Un deseo inexplicable

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Capitulo 3:

Mientras caminaba hacia mi habitación, vi una puerta abierta. Me acerqué y noté que dentro de esta habitación, había un librero con muchos libros. Me acerqué aun mas y vi al menos tres libreros mas repletos de libros. Una sonrisa se formó en mi rostro y entré.

Ojeé algunos libros y estaba tan emocionada que me dieron ganas de leer todos y cada uno de ellos. No había podido leer un solo libro desde que tenía dieciseis años, exactamente, despúes de que mis padres me vendieran. Lo único que había podido leer, eran revistas y periódicos.

Había un escritorio y una silla en la cual me senté. Cogí un libro y comencé a leerlo, y sin darme cuenta, me había quedado dormida.

No sabía cuanto tiempo había pasado, pero sentí un aroma peculiar, como el de la camisa de Kai. Luego sentí como alguien me tomaba en sus brazos, y entonces abrí mis ojos sorprendida.

—Oh, despertaste. Quería llevarte a tu habitación ya que te quedaste dormida aqui.

—No es necesario.

Me bajé de sus brazos, aunque me había gustado estar en ellos.

—Veo que encontraste la biblioteca de mi madre.

—¿De tu madre?

—Si. Ella pasaba la mayor parte de su tiempo aqui, sobre todo los ultimos meses de su vida.

—Oh. Creo que no debí...

—No me molesta que lo hayas hecho. Me parece que piensas que cualquier cosa que hagas podría molestarme. Creo que es todo lo contrario. No importa lo que hagas, no creo poder enojarme contigo.

Sonreí, y parecía que ultimamente sonreía mucho.

—¿Prefieres dormir o deberíamos ir al centro de comercial? Si te sientes cansada, podemos ir mas tarde.

—No. Esta bien. Vamos ahora.

—Entonces iré a cambiarme. Si quieres puedes seguir leyendo, pero procura no quedarte dormida.-le guiña el ojo-.

Fue a cambiarse y le tomé la palabra, cogí el libro que estaba leyendo antes de quedarme dormida y retomé mi lectura. Pasaron 15 minutos, y escuché sus pasos acercarse.

—Estoy listo.

—Ok. Vamos.

Me levanté y lo seguí hasta la salida. Estaba emocionada. Habían pasado años desde la ultima vez que salí a caminar por las calles de Seúl. Ibamos a subir a su auto, pero lo detuve.

—¿El centro comercial esta tan lejos?

—En realidad no. ¿Porque?

—¿Te molestaría que caminaramos?

Me miró algo confundido.

—No me molesta, si eso es lo que quieres, esta bien.

Le sonreí y salimos de casa caminando. La sensación de libertad era indescribible. Me sentía demasiado feliz.

—¿Puedo preguntarte porque estas tan feliz?

—Hace mucho tiempo que no me sentía tan libre. Caminar por las calles no es algo que hacía muy seguido. Cuando estas encerrada en un lugar por mucho tiempo, es como si te estuvieses asfixiando. Tal vez no lo entiendas ya que jamas lo has sentido, pero puedo asegurarte que no es una sensación agradable.

No me dijo nada, pero me sorprendió cuando tomó mi mano. Volteé a mirarlo y me sonreía. Y no era la unica a la que le brillaban los ojos cuando sonreía, por que a Kai le pasaba exactamente lo mismo, y él tenía razón, era hermoso pero a la vez curioso.

Don't say goodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora