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Todos los días, desde que empezaron a vivir juntos, Changbin y Bangchan dormían juntos en la habitación de alguno de los dos, y esto aumentó aún más cuando comenzaron a ser novios. La mayoría de las veces era en la habitación de Bangchan, ya que era más acogedora gracias a la decoración que había realizado. La habitación era pequeña, sí, pero eso le daba una excusa a Changbin para estar más apegado a él.

Muchas noches se han desvelado juntos, algunas veces por estar escuchando música juntos, otras por estar viendo alguna película o algún anime que el amigo de Changbin, Jisung, les recomendaba. Changbin le encantaba pasar sus noches con Bangchan, se sentía amado y escuchado. Su mejor amigo de toda la vida ahora era su novio, sus sentimientos al fin estaban claros y eso le encantaba.

Otra cosa que le encantaba, era la habitación de Bangchan, las dos cosas que siempre le llamaban la atención eran las luces led de la pared que cambiaban de color y el característico perfume de Bangchan que estaba impregnado en ese pequeño espacio. Ambas cosas inundaban los sentidos de Changbin, su vista y olfato nunca se cansaban de estar ahí, de sentir que Bangchan estaba cerca.

Changbin siempre pensó que las luces led cambiaban de color dependiendo del estado de ánimo de Bangchan. Si estaban puestas en un rojo intenso, Bangchan estaba enojado; si eran moradas, Bangchan estaba con ánimos de tener intimidad con Changbin; Verde tranquilidad; Azul triste; y así con otros colores que Changbin en ese momento no recordaba.

Ahora mismo la habitación estaba de un color celeste, Changbin no pudo evitar mirar el rostro de Bangchan, ver si este estaba triste o tenía algún pensamiento relacionado a ese sentimiento, pero su rostro se veía tranquilo, incluso sonriendo y con ánimos. Al parecer el celeste era otra emoción que iba a conocer de Bangchan y que podría agregar a su lista.

"Bin." Habló suave Bangchan, dejando un pequeño beso en la frente del menor, Changbin estaba encima del australiano, Bangchan tenía abrazado de la cintura a Changbin, acariciando la piel por debajo de su camiseta. Era una situación romántica, a Changbin le encantaba.

"Channie." Respondió con una sonrisa Changbin, levantando el rostro para mirar al mayor. El más bajo sentía que era el momento para poder decir al fin las palabras que tanto mantuvo guardadas. Dos simples palabras, pero que cargaban con todo lo que sentía por Bangchan.

"Yo..." Bangchan se rió algo nervioso. "He estado pensando en nosotros..." Detuvo las caricias, mirando a los ojos a Changbin.

"Yo también he pensando en nosotros, Chan." Pisó sin querer las palabras ajenas.

"¿Sí?" Levantó una ceja el australiano algo divertido. "Tal vez estamos pensando lo mismo." Sonrió Bangchan animado. Ya no se veía nervioso. "¿Quieres decirlo tú primero?"

La luz celeste de la habitación oscilaba entre un azul y celeste, Changbin trató de ignorar la luz que no pegaba con el ambiente que se estaba formando. Debía ser un color rosado o morado, no azul.

"Tú primero, Channie." Changbin también estaba sonriendo, tal vez escuchar un Te amo de Bangchan era el impulso que necesitaba para poder decirlo también. "Tú sacaste el tema primero."

Bangchan se rió, sentándose en la cama y miró a Changbin con una sonrisa suave. "Tienes razón." Changbin se sentó también en la cama, poniéndose frente a frente. "Bueno, lo que te quiero decir no significa que nuestra dinámica tenga que cambiar, you know?"

Ahora era Changbin el que se sentía nervioso, su sonrisa lo delataba y sus orejas se estaban poniendo rojas por la vergüenza que le estaba dando todo. A pesar de eso, Changbin solo asentía, acercándose un poco más a Bangchan.

"Sabes que te quiero mucho, Bin." Habló tranquilo el mayor, su sonrisa no desapareció nunca. "Pero yo creo que lo mejor es terminar."

La habitación quedó en silencio, lo único que sonaba era el primer verso de off the table de Ariana Grande. Changbin se levantó de la cama sin decir nada, apagando el reproductor de música, no quería que su artista favorita fuese un detonante de malos recuerdos. Sus ojos se fijaron en la luz led que parecía que se burlaba de él, el color azul intenso inundaba la habitación y entendió que la luz esta vez no era el sentir de Bangchan, sino que el suyo.

Changbin miró a Bangchan, trató de buscar algún signo de que estaba bromeando, que se estaba arrepintiendo de sus palabras, pero sus ojos eran sinceros y su rostro sereno.

"¿Bin?"

"Ah, sí." La voz de Changbin salió seca, estaba siendo fuerte y por primera vez el olor de Bangchan era insoportable, quería salir de ahí. "Sí, terminemos." No estaba molesto, simplemente él...

"Bin, sabes que te quiero mucho." Repitió, pero para Changbin eran mentiras, ¿Cómo creerle? "Pero ser novios o mejores amigos no ha cambiado nuestra rutina, siempre hemos sido Chan y Bin, sin importar la etiqueta que tengamos y yo—"

"Bangchan." Lo detuvo, su pecho inflandose para aguantar las lágrimas. No creía lo que estaba escuchando. "No tienes que darme explicaciones. Volvamos a ser mejores amigos, tranquilo." Changbin cerró los ojos, soltando un suspiro, contó hasta diez. Ya no tenía nada más que hacer en esa habitación.  Caminó hacia la puerta, ya no podía estar ahí un minuto más.

"Espera." Bangchan alcanzó a Changbin antes de que se fuera, posando su mano en el hombro contrario. "¿Estás molesto? ¿No ibas a dormir aquí?"

"No." Respondió seco, maldiciendose por no poder ocultar como se sentía. "Solo me tomaste por sorpresa" Se giró un poco para darle la peor sonrisa. "Quería ser yo quién terminara esta relación" Soltó una risa falsa, suspirando pesado. "Y recuerda que mañana a primera hora tengo un examen y no puedo reprobar." Habló, está vez mirando la puerta. "Buenas noches, Bangchan."

Changbin se fue de la habitación sin esperar respuesta y sin querer saber que expresión estaba haciendo Bangchan. No podía ver su rostro, el aroma de su perfume estaba impregnado en su ropa y le daba náuseas, las fotos sonrientes de ambos que decoraban el pequeño departamento parecían falsas. Todo lo que Changbin construyó con Bangchan ese año fue directo a la basura. La ilusión de que ambos se amaban solo era algo que Changbin pensaba.

Los pies de Changbin lo guiaron al baño, cerró la puerta detrás de sí, metiéndose con ropa a la regadera y abriendo el agua helada. Ya no estaba pensando.

Ya no era él. No sabía quién era él.

No estaba molesto, solo estaba muy decepcionado.

Los pequeños sollozos se camuflaron con el sonido del agua que caía. Quería que alguien lo salvara de ese hoyo de tristeza, pero nadie fue por él esa noche.

off the table | binchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora