Capítulo 13
La semana siguiente fue muy tranquila, ya que todos los trabajadores de VIC Entreprises estaban ocupados preparando la puesta en marcha de su primer contrato en la
costa este. Simon y Marcus se encargaron de los detalles de Nueva York, y Vitaly hablaba con ellos continuamente por teléfono, para asegurarse de que todo fuera bien.
Volvía a estar distante con Sarah y ella no sabía qué pensar. Le había comentado a Mia que a veces era como dos personas distintas.
Sarah no tenía ni idea de que Vitaly se enfrentaba a sus propios demonios. Estaba decidido a no dejar que otra mujer entrara en su vida, pero no podía quitarse a Sarah
de la cabeza. Ivan le recomendó que se olvidara de ella, pero solo quedaban tres semanas para que volviera su PA, y necesitaba la ayuda de Sarah.
El viernes por la noche, tenía una reunión con clientes en Casbah. Vitaly había estado negociando con una empresa local de software, y esperaba poder cerra el trato.
Por alguna razón, a muchos de los técnicos más introvertidos les gustaba ir a la discoteca. Quizás por la atención que recibían, pero desde el punto de vista de Vitaly,
prodigando un poco de dinero se obtenía toda la atención que se deseada. Aunque no fuera toda positiva. Solo esperaba poder conservar la atención el tiempo suficiente
como para cerrar el trato e irse. Había sido una semana muy larga.
Sarah no podía creerse que volvía a estar en Casbah. Mia y Chloe no quisieron ir, pero Lisa se apuntó. Sarah había decidido que estaba harta de la actitud distante de
Vitaly, y estaba dispuesta a divertirse. Ni siquiera se molestaron en buscar una mesa en la parte de arriba, y se encaminaron directamente a la pista de baile, donde
pronto atrajeron las miradas de casi todos los hombres. Cuando estaban bailando, Sarah sintió unas manos sobre sus caderas. Al darse la vuelta, se sorprendió de ver a
Daniel.
Decidiendo que era el momento de desquitarse, se puso a bailar con él. Lisa le hizo una mueca de desagrado y se volvió para bailar con otro. Daniel la miró con
admiración, fijándose en el vestido y los zapatos. Estaba tan acostumbrado a verla vestida de manera informal, que se quedó impresionado por su aspecto. Si lo hubiera
sabido, a lo mejor no le habría engañado tantas veces.
Intentó alejar a Sarah de la pista, pero ella se negó y regresó al centro para seguir bailando. Daniel se dio cuenta de que no le importaba con quién bailar, y si quería
hablar con ella, iba a tener que seguirle la corriente.
Cuando el DJ se tomó un descanso, las chicas se dirigieron a la barra. Daniel se unió a ellas y les puso los brazos sobre los hombros, acompañándolas fuera de la pista.
En la barra, por fin tuvo oportunidad de hablar con Sarah. -Estás estupenda- le dijo.
-Gracias- replicó Sarah. -¿Te estás dejando el pelo largo?
Contento de que lo hubiera notado, se pasó la mano por el pelo - Sí, voy a probar. ¿Qué te parece?- Sarah sonrió y se encogió de hombros, inclinándose para oír lo que
le comentaba Lisa. Riendo, se volvió y sonrió a Daniel, se sorprendió de lo cerca que estaba y acabó rozándose con él. Tragó saliva al sentir su erección presionando
contra el pantalón. Al intentar dar un paso atrás, él la agarró con más fuerza.
-Ay, Daniel, me haces daño- le increpó. Antes de que pudiera decir algo más, Vitaly apareció de repente y tiró de ella. -Eh- comenzó a protestar, mientras Daniel exigía
saber quién era.
-Te vas- le dijo dirigiéndose hacia la puerta.
Sarah se liberó de un tirón e intentó volver a la barra. -Ni hablar, acabo de llegar.
Cuando Vitaly se giró para agarrarla, Daniel intervino: -Tío, no sé quién te crees que eres, pero ha dicho que se queda.- Daniel agarró a Sarah y Vitaly le propinó un
puñetazo en el rostro, que le hizo caer al suelo. Antes de que Daniel pudiera reaccionar, Vitaly estaba de pie sobre él.
-No es que sea asunto tuyo, pero soy el dueño de este local y tú tienes prohibida la entrada.- Con un movimiento de la mano, aparecieron dos porteros que expulsaron a
Daniel de la discoteca.
Cuando Vitaly se volvió hacia Sara, su palma hizo contacto con su mejilla abofeteándolo lo más fuerte que pudo. Los ojos de él se oscurecieron con ira, y se frotó la
mejilla. Mirando a Lisa, le preguntó si tenía a alguien que la llevara a casa. Ella asintió y él alzó a Sarah, echándosela sobre el hombro, y salió del local. Sarah intentó
darle una patada, pero él la tenía sujeta por las piernas; la movió ligeramente para acomodarla mejor sobre el hombro.
Ella exhaló con fuerza, juntó las manos y empezó a golpearle la espalda. Pero su esfuerzo fue totalmente inútil, él la ignoró y siguió andando. Sarah supo que estaban en
la calle al sentir el aire frío en las piernas. Se sentía humillada por la forma en la que Vitaly se estaba comportando, y esperaba que nadie la hubiese reconocido.
Oyó la puerta de un coche, antes de ser arrojada dentro con brusquedad, seguida inmediatamente por Vitaly. Cuando el conductor arrancó, Sarah se cruzó de brazos y
miró a Vitaly con furia.
-¿Qué coño pretendías con ese numerito cavernícola que te acabas de marcar?- protestó Sarah.
Cruzándose también de brazos: -Entonces, ¿he ascendido de neandertal a cavernícola, o es una degradación?- preguntó Vitaly devolviéndole la mirada enojada.
-Es exactamente lo mismo cada vez que montas esa mierda machista. Ya no podré volver a la discoteca.
-Mejor. No quiero que salgas, porque está claro que tienes muy mal criterio.
-¿Perdón? ¿¡Quién eres tú para decirme lo que puedo y no puedo hacer en mi tiempo libre!?- demandó Sarah. -Soy tu becaria, Vitaly, no tu cónyuge. E incluso si
FUERA tu cónyuge, no puedes decirme con quién me tengo que relacionar.
La miró con gesto engreído: -¿Quieres apostar?- Sarah lo observó fijamente y el continuó. -No deberías ir a la discoteca sola.
-No estaba sola.
-¿Te refieres a ese chico? Te estaba tocando por todas partes. Alguien tenía que pararlo.
-Lo tenía bajo control- le espetó Sarah. -Malinterpretaste lo que estaba pasando. Y no, no estaba con él, estaba con mi amiga Lisa. Daniel simplemente nos vio allí.
¿La rubia con la que estabas bailando? Se comporta peor que tú. No vas a verla más.
-¿Qué parte de no me vas a decir a quien puedo ver no entiendes?- Preguntó Sarah. -Lisa es una de mis mejores amigas y la elegiría a ella antes que a ti, siempre.
-¿Ah, sí?
-Sin dudarlo.- Sarah miró por la ventana -¿A dónde vamos?
-A mi casa.
-Ah, no, yo no- declaró Sarah dirigiendo su mano a la manija de la puerta.
-¿No serás tan imprudente como para arriesgar tu vida saltando de un vehículo en marcha? Vamos a mi casa. Fin. De. La. Discusión.- Sarah se recostó y continuó
mirándole con ira.
-Llévame a casa.
-No.
-Esto es un secuestro.
-No lo va ser.
-¿Qué significa ESO?- Entraron en una larga calzada y aparcaron frente a una enorme mansión de estilo colonial. Tras salir Vitaly del coche, le tendió la mano a Sarah.
Inclinándose hacia ella: -Si quieres, te puedo sacar de la misma forma que te he metido- dijo Vitaly con toda tranquilidad mientras esperaba que Sarah le hiciera caso.
Suspirando, Sarah salió del coche, pero se negó a darle la mano. De pie en la calzada de adoquines, contempló la gigantesca casa. -¿Te gusta?
Ella se encogió de hombros: -Me parece demasiado para una sola persona.
-Cierto, pero la compré por las vistas. Dándose la vuelta, Sarah admiró las vistas de la ciudad de San José por debajo de ellos.
-Oh, vaya.
-Exactamente.- Tomándola por el codo, Vitaly la condujo al interior.
Sarah se sintió completamente abrumada por el enorme tamaño de la mansión, y se olvidó de que estaba enfadada con Vitaly, contemplando el techo de cuatro alturas
del vestíbulo. Vitaly le había aflojado el brazo, y la miraba perplejo mientras ella entraba en el salón. Se quedó sin aliento al ver las luces de la ciudad a través de los
enormes ventanales.
Vitaly se acercó a ella y puso las manos sobre sus hombros. -¿Te gusta?
Sarah asintió, -Mucho, las vistas son espectaculares, pero es demasiada casa para una persona. Aunque, claro, parece que te agradan los espacios abiertos.- Vitaly se
tensó ante ese recuerdo y se alejó para sentarse en un espacioso sillón de cuero. Cogiendo un mando a distancia, puso música jazz y Sarah se giró para mirarlo.
-Baila para mí, jovencita.
-¿Qué? No, no puedo- rehusó Sarah poniéndose nerviosa.
-En la discoteca estabas bailando.
-Eso es diferente. Nadie me miraba.
-TODOS te miraban.
-No como tú- afirmó Sarah en voz baja.
Poniéndose en pie, regresó a su lado - ¿Te ayudaría si bailo contigo?- Ante el tímido gesto de asentimiento de Sarah, él tomó su mano y la atrajo hacia sí, y comenzaron
a moverse al ritmo de la melodía. Después de un rato, él se separó lentamente, al ver que Sarah había entrado en trance con la música. Antes de que se diera cuenta, la
había dejado sola, rotando y contoneándose al compás de la canción. Es extraordinaria, pensó mientras la observaba moverse.
Cuando el tema acabó, Sarah se detuvo, cohibida y sin atreverse a mirarlo. Le era muy fácil perderse cuando bailaba, y le daba vergüenza que la gente la observara.
Vitaly le alzó la barbilla con los dedos y ella abrió los ojos lentamente. Su inocencia se transformó en lucidez cuando vio el brutal deseo en sus ojos.
Dándose la vuelta, se quitó el pelo de la espalda, y lo miró por encima del hombro. -¿Me bajas la cremallera, por favor?- Contuvo el aliento mientras él le abría el
vestido, despacio. Apartándose, se volvió hacia un lado quitándose el vestido hacia abajo y sacando los pies. Mirándolo, se desabrochó el sostén por la espalda para
dejarlo caer al suelo junto al vestido. En la penumbra, su figura se perfilaba contra las luces de la ciudad. Conservando los tacones, se acercó a la ventana. Separó las
piernas y apoyó las manos en el cristal, mirando el paisaje.
Vitaly se aproximó. Colocando las manos sobre sus muñecas, se reclinó sobre ella.
-Tus manos se quedan aquí- le ordenó. Sarah tembló, asintiendo con conformidad. Partiendo de las muñecas, él fue bajando con sus manos por sus brazos y espalda.
Asiendo sus caderas, le amasó los glúteos y continuó hacia abajo. Cuando llegó a los tobillos, le besó los muslos y pasó sus manos a la parte delantera de las piernas,
iniciando el ascenso. Al llegar a la pelvis, se demoró acariciando sus caderas y bajo vientre, y Sarah comenzó a jadear. Dibujo suaves círculos por todo su vientre
mientras ella gemía.
-Vitaly- dijo ella con un quejido.
-Shhh, no es momento de hablar- le comunicó antes de seguir. No le había tocado nada sexual, pero Sarah sintió cómo se humedecía, sus manos hacían que su interior se alterara. Acercándose más, él apretó sus piernas contra las
suyas, e hizo que se recostara contra él. Notó que sus manos se estaban separando de la ventana, pero antes de que pudiera decir algo, ella volvió a apoyarlas en el
cristal. Sonriendo contra su cuello, le besó la clavícula mientras sus manos subían hacia el torso. Colocando las manos a los lados de su cuerpo, le acarició los brazos con
un movimiento ascendente. Al llegar arriba, le puso una mano en el cuello y le inclinó la cabeza hacia su hombro. Girando su barbilla, la besó.
Sarah separó sus labios con ansia para darle acceso, y él intensificó el beso. Gimiendo en su boca, flexionó los dedos, pero mantuvo las manos pegadas a la ventana.
Sonriendo, dejó de besarla para susurrarle: -Buena chica.- Sus palabras hicieron que se derritiera por dentro y tembló contra él.
Al palpar sus pechos, Sarah giró la cabeza sobre su hombro y gimió. -¿Te gusta eso?- Al asentir Sarah, le masajeó los senos y le frotó los pezones con los pulgares. -
Muéstramelo- le susurró al oído.
Separando más sus piernas, Sarah retiró su mano derecha de la ventana y se restregó dos dedos por la raja. Al levantar la mano, él vio cómo sus dedos relucían, antes de
llevárselos a los labios. Ella contuvo el aliento mientras le chupaba y mordisqueaba los dedos. Guiando su mano, se la volvió a colocar en el montículo. -Hazlo otra vez-
le ordenó, uniendo sus dedos a los de ella.
Juntos, restregaron su coño y encontraron el clítoris con facilidad, grande y duro. Con los dedos de Sarah, él trazó círculos a su alrededor y lo pellizcó ligeramente,
haciendo que ella gimiera. Empujando su mano, introdujo sus propios dedos, que entraron fácilmente. Estaba empapada. Besando su cuello, comenzó a mover ambas
manos hacia adentro y hacia afuera, follándola los dos. Sarah empujó con fuerza contra el cristal con la otra mano, su trasero se topó con su erección y comenzó a
frotarse contra ella.
Retirando su mano, Vitaly le dijo que continuara y Sarah apoyó la cabeza en el cristal, abandonada a las sensaciones que experimentaba su cuerpo. Dando un paso atrás,
Vitaly se desabrochó la camisa y se sacó los zapatos. Se quitó los pantalones y apretó su cuerpo desnudo contra el de Sarah. Al notar el cambio, Sarah se estremeció y
sintió su erección presionando con firmeza contra su piel. Cogiendo su mano, él comenzó a embestir con sus dedos cada vez más rápido, mientras el jadeo de Sarah se
aceleraba. Gimiendo ruidosamente, pudo sentir cómo se contraía su cuerpo al alcanzar el orgasmo. Con un grito, Sarah se encorvó ante la intensidad de su orgasmo y su
trasero se restregó contra la erección.
Sin dejar de mover sus dedos de dentro a fuera, Vitaly la sujetó hasta que ella terminó de correrse. Una vez calmada, tomó su mano y se la puso en los labios.
-Prueba- le ordenó. Sarah lamió el resultado de su orgasmo, y él le agarró los dedos y acabó de limpiarlos.
Le quitó la mano de la ventana, la giró, y la apoyó de espaldas contra el cristal. La inesperada frescura fue un agradable cambio, ya que su piel estaba ardiendo. Al
alzarla, ella le envolvió la cintura con las piernas y él la penetró. Arqueándose contra el vidrio, Sarah arrojó los brazos sobre su cabeza y movió las caderas al ritmo de él.
Con largas y lentas embestidas, Vitaly entró y salió de Sarah mientras ella gemía. Estaba muy hermosa con la silueta urbana detrás.
Se había enfadado por su comportamiento, pero en cuanto la tocó, todos sus pensamientos se desvanecieron y lo único que deseaba era poseerla. Por eso se distanciaba
de ella, porque le quebraba la voluntad.
Moviéndose más rápido, le sujetó más fuerte por las caderas, acortando sus embestidas. Sarah gritó su nombre al alcanzar otro orgasmo. Tras varias arremetidas breves,
se clavó contra ella, corriéndose. Atrayéndola hacia él, la estrechó con fuerza y la embistió una vez más. La apoyó contra la ventana y él presionó su frente contra el
cristal. -Oh, que gusto- dijo, y Sarah rió.
-Lo sé, lo he tenido en la espalda.
Caminando hacia atrás, se dirigió al sofá y se derrumbó en él, llevando a Sarah con él. La estrechó contra él y ella se acomodó sobre su pecho. Levantando la cabeza,
apoyó la barbilla en su torso y le miró.
-¿Por qué lo haces?
-¿El qué?
-Comportarte como un cavernícola. No está bien, y lo que hiciste esta noche fue vergonzoso.
-Las mujeres deben comportarse de cierta manera, y lo que hacías no era apropiado.
-Vitaly, eres el dueño de discotecas que sacan provecho de mujeres que se comportan de esa forma.
-Eso es diferente.
-¿Por qué?
Incorporándose, apartó a Sarah y se puso los pantalones. -Porque sí.
-Vaya, veo que la honestidad no es lo tuyo, así que me voy- afirmó Sarah levantándose y recogiendo su ropa.
-¿Y a dónde crees que vas?
-Aún es pronto, quizás vuelva a Casbah.
-No. ¡Te lo prohíbo!
-¿Me lo prohíbes? ¿Y cómo lo vas a impedir?
-Soy el propietario. Una llamada de teléfono y no te dejarán entrar.
-De acuerdo. No es la única discoteca, encontraré otra.
-No, esta noche no-. Y agarrando a Sarah, se la cargó al hombro y subió las escaleras. Entró a grandes zancadas en el dormitorio, cerró la puerta de una patada, y arrojó a
Sarah sobre la cama. Sarah se levantó de inmediato y corrió hacia la puerta. ¡No me puedes obligar a quedarme!- le gritó.
-Oh, kotyonok, ¿quién miente ahora? Sabes muy bien que no te voy a obligar a hacer nada con lo que no hayas estado fantaseando- declaró acercándose. En pie delante
de ella, notó cómo su piel se ruborizaba al sentir su proximidad. Dando un paso, Vitaly la siguió mientras ella intentaba no tocarle, y acabó acorralada frente a la cama.
Levantándola, la depositó en el lecho y se arrodilló a su lado.
