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En ése momento, el único ruido en la habitación eran los de las herramientas que el joven usaba para esculpir el mármol.
La expresión en su rostro mostraba lo entregado que está al arte. Extremadamente concentrado, nada lo detendría. Tenía el cabello hasta por debajo de las orejas y agarraba con una liga la parte del copete para que no le estorbara a la vista,cubría su rostro con una descuidada y larga barba y usaba siempre ropa holgada que le permitiese estar cómodo. No se preocupaba mucho por su aspecto físico, pero eso era lo que se veía tan bien en él.

Mientras tanto, al otro lado del cuarto, estaba posando desnuda una bellísima mujer de cabello y ojos negros. Inmóvil. En éste instante no muestra mucho de sí misma, pero suele ser una dama muy extrovertida, sensual y enérgica.

Aunque no lo parezca, éstos dos polos opuestos, eran pareja. Pero, además de su relación, sin duda algo más compartían: la increíble paciencia y dedicación. Tal vez eso fue lo que los unió.

— Bien—Sonó por fin una palabra por parte de Eli, el chico.—Acabamos por hoy. Mañana por fin estará terminada.— Se refería a ésa escultura de mármol en la que ambos habían trabajado durante un año. Él de escultor, y ella de modelo.

— Perfecto.— Dijo An sonriendo mientras dejaba la posición que había mantenido por tanto tiempo y estiraba su cuerpo para relajarse.— Deja de verme, me pone nerviosa.—El chico la miraba de arriba a abajo.

— Es que tú...— La miró a los ojos y sonrió antes de continuar. Pocas veces lo hacía. Es decir, era tan callado y serio que pocas veces sonreía.— eres perfecta.

Sorprendida y conmovida, la única respuesta que a An se le ocurrió ante tan lindo gesto, fue un delicado beso en los labios de Eli.

— Deberías hacer eso más seguido. Me encanta.— Opinó, aún con las manos alrededor del cuello de su amado.

Todos suponemos ya, lo que pasó después.

Se levantó para preparar el desayuno y después de un rato se escucharon los pasos lentos de An entrando a la cocina

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Se levantó para preparar el desayuno y después de un rato se escucharon los pasos lentos de An entrando a la cocina. Se sentó en frente de él y comenzaron a comer.

— Hoy te lo diré. — Dijo aún adormilada.

— ¿Qué cosa?

— Lo que te prometí cuando comenzamos a hacer la escultura hace un año. Un secreto. Dijiste que hoy la terminaríamos, así que hoy te lo diré.

— Pues adelante, dime.

—Aún no. Te lo diré hoy en la noche, cuando la escultura esté completa. — Suspiró y miró hacia abajo como si buscara ocultarse. — ¿Sabes? Realmente es algo íntimo y... no quiero perderte.

Eli abrió los ojos como platos, soltó la cuchara con la que estaba comiendo, levantó el mentón de la chica y...

— No,no. Sea lo que sea, nada es tan grave como para cambiar lo siento por ti.

Ella sólo comenzó a llorar.

—An...

— Prométemelo.

Eli se paró de su silla y abrazó aAnpor detrás, le besó la cabeza una y otra vez y le limpió las lágrimas con su pulgar.

— Te lo prometo An, claro que te lo prometo. Ahora come, hice el desayuno pensando en ti.

An finalmente rió. Eso los tranquilizó a ambos. Ahora solo quedaba esperar a la noche.

Nuevamente, el único ruido en la habitación, eran las herramientas golpeando el mármol

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Nuevamente, el único ruido en la habitación, eran las herramientas golpeando el mármol. Sin embargo, la sensación era diferente. Ambos sabían que ésta noche era un nuevocomienzo, yasolo faltaban unos detalles.

Finalmente, soltó un gran suspiro de alivio, como si hubiese estado contenido la respiración todo éste tiempo. Dejó las herramientas en la mesa de trabajo, miró aAny asintió con la cabeza, autorizándole que ya se podía mover.

— Terminamos.

Ansaltó de alegría, selanzó hacia el chico y le robó miles de besos entre risas.

— ¡Lo hicimos Eli! ¡Terminamos!

— ¡Claro que sí! Vístete, tomaremos un vino ¿qué te parece?

— De acuerdo. Y... también te diré...

El chico la besó en la frente.

— Estoy listo, An. Te espero en la sala. 

La dama de piedra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora