Capitulo 1

40 1 0
                                    

       

Recuerdo como desde pequeña había sufrido por el siempre hecho de que no me gustaban los viernes. Había crecido con un odio desmedido hacia ellos y ahora puedo odiarlos con razón. Los viernes tocaba francés y psicología, lo que le sumaban peso a mi odio. Y si, tal vez parece que mi vida no es del todo palpitante; pues quiero aclarar que es cierto. No era nada más que yo, yo y Loretta (Mi mejor amiga en cuestión); no necesitaba mucho mas. Ese viernes 25 de Mayo de 1997, se había lucido por ser un día mas de Mayo de 1997. Fuera de despertar y respirar yo no hacía mucho más en el metro ese día, solía ver a las personajes sentadas y tratar de descubrir que pensaban. Curiosamente a los 7 años, caminaba por Bolognia y una mujer de cabello negro largo, me grito que mi vida se basaría en leer a los demás. Francamente la mujer estaba loca, pero le creí. Hubiera seguido ahogada en mis pensamientos pero pude ver a Leticia subir al tren contoneando todo lo que tenia. Leticia era la dama de Oro del instituto, relaciones perfectas, notas perfectas y un carácter "ejemplar"  perfecto. Tras ella la seguían su lista infinita de pretendientes que muy obviamente la seguían sin alguna de esperanza de ser atendidos por ella, pero aun así la seguían. Seguían ese cabello corto de color negro que estaba más seco que los sentimientos de una enfermera de colegio. Decía nunca equivocarse, pero presumía su muy suave corazón que cada vez que pisaba una hormiga se encogía su corazón , pero ella no sabía (si sabia) que al caminar pisoteaba más que hormigas. Quede claro que el 25 de Mayo no fue exactamente mi día, mi examen de aptitud había resultado confuso y debía ir a consejería hasta que pudiera ver mi camino hacia el futuro. A Loretta las cosas le iban mejor que a mí, ella mostraba su carácter hasta en sus exámenes y estas cosas siempre apuntaban a que sería una diseñadora.

-Loretta, el día que tenga un auto y por secuencia una vida, llora conmigo.

-Pia, Te haces la pesimista por un examen, un examen que no dicta nada, solo graficas que quieren controlar nuestra vida.

-¿Te enteras que tu examen salió más que claro y el mío no, verdad?

-¡Claro que me entero! -Sonrió pero al ver mi gesto de desaprobación dijo:-Vamos, iremos a casa y veremos alguna película.

-No estoy de humor, si pudiéramos ver el show de Victoria's Secret tal vez si me pondría mejor...-Dije en un tono nostálgico.

Como era de esperarse si había convencido a Loretta. Loretta y yo, habíamos sido amigas toda la vida sin excepciones. Ella era tan contraria a mí que yo no entendía realmente qué clase de amistad habíamos llegado a formar; Pero sin duda funcionaba y no tenia propósito de terminar nunca. Loretta y yo, salimos hacia la estación de metro, ese día íbamos especialmente atrasadas , con 2 minutos por delante de nosotras y dos mochilas en nuestras espaldas. Corrimos por una buena parte de la línea roja, y tras tanto correr, encontramos el metro ahí en nuestras narices .Era una nube de gente en la puerta y Loretta se había separado de mi lado por el tumulto.

-¡Loretta! ¡Loretta, Espera!- Y tras terminar ese grito, la puerta se cerró dejando a Loretta adentro y a mi fuera.

Si, no era mi día. Me quede sentada en el suelo viendo a el metro irse y a Loretta con sus mejillas rojas tratando de mirarme por la ventana. No podía hacer nada más que esperar el siguiente, no era mucho solo 10 minutos ya que un tipo se tiro a las vías en medio de la línea 1 del metro. No era la única que tenía un mal día, la mujer frente a mí de labios hinchados y de un cabello rubio no se miraba muy agradecida con el tipo que se había suicidado. Aunque se miraba plástica , no parecía una mujer falsa por decirlo de alguna manera; miraba con recelo a los hombres, como si su mismo esposo fuera de aquellos que la engañaba pero sabia comprar su silencio con bolsas  Louis Vuitton. Cuando por fin pudimos irnos, todos en el metro miraban los relojes de sus muñecas con cierta angustia. No me sentía apurada, quiero decir Loretta no se iría a menos de que su hermano la fuera recoger, cosa que sería un problema. Las cosas cambiaron cuando baje del metro y aquí es donde empieza todo. Todo se torno denso, como si las palabras se mantenían en el aire ondeándose, la oleada de personas tras de mi corrieron fuera dejándome aturdida. Todo brillaba, las propagandas de Levi's llenaban las vitrinas. Y la vieja propaganda del joven que decidió quitarse los pantalones, sentarse en ropa interior en una de las sillas de una lavandería mientras sus Levi's se lavaban. Era la revolución de la moda y las modelos; todo Milán aspiraba al buen gusto y a Cindy Crawford o Linda Evangelista. Todo Milán dejaba en claro su triunfo en la moda, los 90'de Calvin Klein y Kate Moss. Me desplome hacia el suelo tras el mar de personas y llego. Aunque suene imposible todo eso paso en menos de un minuto, y en un cerrar de ojos un chico de sonrisa amplia estaba frente a mí. Esto a mi no me pasa.

-Creo que te enteraste de que muchos vieron tu caiga triunfal fuera del metro, Lariza.

Hablaba en tono burlón, y me miraba como una boba; y para empeorar me había puesto nombre sin siquiera conocerme.

-Si te enteras, tu gran ayuda no es algo que me impresione...¿Roberto?

-Alphonso. Alphonso Genarro.

-Decirle tu nombre a desconocidas no es la mejor manera de tontear con una chica.

-Yo no tonteo nunca, además yo te conozco.

-Oh cierto, se me olvida que paso por este metro seguido, tal vez me viste algunas .Continuo, mi amiga me espera.

-Pia, veo que sigas escapando de los demás, te he estado buscando.

-Increíble adivinaste mi nombre, ¿Voy y te compro un cannoli?

-Cuando nos veamos otra vez aceptare con gusto, Salvatrice.- Se dio media vuelta y corrió el camino de la línea 2.

-¿¡Salvatrice?! ¿Es que yo solo atraigo gente loca, Dios?

-¡Es porque eres magnética, Pi!

Ya había escuchado eso antes.

                                                                          ...

Loretta estaba en la entrada de la estación y no quería ir a contarle todo lo que me había pasado, porque ya se veía bastante confundida.

-No vuelvas a dejarme,  Loretta.

Milán estaba de cabeza gracias al Giro de Italia, y era curioso como vivíamos en un lugar donde había que tomar el metro y caminar para llegar a casa. En invierno este recorrida era más divertido, pero en Mayo no lo era. Desde que llegue a Milán, Loretta y yo nos acostumbramos a pasar por Channel siempre que podíamos y sabíamos que algunas vez trabajaríamos allá. Yo vivía en el norte de Milán, con mis papás y a diferencia de Loretta que tenía una familia muy grandes, nos comportábamos como hermanas en casa. Estaba muy tentada de decirle a Loretta lo de la estación pero eso sería hacer muy grande lo que había pasado y yo no quería tal cosa.

-Loretta, ¿Conoces por casualidad a algún Alphonso?

-¿Segundo nombre?

-Ah...¿Genarro?

-¡Ah, Genarro!

-¿Como que, !Ah Genarro!?

-Estaba en Español con nosotras, se sentaba en frente de la clase , ¡El tenia la sonrisa fastidiosa!

-¿Qué? No, ese era Federico.

-Genarro, no había ningún Federico en la clase.-Me miro con una cara de confusión increíble.- Pia tu lo besaste.

-¿¡Yo?! Yo no, ¡¿Qué?! No, no Celestina.- Loretta me seguía viendo confundida.

-¿Eres Magnética, Pi?-Me miraba, esperando alguna señal.

Alphonso estaba muy adentro de mis pensamientos, y ni siquiera lo recordaba. Aclaro de que tenía 9 años y no fue un beso, pareció un beso pero no lo fue.

-Pero él se mudo a Módena, no creo que recuerde una bobada así.

-Había escuchado de que había vuelto, pero no te dije nada porque no me pareció necesario. Automáticamente me tire en mi cama.

-Pero, ¿Como me reconoció, no me digas que me veo a como cuando tenía 9?

- También me dijeron que había preguntado por ti, igual no te dije nada porque no me pareció importante.

-Loretta, necesitamos hablar sobre las cosas que son realmente importantes para contarle a Pia, ¿Si?

-Lo siento. Y a tu pregunta, ya no pareces de nueve quiero decir tienes 15 más o menos.

-Que graciosa, ya voy a cumplir dieciocho.-Le dije mientras le tiraba los cassettes que tenía en la mano.

Eres magnética, Pía.

Escandalo en MilánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora