Sorry
Debajo de aquel árbol de cerezo, se encontraba el ojiazul, pensativio; deliraba aquel nombre "Anthony", recordaba aquellos momentos en los que estuvo junto a él, esos besos y caricias tiernas que el castaño le hacia mientras dormía en ese sillón de aquel enorme cuarto, en el cual todas las tardes Tony se la pasaba.
Un golpe inesperado hizo que Steve volviera a la realidad, al ver la pequeña rama que lo habia golpeado, miró hacia arriba del árbol para ver de donde provenia, en vez de encontrar la causa encontró una silueta muy familiar, que a la luz del sol impedia ver aquel rostro de aquella silueta.
En un momento de reflexión Steve, pensó que podría tratarse de una silueta formada por las ramas del árbol, volteando hacia el otro lado; se llevo una gran sorpresa, al escuchar la voz de Tony llamando por su nombre y sin ningun rastro de emoción al hacerlo, al ver la expresión de Tony, Steve se sintio mal al recordar los momentos en los que esa persona al pronunciar su nombre lo hacia con un amor que pareciera que iva a desbordarse de alegriay esos ojos se veia un brillo que nunca vio en ninguna persona, ni siquiera en losmde Peggy. ¿A donde habia ido todo ese amor y alegria de aquel castaño?, ahora lo que podia observar en esos ojos almendras era un vacío, frío que no parecia tener fin...
-Tony..- respondió el rubio, mientras se miraban uno al otro con una tristeza tan profunda que cualquiera lo notaria.
Con una mirada se dice más que mil palabras
Esto era lo que sucedia durante los minutos, que parecian eternos, acompañado con el silencio ensordecedor... un ambiente muy pasado para cualquiera
De esos ojos color almendra que empezaban a tornarse rojos, acompañados con lagrimas, llamando la atención de él rubio que al instante reaccionó abrasándolo fuertemente como lo más apreciado y delicado que tubiera en el mundo, sin dañarlo, que era lo que menos queria hacer.
Esta acción fue correspondida por el menor, quien se aferro a su pecho la más que pudo para no perderlo, impedir que se fuera de su lado y lo dejara en este mundo frío sin piedad. No queria dejarlo ir, no otra vez, el actuar sin antes escuchar alguna explicación o dejarse llevar por su ego y actuar como idiota, el decirle palabras que sabía que lo lastimarian, pero que en el fondo eran falsas.
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