Enamorada de mi ángel guardián

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¿Enamorada de mi ángel guardián?

🇬🇧Capítulo 1:

-¡¡Hanna se te hizo tarde de nuevo!!- Gritaba mi mamá desde la cocina.

Tiré mis sábanas con rabia, odiaba madrugar. Me metí a la ducha. No demoré mucho al salir, me puse unos shorts blancos con un buzo negro y unas converse.
Mi cabello estaba controlable hoy, ya que cuando le daba la gana se convertía en una bola de pelos. Era largo y ondulado, y con las puntas de un color azul marino. Lo amaba.

Llamada:
- Hanna, hace media hora estoy afuera esperándote como pendeja- decía Elisa como loca en el teléfono.

- Ya cálmate Miller estoy lista -colgué antes de recibir más sermones, ya era suficiente con mama y Marshall.

-¡Hasta que al fin sales!- dice Elisa a punto de un colapso cerebral.

-Lo siento, se me hizo algo tarde-dije con una sonrisa.

-Si, un poco-dijo burlona mientras conducía.

Al llegar a la escuela la secretaria me detuvo.

-Señorita Smith-me dijo muy amable como siempre.

-Buenos días Nancy.

-Aquí tengo su nuevo horario, ya que me dijeron que necesitabas cambiar una clase, y laboratorio era la única disponible- dijo tendiéndome una hoja que anotaba mi tranferencia de clase.

-Oh, esta bien, no importa-le dije recibiendo la hoja.

-Bueno iré a mi clase de inglés-dijo Elisa haciendo una mueca de disgusto-nos vemos en álgebra- se despidió desapareciendo en medio del tumulto de adolescentes que había en el pasillo.

Mire la hoja. Me tocaba clase en el salón 202. Subí las escaleras y entré al salón. En el cual ya estaba el profesor y todos los demás observándome.

Grata sorpresa cuando entré. Nótese mi sarcasmo.

-¿Señorita Smith, verdad?- dijo el profesor interrumpiendo la clase-llega tarde, otra vez.

-Si soy yo, disculpe-si ya me di cuenta-pensé. Éste se había graduado de cómo ser obvio seguramente.

-Atrás hay un asiento libre-dijo y volvió su vista al tablero- trate de ponerse al día luego.- añadió y esuché risitas estúpidas mientras iba a mi asiento. Idiotas.

Me senté en el último asiento y vi a mi compañero. Un chico...diablos...si se le podía llamar chico. Su cabello era liso, un poco corto y negro, estaba despeinado lo cual le lucía muy bien, sus ojos eran de un azul claro, pero los más profundos que he visto, además llevaba unos pantalones negros ceñidos muy bien a sus piernas, una camisa en V blanca la cual le hacía lucir muy bien sus músculos. El chico estaba, en lenguaje femenino, ardiente ¡qué digo ardiente! Él podía revolucionar a medio pueblo y estaba segura que estaba conciente de eso.

Me senté y pude ver que hacían una clase de experimento químico. En la mesa habían unos tubos de ensayo con líquidos de colores y varios vasos de medida, básculas, entre otras cosas.

-Hola linda-dijo mi compañero guiñando el ojo. ¿Por qué siempre empezaban así? Parecían tener un tic.

Me volví al pizarrón, copiando en el cuaderno las indicaciones que el profesor había escrito.

-Hola- le dije sin siquiera mirarlo. Podía ser todo lo ardiente y sexy que quisiera, pero lo arrogante se le notaba a kilómetros.

-En el envase de mayor tamaño agréguenle los dos líquidos: azul, morado y el especial- indicó el profesor, haciendo una muestra para el salón.

El chico tomó el líquido rojo y el azul para vertirlos.

-Era morado- dije rodando los ojos.

-¿Qué?-dijo confundido pero con una sonrisa burlona.

-El líquido. Era el azul y morado tonto.

Sólo sonrió, tomó el líquido azul y el morado los echó en el envase y después tomó 3 colores más y los vertió. Espera...¿qué rayos...?

-¡¿Qué estás haciendo?!- levanté la voz al ver lo que había hecho. El muy estúpido sólo río. Intenté quitarle un tubo que estaba a punto de vertir, pero los 3 líquidos se combinaron en un líquido de diferentes colores y olor extraño.

-Oh oh- pensé al ver la reacción. Él solo río, ¿qué acaso era lo único que sabía hacer? El líquido empezó a crear espuma de colores y a salpicar lo cuál nos caía sobre las batas y los lentes.
La reacción explotó, bañándonos en un arco iris espumoso.

Estúpido. Estúpido. ¡Estúpido!

-¡Mira lo que hiciste!- grité al ver como mi bata ahora no era blanca, sino una pegajosa tela multicolor con el líquido escurriendo de las mangas hacia mis manos. Ugh.

-Black, Smith ¡A LA DIRECCIÓN AHORA MISMO!-gritó el ya irritado profesor.

