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—Estoy bien. —Le dije a Daniel mientras me levantaba.

—¿Qué sucedió?

—Espero que aprendas la lección de no estar con nuestro Aaron. —Una compañeras de nuestro salón se me acercó con una manera de caminar muy rebelde.

—No tiene la culpa de ser mejor que tú. —Alguien dijo y todos volteamos.

Ahí estaba, mi salvación.

Aquella chica, cuyo nombre desconocía, corrió hacia Aaron, y viéndola bien, era la que se besó con él un par de semanas atrás.

—Aaron, dile que entre nosotros hay más que una simple amistad. —Lo abrazó.

Él rio fríamente y la quitó de su cuerpo. —Al parecer, no te has enterado de que Scar es mi novia,

Ella me vio con ojos de odio y lo iba a besar, estaba a nada de besarlo, pero él logró apartarse.

—No te vuelvas a meter con mi novia, recuerda que en esta escuela tengo más poder que tú.

Se dio la media vuelta y se fue de ahí, mientras que Aaron corrió hacia mí y miró el gran desastre.

—¿Qué es esto? —Preguntó mientras olía su mano.

Daniel tocó el liquido que había caído sobre mi. —Al parecer es leche caducada con colorante.

—Iré a limpiarme.

—Vamos. —Aaron me tomó de la mano y me llevó a los baños, entró conmigo.

—Se arruinó mi vestido. —Reí.

Él negó mientras sacaba su celular, rápidamente marcó un numero. —Necesito que compres un vestido casual antes de que den... —Miró su reloj. —Las 10:30.

—¿Qué hiciste? —Le pregunté en cuanto guardo su celular.

—No vas a estar así.

—Juro que te lo pagaré.

Rodó los ojos. —No quiero que empieces. —Me acarició la mejilla. —No tenían que hacer eso.

Lo abracé. —Me siento rara, esta vez no fuiste tú. —Reí.

—Cometí muchos errores.

Negué. —Ahora ya eres mi novio. —Lo dije con un tono de emoción.

Pasaron 10 minutos y alguien tocó la puerta.

—Gracias, te veo al rato. —Aaron dijo y volvió a cerrar la puerta.

Me entregó la bolsa.

—Se ve caro.

Rio. —El modelo es bonito, no tiene nada de malo el precio. —Suspiró. —Pontelo.

Lo miré confundida.

—Bueno, entra a un baño y cambiate.

Sonreí. —Bien, ahora vuelvo.

Entré y comencé a quitarme el vestido, me sentía pegostiosa.

—Me puedes pasar una toalla mojada que tengo en mi mochila, por favor.

—Aquí tienes. —Me la paso por encima.

La tomé y me quité un poco el olor, aparté me heche un poco de perfurme.

—¡Wow! —Me dijo cuando salí.

—Es hermoso. —Me miré al espejo.

—Mucho. —Me abrazó por atrás y tomó mis manos.

I Hate You But I Love You Donde viven las historias. Descúbrelo ahora