Locura en televisión.

Prólogo.

Agosto 1981

POV Angélica

Hoy es un día de mucho calor, le dije a mi mami que no quería venir, pero casi me obligó a hacerlo, me dijo: "Angélica, si no vienes, no te compraré el peluche que tanto quieres" y como soy niña buena a la que no le gusta que la chantajeen, tuve que venir. Mi abuela está produciendo una obra de teatro y por eso no me salvó de éste día, aunque yo estaré muy orgullosa de ella el día que se estrene su obra y esto lo vale.

-Angélica, ella es nuestra nueva vecina, Cecilia- me dice mi mamá.

-Hola, Angie- la señora me dedica una tierna sonrisa que yo le devuelvo-. Seré tu nueva vecina, bueno, mi hijo y yo. Se llama Jaime y estoy segura de que te encantará jugar con él.

-Claro que sí, Angélica es una niña con mucho carisma y estoy segura que se van a encantar ellos dos- le responde mi mamá. Yo no sé nada porque, obviamente, no lo conozco y hasta no ver no creer.

POV Jaime

Bueno, no es como que quisiera hacerlo, pero me tengo que presentar con los vecinos. No sé ni para qué porque yo no soy tan grande como para hablar con ellos. Salgo por la puerta principal y veo que mi mamá está hablando con una señora muy guapa y una niña que, aunque no se parece a su mamá (supongo que es su mamá) es lo suficientemente linda como para tener a el niño que quiera. ¿Pero qué estoy diciendo? Supongo que esa niña no tiene más de 6 años y yo apenas tengo 8 años. Tal vez un día pueda ser mi novia... ¿o no?

Me acerco a ellas y mi mamá me presenta con la señora llamada Angélica María y después con la niña:

-Ella es Angie, Jaimito, y a lo mejor les gustaría jugar un rato en el jardín mientras platico con la señora.

-Yo sí quiero jugar- dice la niña y empieza a caminar. Claro que después de la mirada asesina de mi madre, la sigo hasta que llegamos a el centro del jardín-. ¿A qué quieres jugar?

-Mmmm no sé- respondo. La niña me intimida por lo linda que es.

-¿Podemos jugar a ser actores?

POV Angélica

El niño duda y mientras yo o observo. Es lindo, para la edad que tiene, no como los niños de mi escuela que nada más se sacan mocos y pienso que de grande va a ser muy guapo, eso es seguro.

-Está bien- resopla-. ¿Aunque si sabes jugar, no?

-Claro que sí, tonto. Mi mamá y yo somos actrices así que se jugar mucho mejor que tú- le contesto algo ofendida. El duda un instante, de nuevo y después sonríe.

-A mí también me gustaría ser actor de grande, aunque no creo que a mis papás les guste la idea. Prométeme que no les dirás esto.

-Te lo prometo- le digo y le regalo una sonrisa sin saber que éste era el primer pacto de los muchos que vendrían.