El de apellido Black se levantó de la silla y yo tome mis cosas y me encaminé a la puerta.

Una palabra: Idiota.

Al salir no le dije ni una palabra, ya que estaba segura que usaría todo mi repertorio de insultos. Me dirigí a los baños y me miré al espejo. Genial, lo que faltaba, estaba pintada en todas partes, mis jeans, mis manos y parte de mi cabello. Me lavé lo más rápido que pude, me quité la bata y la colgué en mi hombro. Salí y Black seguía riéndose. Es increíble que esto le parezca gracioso.

-Oye-le interrumpí enojada- ¿podrías callarte? todo esto es tu culpa.

-Perdón si quería un poco diversión- lo fulminé con la mirada y seguí caminando-¿como te llamas linda?

-¿ Acaso te importa?-le dije fría- y deja de llamarme linda, inútil.

Soltó una carcajada y yo bufé. Arrogante, estúpido, inútil, podría seguir, pero ya habíamos llegado a la oficina del director. Yupi.

*Un rato después*

-Los dos se van a ir. Tienen sólo este día de suspensión y llamaré a sus padres. Para la próxima será peor, no la provoquen.- dijo el director Weasley, obviamente enojado-no me sorprende mucho de ti Matthew para ser sincero- Matthew rodó los ojos. Obviamente no le importaba- y usted señorita Smith, tampoco es que sea una santa a decir verdad.

Me sobresalté un poco cuando lo dijo y escuché una risa a mi lado, volteé para estrangularlo con la mirada. Juro que si las miradas mataran, él ya estaría a veinte metros bajo tierra.

-¿Disculpe?- volví a ver al director, que ahora me miraba con ambas cejas levantadas y una mirada que decía que no lo podía engañar. Ok, era un poco cierto. Elisa y yo hacíamos muchas travesuras. Odiaba seguir las reglas a veces-Ok,ok, pero le juro que hoy fue culpa de él- lo señalé y este sólo me guiñó un ojo a lo bufé y me tiré en el asiento.

Weasley, obviamente frustrado, se arregló el puente de sus lentes y nos corrió.
-Sólo salgan de aquí.

Salí de ahí enojada, y con una suspensión por el resto del día, y sólo eran las..¡¿10 de la mañana?! No me jodan.
No sabía cómo irme a casa. Elisa estaba en clases y ella me había traído, así que lo único que quedaba era caminar 10 calles hasta llegar a mi casa.

Salí al estacionamiento y busqué el auto de Elisa. Un Toyota rojo brillante era fácil de encontrar. Dejé una nota en el para brisas diciéndole que me llamara cuando lo viera.

-¡Hey! Linda ¿quieres que te lleve?- dijo el llamado Matthew, recostado en su auto un deportivo negro y con una pose digna de una película ochentera.

-¡Já! No. No gracias, ya has echo suficiente- le dije seca y luego señalé mis preciados jeans- ¡mírame! ¡parece que un unicornio vómito en mi!

Aunque estaba molesta, él parecía impasible, riéndose de mí.

-Oh vamos Smith, sé que no tienes quien te lleve- dijo acercándose con un paso lento- además no querrás caminar con este sol, y creó que pronto va a llover. Te ahorro la cuenta de la tintorería, o el tener que lavar tú misma- dijo tratando de tocar mi brazo. Rápidamente lo esquivé y lo miré seria. Lo último que pensaría hacer, sería compartir auto con él. Ni loca.

-¿Cómo sabes que no tengo quién me lleve?- le dije cruzando me de brazos.

-Sólo lo sé- dijo pasando una mano sobre su cabello negro puro.- Entonces, ¿te llevo?

-Prefiero caminar y mojarme, que pasar más tiempo contigo- me fui caminando antes de que me dijera algo más. No estaba de humor para seguir discutiendo. Salí de la escuela, pero aún me faltaban 15 o 20 minutos para llegar a mi casa. Ya llevaba 5 minutos y comenzó a llover.

- Menuda suerte la mía- murmuré mientras intentaba taparme con mi mochila- Enserio esto no pude ser peor- dije enfadada mientras intentaba correr rápido. Estaba empapada.

Luego escuché la bocina de un auto. Matthew salió de éste con un paraguas blanco.
-vamos no te hagas del rogar-Hubiera dejado a mi orgullo tomar el control, pero estaba empapada y no tendría caso seguir caminando bajo la lluvia

"Ya definitivamente no puede ser peor. Qué más dá" pensé. Enseguida me subí al auto sin decir una palabra.

-Estás mojada-dijo burlándose y guardando el paraguas en el asiento trasero.

-Cállate y conduce- dije sin quitar la mirada del frente. Sin decir nada siguió y llego a mi casa.

¿Cómo rayos sabía donde vivo?

-¿Cómo rayos sabes donde vivo?- repetí mis pensamientos algo espantada- si eres un acosador dímelo ya para saber que tengo que denunciarte apenas baje del auto- dije mirándolo fijamente. Yo sabía que no me acosaba- antes de hoy nisiquiera habíamos cruzado palabra- pero igual era raro. Muy raro.

-Te sorprenderías de lo que sé- dijo con una sonrisa pícara, y se volvió a mí- ¿y bien? ¿No piensas bajarte? Mira que traerte es una cosa, pero tu no me vas a secar los asientos ¿o sí?- dijo quitándole el seguro a las puertas.

-Tú...olvídalo. Adiós- me bajé del auto y busqué llaves en mi mochila- totalmente empapada también- hasta que las hallé y empecé a abrir la puerta.

Una mano bloqueó la mía en el picaporte y me volteé.

-¿Y no te despedirás?- preguntó como niño pequeño. No sabía si reírme o golpearlo.
"Tranquila Hannah" me habló mi subconciente.

Lo miré con rionía.
-Mmm, creo que lo hice hace 5 minutos. ¿Tienes poca memoria?

-Me refiero a una despedida correcta- dijo acercándose a mi. Podía sentir su respiración a medida que se acercaba. Este tipo es un mujeriego increíble.

-Wow, alto ahí Casanova-le dije apartándome y soltando una risa-a ver, cierra los ojos- le susurré, cuando vi que lo hizo entré a la casa y le cerré la puerta en la cara- Adiós niño bonito.

Escuché su gruñido, y luego el motor de su auto, indicando que ya se había ido.

Ese chico es inposible. Aunque es muy lindo, pero...¡Al diablo con que es lindo! Todo lo demás lo daña. Subí a mi habitación a darme una ducha, vi como los colores se desvanecían con el agua. Me demoré unos 10 minutos. Me relajaba mucho bajo esa lluvia artificial- muy diferente a la que caía afuera- aunque lo que más hacía era pensar.
Matthew. Reí sólo al recordar como le había cerrado la puerta en la cara.

Matthew 00
Hannah 01

Salí de la ducha y me puse ropa cómoda. Tomé mi celular y vi un mensaje de Elisa.

Eli: ¿Donde estas? Te he dejado 4 llamadas, ¡RESPONDE!

La llamé enseguida. A los pitidos contestó.
Llamada:

-Hola Eli...

-¡Hannah Avril Smith! ¡¿dónde diablos estás metida?!- respondió histéricamente e interrumpiéndome- ¿sabes cuánto te he buscado?

"Probablemente no mucho" pensé.

- Eli, primero, se dice hola al responder una llamada- la oí resoplar al otro lado- y segundo, me suspendieron a la segunda hora y tuve que volver a casa.
-¡¿Qué!? ¿Por qué? ¿Cómo?- dijo confundida lanzando pregunta tras pregunta.

-Porque el idiota de mi compañero de laboratorio se volvió loco y empezó a mezclar todos lo líquidos raros que encontró, y eso explotó haciéndonos quedar como si un arco iris no subiera vomitado encima. El profesor nos mandó a la dirección y aquí terminé.

Pude escuchar su risa al otro lado de la línea al oír mi relato. La verdad esque habría sido divertido, sino hubiera sido por ya saben...la suspensión y la mala compañía.

- Que gusto que te haga gracia. Mala amiga- le reproché, pero sólo conseguí reírme con ella.

- Y bien, ¿quién fue el idiota que te hizo eso cariño?- dijo en tono maternal.

-Un tal Matthew Algo- le dije sin mucha importancia- es el típico chico no-me-importa-nada que todo lo ve como un juego.

-¿Matthew Black?- dijo..¿sorprendida? ¿Lo conocía?

-Sí. ¿Por qué? ¿Lo conoces?- pregunté. Elisa no era cotilla, pero sabía de algunas cosas.

- ¿Conocerlo? Es el chico más jodidamente atractivo de toda la escuela. Todas las porristas y chicas están detrás de él, pero no les presta atención, ya sabes, como en las pelis- dijo y yo asentí aunque no me estaba viendo.

-Pues no se pierden de mucho-dije mientras bajaba a la cocina- el tipo es un arrogante, inútil, payaso, y mujeriego. ¡Hasta ha intentado besarme cuando me trajo a casa! Se pasa.

Al decirlo, escuché una tos de su parte. Mierda, para qué lo dije.

- Espera, ¿qué?- dijo - o prácticamente gritó- en el teléfono- ¿Matthew Black te dejó en tu casa e intentó besarte, todo junto? Porfavor dime que es una joda- dijo de lo más emocionada. Corrijo, sí es una cotilla.

- No, no es joda. Pero no pasó nada y sólo consiguió un golpe en su hermosa nariz ,cortesía de mi puerta- dije sonriendo victoriosa y tomando un jugo de la nevera.

-Bueno, después te hablo porque tengo que ir a historia, pro no te salvas de esta- dijo en tono amenazador- te dejo chau.

-Sí, sí, lo que tú digas. Bye- dije y colgué.

¿Quién eres, Mattew Black?

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