La Doncella y El Rey

Capitulo 14 - "Una batalla definitiva"

Los pájaros trinaban y envolvían con sus canturreos el ambiente celestial que la mañana había dejado a su paso, el sol blanco se alzaba flamante iluminando el césped cubierto de roció, el cual había sido el más re confortable lecho donde tanto Emily como Edmund habían pasado la noche, envueltos en sus capas, y totalmente despreocupados por el frió pues en Narnia solo el invierno producía tal sensación.

Los despertó el golpe sordo de cascos de caballo, y luego más tarde un relincho sonoro, lo que finalmente hizo moverse a Edmund fue el cálido aliento que sintió sobre su frente. Pronto tuvo de cara a su caballo Philip quien como ellos había pasado la noche en aquel paraje, y ya había disfrutado de la fresca hierba en su desayuno.

-Majestad- llamo el caballo en una especie de relincho- los hurones dicen que el Sumo Monarca ya está al tanto de su salida, lo está buscando.

-Tenemos que volver- dijo Edmund levantándose de golpe y estirando su cuerpo perezoso, luego se volvió hacia Emily que medio dormida seguía tendida en la hierba- Ems despierta, tenemos que regresar al palacio.

Después de que ambos se estiraron el cuerpo varias veces y bostezaron varias otras, afirmando que habían dormido mejor que nunca, montaron a Philip y a trote veloz volvieron al Castillo, donde los centinelas ya les esperaban y abrieron las puertas sin complicaciones, dentro estaba una Susan visiblemente molesta en conjunto de otras damas que traían consigo ropas.

-Edmund olvidaste que te reunirías esta mañana con los generales para planear la batalla- regaño Susan una vez que su hermano y Emily habían desmontado para llegar hasta ella-Tu también debías estar ahí Emily, Peter ha ganado tiempo en el desayuno, y ya está ahora esperándoles en la sala de Planificación, ¡apresúrense! No, esperen. No pueden entrar en ropa de dormir pónganse esto sobre las pijamas ya luego se vestirán debidamente.

Las damas vistieron al Rey y a Emily sobre las ropas que tenían puestas les intentaron arreglar los cabellos, y Susan les limpio las mejillas que tenían cubiertas de tierra. Luego llegaron con mil excusas falsas a la sala, donde Peter les dirigió una mirada severa, y por consiguiente se ocuparon lo que resto de la mañana planeando el ataque.

Pasada la hora de la comida, Peter dio orden de alistar los ejércitos y las armas para marchar al amanecer, los barcos también zarparon a sus posiciones liderados por los Gobernantes de las Islas, y a mitad de la noche ya todo estaba listo.

A primera hora del otro día, cuando el cielo aun no comenzaba a clarear, los ejércitos narnianos marcharon hacia el sur. Peter iba a la cabeza portando su espada Rhindon y el escudo con el león escarlata que relucía, seguido de Edmund y Emily que estaban a su altura, ella se había vuelto a vestir la cota que los enanos le habían ensamblado.

Seguido de ellos las banderas de Narnia y Archenland ondeaban al viento, los amigos de Emily también estaban ahí, la infantería marchaba al paso, seguidos de la caballería y los arqueros liderados por Susan, Lucy y Lily seguían al contingente con otros médicos que en su mayoría eran faunos, Lucy había decido llevar su cordial sin que nadie se enterara, solo por si la situación llegara a necesitarlo.

Un correo llego a mitad de camino, indicando al Sumo Monarca que los calormenos estaban por cruzar el desfiladero y que el comandante a cargo era Grossindell, del Tisroc no se tenía noticia, pero se creía que este iba a atacar por Mar según lo previsto.

-Lucy, ¿hablaste con los tritones y sirenas?- pregunto el Sumo Monarca para cerciorarse de que todo estuviera cubierto.

-Lo he hecho hermano, y aceptaron ayudarnos de buena gana, ya deben de estar en el estrecho.

Dos horas después con el sol cayendo sobre sus cabezas, llegaron al paso del Desfiladero, no se escuchaba ya ni un poco lejos el sonido estruendoso de los soldados calormenos que estaban por cruzar, El Sumo Monarca desplegó entonces sus contingentes y dio las ultimas ordenes.