Sarah vio la mirada de predador en sus ojos y tragó saliva, consciente de quién iba a ser su presa. Arrastrándose, la persiguió lentamente, como una pantera acechando a
su presa. Cuando llegó a la cabecera, la voz de su cabeza le gritó que se bajara de la cama y corriera hacia la puerta, pero su corazón y su cuerpo no le escuchaban. Sabía
que lo deseaba. Su cuerpo anhelaba su tacto. Lo reclamaba. Sus ojos se agrandaron cuando él continuó arrastrándose por la cama.
Subiéndose a horcajadas sobre sus piernas, sacó el cinturón lentamente del pantalón, y observó la reacción de Sarah. Aunque vio algo de miedo, también notó lujuria y
deseo. Tomando sus muñecas, las colocó delante de ella y las ató juntas con el cinturón. Inclinándose, enganchó la correa a la cabecera, antes de tirar del tobillo de Sarah
hasta que quedó tumbada sobre la cama y con los brazos en tensión por encima de su cabeza. Sarah comenzó a suspirar cuando le acarició las piernas con dulzura.
-¿Te hace daño?- Al negar ella con la cabeza, le sonrió y le siguió acariciando. Con un movimiento rápido, se colocó entre sus piernas, separándolas. Sus pulgares
trazaron delicados círculos en la cara interior de sus muslos, y Sarah abrió las piernas aún más. Él se rió por lo bajo -Me alegra ver que mi kotyonok se porta mucho
mejor cuando tiene las garras enfundadas.
Al inclinarse para besar la parte interior de sus muslos, Sarah jadeó. -¿Qué significa… kotyo...?
-Kotyonok significa gatita. Ya es hora de cortar esas garras- le informó, recostándose entre sus piernas. Con la cabeza entre sus muslos, comenzó a lamerle el coño hacia
arriba y hacia abajo, mientras Sarah se retorcía de placer. Separando su labia, metió la lengua dentro y siguió lamiendo como si de un manjar se tratara.
Sarah pronto sintió que llegaba otro orgasmo, pero cada vez que estaba a punto, él se detenía. Encontrando su clítoris, se puso a succionarlo a la vez que introducía un
dedo dentro de ella. Sarah gimió al sentir que explotaba, pero antes de llegar al clímax, él retiró el dedo y se concentró en otra cosa. Cuando cambió de postura de nuevo,
le metió dos dedos y los movió tratando de encontrar el punto G, lo que hizo que ella se arqueara, pero él los sacó y colocó el otro brazo sobre su pelvis,
inmovilizándola sobre la cama. Volviendo a usar dos dedos, los movió a lo largo de su abertura, pero se negó a insertarlos más allá. Sarah gemía mientras trataba de
mover las caderas para que Vitaly la penetrara con sus dedos.
-Vitaly- se quejó -Por favor.
-Por favor, ¿qué?
Sarah gimió con frustración cuando él retiró los dedos. -Fóllame, Vitaly. No puedo más. Por favor. Fóllame ya.
Con un gruñido, Vitaly estaba encima de ella. Esta vez, al besarla, no hubo ninguna dulzura. Era un beso que él tomaba, no lo daba. Le mordisqueó los labios y el
mentón, antes de pasar a su cuello. Sarah se arqueaba debajo de él, intentando rodearle con las piernas, pero él la tenía bien sujeta. Tras besarle el cuello, posó su boca
sobre un pezón, chupando y lamiendo. Se retorció e hizo lo mismo con el otro, antes de cambiar de postura.
Cuando Sarah gritó, él se desabrochó los pantalones y se los bajó por debajo de las caderas. Agarró sus piernas y las plantó encima de sus hombros, penetrándola con
una fuerte embestida. Empujando las piernas hacia sus pechos, se apoyó sobre ellas y siguió arremetiendo.
El primer orgasmo le llegó nada más penetrarla, sintió cómo se le acumulaban y rápidamente perdió la cuenta. Cuando Vitaly se corrió, rugió mientras se vaciaba dentro
de ella. Derrumbándose en la cama, se estiró para solar el cinturón de la cabecera, liberando sus muñecas. Las frotó y las besó, asegurándose de que estuvieran bien.
Sarah se dio la vuelta y Vitaly puso una pierna entre las suyas, y ella se recostó contra él. Demasiado cansada para seguir, Sarah se quedó dormida y Vitaly los tapó con la manta.
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UNA VIRGEN PARA EL MILLONARIO
RomanceSon seis libros, no son de mi autoría. Pertenecen a una escritora y lo estoy publicando porque en donde lo tengo guardado me sale la letra muy pequeña y se me es mas fácil leer acá en wattpad.