Capitulo I

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  • Dedicado a Alice Vásquez de Loor
                                    

En un pequeño pueblo de Italia llamado Manzzano, de una vida muy tranquila con vecindades fortalecidas en valores y en armonía, todos se llevaban muy bien en aquel poblado, cubrían entre ellos sus necesidades diarias tales como la plomería, carpintería y muchas más, cada uno ayudaba de una forma especial. Pero como en toda historia, algo de maldad entraría en el pueblo aunque nadie se lo esperaba.

En un hogar sencillo y humilde de este pueblo vivía un joven aprendiz de pastelero con muchos sueños y anhelos, el cual también disfrutaba de la música, este tenía por costumbre sentarse en el pórtico de su casa con una vieja guitarra a improvisar melodías. Su tiempo lo dividía entre todas sus pasiones, hasta que en un día como otro muy temprano era y el joven de nombre Paolo se sentó en el pórtico como de costumbre junto con la vieja guitarra mas el día no se fue tornando tan normal, cuando elegantes carruajes comenzaron a desfilar uno tras otro provenientes de la calle principal del pueblo, ya que este contaba solo con dos calles que se usaban para entrar o salir del pueblo. Dé entre todos los carruajes sobresalía uno de blancas pinturas y dorados detalles arrastrado por dos finos y blancos caballos de un asombroso estirpe, mientras la gente se agrupaba para observar lo que sucedía, un servidor de impecable traje descendió de uno de los carruajes con un pergamino en la mano el cual lo extendió y con una voz fuerte y clara proclamo lo que hay estaba escrito de la siguiente forma: Habitantes de Manzzano su mandante el Alcalde ¡Ha muerto¡, la gente con tal noticia estaba perpleja mientras el continuaba proclamando; y por disposición de los mandos Italianos presento ante ustedes al sucesor del alcalde El Sr Andolini, mientras el nuevo alcalde y su esposa la Sra. Andolini saludaban al absorto pueblo a través de las ventanas del carruaje, de la mano de la señora se resbalo un brazalete y el joven Paolo en un acto de honradez tal y como le habían inculcado sus padres el Sr. y la Sra. Signori este se acerco a la puerta del carruaje por entre la gente y se agacho dispuesto a regresarle el brazalete a la dama lo tomo, pero cuando la Sra. Andolini se percato grito con una voz escandalosa y chillona ¡Ladrón! a lo cual el alcalde ordeno se le detenga, una vez que estaba frente a la puerta del lujoso carruaje lo observo de pies a cabeza, el alcalde como era de esperarse era un tipo frio y falto de humanidad cegado además por los grandes lujos que rodeaban su vida, era un hombre el cual veía a las personas de menos estrato social como si fuesen animales, así terminando ya de haberlo observado con una mirada de desprecio girando la cabeza expreso:¡llévenselo! ante la indignación de la gente procedieron a llevarse al joven, luego el alcalde se dirigió al pueblo y dijo: y que esto le sirva de lección a todos…Nadie se burla del alcalde entendieron ¡Nadie!. Y no era para menos que un tipo como el alcalde mirara así a Paolo ya que los Signori no tenían riquezas, el joven vestía una blanca camisa algo avejentada con un pantalón atado a unos tirantes, unos zapatos ya muy gastados y una boina la que lo acompañaba desde hace ya mucho tiempo atrás, vestido de esa manera el alcalde no iba a ayudarle o a dejar pasar por alto aquel “robo”. Mientras lo llevaban al carruaje de policía entre la gente observo una muchacha igual de sencilla que él, mas sus ojos se congelaron ante ella quedando perplejo se detuvo…la muchacha al notarlo poso su cabello detrás de su oreja y con una muy pequeña y tímida sonrisa correspondió a la mirada de Paolo, la madre de la chica al notarlo, enojada golpeo a la muchacha con el codo diciéndole: ¡qué haces mirando ese tipo de gente! Y a esto la chica contesto: mamá lo eh visto todo y el no es ningún ladrón, habiendo dicho esto se terminaba ya de marchar el carruaje de policía con Paolo dentro, tras pasar el alboroto corrió rápidamente aquella muchacha hacia casa de los Signori llamando muy desesperada y fue la madre de Paolo que atendió la puerta y pregunto…Alicia niña ¿Qué ah ocurrido?, señora es su hijo Paolo, lo han confundido con un ladrón y le han llevado preso en su ausencia, esta noticia derrumbo a la madre de Paolo la cual posada sobre sus rodillas repetía llorando –mi hijo no es ningún ladrón, no lo es.

El amor contra la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora