Carta que no leer

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Hola, pequeña.

Estaba pensando en que hace mucho que ni te escribo ni me paro a escribir como dios manda. Estoy en clase, en tu viejo instituto. Irónico haber llegado hasta aquí por ti, y ahora sin ti. Ojalá pudieras estar conmigo. A nadie le gusta, pero imagino que ésto debe de ser mejor que la mierda en la que estás. Dejo de lado mis obligaciones por un rato para escribirte algo que no sé si llegarás a leer, y que si lo haces, será mucho después de que se seque la tinta del bolígrafo sobre esta hoja.

Hoy es día ocho. Antes habría sabido exactamente cuántos años y meses han pasado desde aquella noche, pero ya no. La perspectiva que he conseguido con el tiempo me ha hecho darme cuenta de muchas cosas, entre ellas, que te debo una disculpa. Bueno, te debo demasiado, realmente demasiado. Recuerdo cuando me acusabas de amarte los martes y odiarte los miércoles, de mi constante balanceo entre el ni contigo ni sin ti. Sinceramente, y con la mente en frío: te amo tanto que no sé cómo llevarlo. Es ya sin duda mi mayor certeza: te amo. Tu ausencia pesa mucho, y me pregunto si existe aún esa orilla al otro lado del mar aunque no la veamos, ese destino que quiere vernos juntas. Me pregunto si se lo habrá tragado alguno de nuestros desastres naturales. Si hay alguna razón para que siga sintiendo un vacío en el estómago cuando pienso en ti, además de porque ahora tengo hambre. Porque si existe un camino a tu lado, todavía estoy dispuesta a buscarlo… porque es el único que quiero. Porque todo este tiempo he estado perdida, vagando sin ruta, sin encontrar ninguna.

Me sabe mal por el profesor, se merece que atienda a su clase… me ha ayudado bastante. El otro día le confesé la verdad: le hablé de ti y se me escaparon las lágrimas. Le hablé de nosotras y de cómo fui incapaz de saber estar a tu lado. “¿La querías o la quieres?”, me preguntó. Y no pude responder, se me atragantaron todos los “te amo” que no he podido decirte en este último e interminable año. Se quedaron dentro de mí y se pudrieron porque no deberían estar ahí, sino haciendo eco en tus oídos, convertidos en susurros. Se quedaron dentro de mí y me arañaron las entrañas, deseando salir. Se mezclaron con toda la mierda que guardo y se infectaron, haciéndome enfermar.

¿Sabes? Corté con aquel chico el 8 de julio y no he querido volver a besar a nadie más. Te extraño con todo mi corazón y deseo más que nada en este mundo volver a tu vida y comprenderte de una puta vez. Aprender a quererte de la forma que lo necesitas. “Sólo sé que estoy borrando lo que un día te hizo daño”.

Hace un año que no te beso… ¿cuánto hace de aquella noche? Si te preguntas cuánto llevo enamorada de ti, esa es la respuesta.

Se suponía que este iba a ser un texto en condiciones, pero de nuevo, tan sólo es otra vomitona de pensamientos. Y es que ya lo he dicho antes, estoy enferma: se me revuelve todo y lo echo de mala manera, y da asco… pero así soy yo, un puto desorden incontrolable.

Acaba de tocar el timbre y quiero escribirte más y más, tengo demasiado que decir...

Pero tal vez ya es tarde.

L. 08/11/2013

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⏰ Última actualización: Nov 09, 2013 ⏰

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