Capítulo 34.

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Axl Rose.

  Apostaba ese viejo piano que tanto me gustaba que está noche estaba siendo, por primera vez en lo que iba del año, la primera pacífica en verdad, calmada. Con toda la honestidad que requería relatar la inestabilidad, no recordaba cuando fue la última noche así. A las afueras de mi casa, sentado en una de las butacas de playa, de noche, bebiéndome una cerveza de botella y sintiendo el silbido del viento fresco removerme el cabello todo el tiempo, prestaba más atención a las olas rompiéndose por allá a lo lejos y luego a las hojas del cuaderno entre mis piernas que terminaban por agitarse con el viento.

  Hoy, para el colmo de mi tranquilidad, la luna apenas y se veía. De noche solo en la playa, apenas las luces de mi hogar se notaban. Realmente era porque estaba a nada de llover y todo olía a humedad. Uno de esos placeres de la vida, cuando te estabas inhalando aquel olor a tierra húmeda y hierbas mojadas.

  "Sí pudiera escapar y de lejos navegar, me estás volviendo débil. Me enfermas suficiente."

  "No puedo estar junto a ti y no puedo imaginar que sí así fuera nos romperíamos el corazón. Solo así pagaríamos las deudas de esté gran amor."

  No sabía qué demonios era lo que estaba haciendo. Arranqué la hoja con una nueva furia y me prometí no hacerlo de nuevo. No quería acostumbrarme a esto. Una mujer enamorada podía ser tan estúpida como equivalente a la prueba de su 'sincero amor' y sí _____ decidía cualquier día de estos volver con el chiquillo ese, iba a tener que apoyarla y tener que defenderla de sí misma cuando comenzase a cuestionarse sobre su capacidad por haber vuelto con ese imbécil. Hasta entonces, yo no tenía por qué escribir sobre el amor.

  Miré la hoja arrugada y comencé a alisarla con la palma de mi mano. Uno de mis anillos rasgó el papel y por poco todo se va a la mierda. Con suerte, no fue tan grave. Pude volver a tomar el bolígrafo y volver a mi mierda. Si no podía desahogar ni la mitad de lo que pensaba diciéndolo de forma directa, podía al menos hacerlo en sumisión a la escritura. Necesitaba decirlo, sacarlo de alguna forma. Era un creyente leal a que funcionaba.

  "Había soñado con nosotros, una pesadilla que me tiene condenado. Sé que te iré queriendo hasta amarte sin medida hasta deshacer todas esas noches vacías asentadas en nuestros corazones rotos."

  "Nada dura para siempre, y nosotros dos sabemos que el corazón puede cambiar. Y es difícil mantener una vela encendida incluso en esta fría lluvia..."

  Una vez más arrugué la hoja y la dejé dentro del cuaderno. La lluvia se había desatado y supe cuánto odiaría empaparme a partir de mi nuevo mal humor. Hice mi trayecto hacía la entrada principal, y por mucha suerte que tuve, apenas crucé el margen de la puerta una enorme tormenta se desató. ¿Qué tanto podía hacer ahora?

  De noche, solo y aburrido. Mantenía mi teléfono en mi mano ahora mismo dispuesto a llamarle a alguien. Anya como siempre, era mi primera opción, a pesar de que todas las últimas noches no lo fue. Sí... estuve divirtiéndome mucho para que al final, la cosa nunca terminara tan buena. Y, creo que ahora mismo, realmente ni siquiera tenía tantas ganas de llamarle a nadie. Boté el teléfono en uno de mis sofás y me froté el rostro contra ambas manos.

  Esto era lo malo de comenzar a sentir que pertenecías a alguien. Tenía el teléfono de más de cincuenta chicas calientes en mi celular que estaban esperando a que les llamara. Pero no quería llamar a nadie ahora. No cuando a la única persona que deseaba llamar, era la única a la que no podía.

  Por la mierda, ni siquiera la había visto desde hace más de cinco días. Estaba hecho, acabé con su madre. No había más para _____, o para mí. Pero aparentemente éramos amigos.

A rapist stepfather. |#1| Axl Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora