20.- Momentos sin sentido (VI)

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Vi a Marco avanzar hacia mí con expresión preocupada. Y luego lo vi tropezar con los cordones de sus zapatos y caer junto a mis pies.
—Eres idiota —comenté viendo como se levantaba.
—Le dije a Alexandra que estaba bien con los velcros pero, ¡nooo! Los adultos llevan cordones —masculló el rubio sentándose junto a mí y sirviéndose un baso de zumo —. Es la quinta vez que me caigo hoy.
Lo miré por un momento.
—Marco, son las nueve de la mañana. No llevas despierto ni media hora.
Me apuntó con un dedo mientras apuraba su baso de zumo.
—Exacto.
Rodé los ojos con diversión. Y ahí nos quedamos, en la barra de la cocina bebiendo zumo de naranja.
Hasta que sonó un portazo.
—¡Hazlo!
—¡Ni lo sueñes!
—¡Lo prometiste!
—¡Yo no prometí nada!
Las voces de Victoria y Teresa se escuchaban al final del pasillo. Al momento aparecieron en el espacio que había entre el salón y la cocina, gritándose la una a la otra.
—¡Eso no es justo, Teresa! ¡Me lo prometiste! ¡Lo hiciste!
—¡No inventes!
—¡¿Qué demonios está pasando?! —exclamó Carlos apareciendo medio adormilado.
Vicky lo apuntó con un dedo.
—¡Tu prima no me quiere atropellar con el coche! —se giró hacia Teresa hecha una furia — ¡Atropellame con el maldito coche!
Carlos solo se llevó las manos a la cabeza y se fue a encerrarse en su habitación.
—¡No voy a cometer un homicidio solo para complacerte!
—¿Quieres palomitas? —dijo Marco inclinándose hacia mí.
—Con mantequilla.
Asintió y se fue a la cocina.
—¡Atropellame!
—¡Déjame en paz!
—Yo puedo hacerlo —dijo Alexandra sentándose donde antes estaba Marco.
Las dos chicas callaron.
—¿En serio? —preguntó Vicky con ilusión.
—Claro, me encanta atropellar cosas.
Miré a Alex que se encogió de hombros y bufé.
—¡Marco, deja las palomitas! ¡Se acabó el espectáculo!
Me puse más zumo y me giré a ver al resto de chicas. Teresa se tiró en el sofá de la sala mientras Alex y Vicky hablaban sobre su atropello.
—Bueno, bien está lo que bien acaba —concluyó la chica a la que no le gusta atropellar gente.
Ángel entró a la cocina y se sirvió un baso de zumo de naranja.
—Solo vengo a beber zumo —explicó el chico —, y a informaros de que Carlos se ha tirado por la ventana.
Santa Virgen de la Papaya.

La vida antes de la marihuana  [LHDLM (alternativa)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora