Madrugada del domingo 19 de septiembre

35 4 1
                                    

En cuestión de segundos Elisabeth y yo estábamos empapadas hasta los huesos. Hacia bastante frío y por si fuera poco, el viento empezó a ponerse en nuestra contra.

-¡Idiota! ¿Pero a ti que te pasa?- le grité.

No fue capaz de darme una respuesta. Parecía que se encontraba en estado de shock, y con aquél frío, no la culpaba. Pero más bien estaba preocupada por su maquillaje. A diferencia de mi, Elisabeth se había puesto los kilos de maquillaje y ahora todo eso se le escurría por la cara. ¡Parecía que se estaba derritiendo!
Para mi sorpresa no me dijo ni media palabra, parecía incluso arrepentida de haberme tirado.
Logré salir como pude de la piscina mientras el frío me mataba lenta y dolorosamente.
Afortunadamente, había traído las converse, aunque el único inconveniente era que estaban en el coche de Brandon y para encontrarlo entre la multitud iba a costarme la vida.
Ágilmente, pude sentarme en el borde de la piscina mientras todos le prestaban atención a Elisabeth, ¡solo era agua!, tampoco se iba a morir...
Mientras pensaba en las diferentes formas de estrangularla por lo que me había hecho, vi un rayo de esperanza justo cuando vi a Nick acercarse hacia mi.

-¿Pero qué narices te ha pasado? Te dejo sola un segundo, y te pones de agua hasta el cuello...
-Que gracioso. Ha sido la idiota de Elisabeth.
-Parece que no cambia...
-¿Siempre ha sido así?
-Siempre es así con las chicas que se acercan a James, y si encima el está por ellas...
-¿Quieres decir que le gustó a James?
-Mia, no llevo aquí ni una semana y ya me he dado cuenta.

Me quedé mirando a Nick con sorpresa. Ya iban dos personas que me decían lo mismo, pero si era así, ¿por qué James no me había dicho nada?
En cuanto el viento hizo de las suyas, volví a estremecerme y poner los pies en la tierra.

-Me... me estoy congelando.
-Tengo una idea.

Empezamos a caminar hasta detrás de la casa donde no parecía haber mucha gente. Aproveché la oportunidad de poder quitarme los incómodos tacones que ya me habían pasado factura mientras Nick me hablaba.

-Ten, ponte mi camisa. Creo que te quedará a modo de vestido. Yo me quedo la sudadera y arreglado.

Dudé varios segundos pensando que hacer, pero era la mejor solución si no quería coger una hipotermia.

-Está bien. Brandon tiene en su coche mis converse...
-Vale. Vistete y vamos a buscarle.
-Vale... Pero date la vuelta.

Pude ver cómo Nick sonrió y se dio la vuelta mientras me pasaba su camisa. Rápidamente me quité el vestido mojado para ponerme la ropa seca. En otras circunstancias, ni loca me hubiese quitado nada delante de nadie, pero siendo la única solución para no morir congelada...

Efectivamente, tenía razón. Su camisa me quedaba por encima de las rodillas y más abajo de mis muñecas. Era obvio que no era mía, pero no hubiese quedado nada mal si le pusiera un cinturón... Nick se quedó varios segundos sin nada puesto en la parte de arriba y como no, mis ojos se fueron en aquella dirección . Su cuerpo estaba trabajado. ¡Joder si lo estaba! Aparté rápidamente la mirada de su pecho pero fue tarde. Nick alcanzó a verme y sonreírse a si mismo mientras yo miraba hacia el suelo.

-¿Ya estás no?
-Sí. ¿Cómo piensas ir a buscar a Brandon conmigo? No pienso pisar el suelo pegajoso y mucho menos ponerme estos malditos tacones.

Tres segundos. Fueron tres largos segundos los que nos quedamos mirándonos. Mis reflejos últimamente fallaban porque sin esperarmelo, Nick me pasó una mano por detrás de mis rodillas y la otra apoyada en mi espalda.

-No quieres pisar el suelo ni ponerte los tacones ¿eh? Pues te llevo en brazos.
-No pienso dejar que tú, me lleves en brazos.
-Pues desde luego yo, no pienso dejarte sola en esta fiesta. Ya es de madrugada y la gente, bueno, la gente... Digamos que ya han dejado de ser personas.
-¿Y a ti qué más te da que me pase algo?
-Sí te pasará algo esta noche, Brandon intentaría matarme, y puede que hasta James...
-Que gallina.
-Yo diría más bien sensato.
-Uf, menudo tonto.
-Si, pues este tonto te recomienda que cruces las piernas o toda la gente no te quitará la mirada de encima.
-¡Idiota!
-De nada.

Cuando entramos dentro de la enorme casa, había cambiado totalmente el ambiente. Había gente tambalenadose, otros dándose el lote y otros... Bueno, otros parecían contemplar la nada. A lo lejos divisamos a Brandon hablando con James y alguna que otra chica borracha.

-Eh Brandon, necesitamos las llaves de tu coche.
-Hombreeee, mi hermaanastraaa. Veen aquí.
-¡¿Brandon estás borracho?! Nick, bajame.
-Ssssno.
-Vayaa, qué ráápida.
-¿Y tú también, James? ¡Joder!
-Tuuuu Nick, ¿qué tal con Mía? Habéis siido muuuy rápidos ¿eh? Hasta lleva tuu camissa.
-¡¿De que estás hablando James?! No ha pasado nada y tampoco es asunto tuyo. ¿Ahora qué hacemos con vosotros?
-Yoo quiero lo mismo que has hechooo con Nick.
-Mia, no le hagas ningún caso. Está borracho y lo único que va a hacer es decir estupideces.
-Sí, lo sé pero ¿qué vamos a hacer con ellos Nick? Son mis amigos, joder.
-Vale, tranquila. Los vamos a llevar a sus casas y mañana que vuelvan a por los coches. Aquí no les pasará nada.
-No... No puedo dejarles solos y menos  así. Además en casa de Brandon no pueden verle así. ¿Qué vamos a hacer?
-Podrías trae...
-¿Mia?
-¡Steph!¡Alan! Mi salvación.

--------------------------------------

¡Buenas!

Últimamente no me ha venido mucho la inspiración, pero espero que no os haya defraudado.

Por cierto, hoy es viernes, lo que quiere decir que estoy cumpliendo con mi promesa de subir capítulo. Incluso me siento orgullosa.

¿Qué hará Mía con esos dos?
¿James realmente quiere a Mía o no ha olvidado a Elisabeth?
Lo que se le avecina a Mía...

¡Nos vemos el próximo viernes!

El diario de MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora