrisa.

Era él, era mi hermoso bebé y venía corriendo hacia mis brazos. Soltó su bolso y saltó sobre mi, lo abracé fuerte rodeando su cintura, enredó sus piernas en la mía y tomó mis mejillas con sus manos. Sonreía mientras me miraba con ojos brillosos y llenos de alegría.

- Hobi... -susurró mientras me acariciaba la piel con su pulgar.- Hobi, no sabes todo lo que te he extrañado, lo que tengo para contarte, lo que te he pensado, lo que te he soñado...

- Yo también amor, aunque sólo te hayas ido por dos días, se me hizo difícil sin ti... -respondí sin apartar mis ojos de los suyos.

- Dos días demasiado largos... -miró mis labios, apretó mis mejillas y me besó. Con pasión, amor, deseo, miles de sentimientos juntos, pero suavemente, dejando todo en ese cálido y húmedo beso.

Soltó sus piernas, logrando pararse en frente de mí, tomó su enorme bolso y me extendió la mano. Le correspondí sin dudarlo. Fuimos tomados de la mano hasta llegar a la calle, la cual, para nuestra sorpresa, estaba empapada. Gotas de lluvia dejaban pequeños círculos en el pavimento, el cielo se había tornado gris oscuro, las nubes se iluminaban de a ratos y el agua caía cada vez con más fuerza.

- Está lloviendo... -dijo Tae mientras se tapaba la cabeza con el brazo.

- Hasta hace un rato estaba soleado. -dije con mala gana.- Ven, compremos un paraguas. No quiero que te enfermes. -volví a hablar mientras nos dirigíamos a la tienda de la estación.

Compramos un paraguas celeste con detalles negros. No era muy grande, pero cabíamos ambos así que estaba bien. En el camino, Tae pasó por todo lo que te puede ocurrir en un día así. Metió el pie en un charco, saltó a darme un beso y al caer, salpicó agua con tierra para todos lados, se resbaló y cayó, dándose el trasero con la acera, miró hacia arriba, asomándose del paraguas, y le entraron gotas en los ojos. Tuve que llevarlo a caballo las tres cuadras que faltaban.

- Perdona por esto, sabes que no lo hago a propósito. -me dijo al oído mientras me abrazaba por el cuello. Iba sentado en mi espalda, por lo que estábamos casi a la misma altura.

Butterfly... •VHope•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora