Lucky One.

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Su madre le había contado que su tatara tatara tatara (muchos tarara para que se acuerde) abuelo había sido un fuerte y conocido pirata hace muchos cientos de años. Fue un pirata bastante temido y navegó por los siete mares en busca de tesoros inimaginables y maravillosas criaturas.

Antes de morir, el viejo pirata había enterrado una cápsula del tiempo que no sería abierta sino hasta dentro de 400 años después de su muerte y los tesoros escondidos dentro de él serían repartidos entre sus descendientes.

Kyungsoo tenía siete años cuando la cápsula fue abierta. Era un cofre grande de madera y los enormes ojos del niño se habían abierto aún mas grandes, maravillado ante el cofre pirata que habían desenterrado y que contenía joyas, monedas de oro antiguas y otros objetos.

Por derecho, a Kyungsoo le correspondía una parte del contenido del cofre y era su turno de acercarse a escoger lo que quisiera llevar. Los adultos y sus otros primos se habían peleado por ver quién agarraba más joyas y más dinero, pero eso no era lo que le interesaba a él.

-Quiero eso -dijo el niño, señalando el viejo mapa del tesoro de su abuelo, un cuaderno de pasta de cuero desgastado y la brújula empolvada que estaban enterrados entre montones y montones de oro.

A su madre casi le dio un infarto cuando vio a su hijo tomar las únicas cosas inservibles y carentes de valor que había en la cápsula, pero no lo detuvo. Entendía que Kyungsoo aún era muy chico para entender la importancia del dinero y probablemente se sintiera más atraído por objetos antiguos con los cuales podría jugar.

Kyungsoo tomó sus nuevas pertenencias entre sus pequeñas manos con cuidado, como si fuesen muy frágiles y preciadas, y las miró embelesado por todo el trayecto de regreso a casa.

Una vez en su cuarto, se arrojó a su cama junto a sus nuevos objetos y se dispuso a leer el viejo diario del abuelo que seguramente narraba sus gloriosas aventuras. Kyungsoo ya sabía leer, pero aún se quedaba atorado en ciertas palabras, así que terminó dándose por vencido y dedicándose solamente a hojear el contenido del cuadernillo. Miró impresionado algunos de los bocetos que venían en las hojas: barcos, lugares, personas.

Dejó el diario a un lado y su atención se concentró en el mapa. Un montón de lineas que él no entendía en lo absoluto, flechas, anotaciones en los bordes hechos con una caligrafía ininteligible. Tomó la brújula dorada entre sus manos y la observó por todos lados, inspeccionando cuidadosamente cada detalle.

Kyungsoo sólo era un niño, no entendía mucho de significados. La verdad es que había elegido esos objetos para poder jugar. Y eso hizo.

Corrió rumbo a su baúl de utilería y sacó un sombrero pirata y una espada de juguete; regresó por las cosas del abuelo y sin saber realmente el valor de los objetos que tenía en la mano, se puso a jugar a ser un valiente pirata.

***

Fue en la primavera de sus 22 años cuando Kyungsoo volvió a ver aquellos objetos otra vez.

Cuando uno es niño se aburre fácilmente de las cosas y busca nuevas en las que centrar su atención. Kyungsoo sólo se interesó en las reliquias del abuelo por una semana antes de dejarlas arrumbadas en un rincón. Su madre probablemente las guardó todos esos años y ahora las colocó entre las cajas que Kyungsoo llevaría consigo ahora que se mudaba a un departamento propio.

-Vaya, ya me había olvidado de estos cachivaches... -tomó el arrugado y despintado mapa del interior de la caja. -¿Para qué quiero yo todas estas cosas? No entiendo porque mi madre las empacó.

No les puso atención, pero aún así las sacó junto a sus otras pertenencias y acomodó los objetos en el buro junto a su cama, asegurándose de dejarlas a la vista para luego echarles un ojo. Lo que tenía que hacer en ese momento era terminar de desempacar y acomodar todo en su nuevo hogar; ya luego podría distraerse con niñerías.

La Brújula Dorada [EXO; KAISOO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora