2.Última noche

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Aún seguían en mi cabeza las últimas palabras de mi padre, aquellas fotos y la idea de dejar Madrid durante tres meses. Nunca había estado tanto tiempo ausente , me gustaba esto.
Una vez fuera del hotel donde se encontraba la oficina de mi padre me centré en buscar un taxi que me llevara a casa. Iba algo agitado de un lado a otro y comencé a notar como caían de mis sienes las primeras gotas de sudor. Todavía no estaba acostumbrado a eso de tener que llevar corbata y camisa ajustada para trabajar en pleno julio a las doce de al medio día , lo mío seguía siendo la noche.
Al fin uno de ellos se paró.

- Lléveme a la urbanización de La Moraleja por favor.- le dije en voz baja pues aún me costaba tragar saliva-

- Debe ser una persona muy afortunada para vivir allí - me dijo mientras sonreía desde el retrovisor-

No tenía ni idea de lo que estaba hablando y como explicarle que mi vida estaba apunto de arruinarse, que preferiría seguir en Madrid así fuera de taxista que tener que marcharme a ese maldito trabajo. Así que simplemente opté por devolverle la sonrisa.
Nunca se me había echo tan corto el camino, estaba a unos veinte minutos del centro y está vez me parecieron no más de diez. De vez en cuando notaba como el taxista me hacía un intento de seguir la conversación, pero yo giraba inmediatamente la cabeza hacia la ventana como si no me hubiera dado cuenta de sus intenciones. No me apetecía hablar, no quería perderme nada del camino a casa, quería grabarlo todo en mi cabeza.
Pero ahí estaba, ese maldito letrero que nos anunciaba con unas letras grandes de piedra que había llegado a mi destino.
Me bajé rápidamente y le dejé un billete de cincuenta euros sobre el asiento del copiloto, ni si quiera recuerdo cuanto dijo que le debía, siempre eran sobre dieciocho pero no me apetecía entretenerme a pesar de no ser propio de mí eso de dejar propina. Llevaba prisa, tenía sólo un día para despedirme de Madrid y eran ya cerca de la hora de almorzar.
Saludé a Lucas ,el guarda de la urbanización donde yo vivía , y me devolvió las llaves que les dejé a Victoria antes de salir, lo cual ya había olvidado. Pero antes de que me dejara irme me entregó una pequeña hoja de papel que parecía una carta.

- Me la dio una chica rubia la que me entregó las llaves, Victoria creo que se llamaba , dijo que te la diera cuando volvieras

- Gracias Lucas no sé qué haría sin tí - le dije mientras le abrazaba y me despedía con unos toques en su hombro , Lucas me miraba algo extrañado pero también me dio dos pequeñas palmaditas en la espalda-

No era muy cariñoso con él aunque siempre se portó muy bien conmigo. Estaba acostumbrado a recibir mis llaves de chicas diferentes todos los días, y sin embargo nunca se quejó y las devolvía con el mismo gesto amable , tenía mucha paciencia conmigo y se merecía al menos una buena despedida.

Yo vivía en uno de los chalet localizado en una calle muy tranquila y discreta del Soto de la Moraleja, al norte de Madrid. No era uno de los más grandes de estas lujosas viviendas pero estaba bien. Contaba con un hall, salón - comedor con salida a la piscina y al jardín con acceso al campo de golf. Cocina con una zona Office y lavadero. En la planta superior se encuentra el dormitorio principal el cual me servía cuando dormía acompañado , con magníficas vistas al golf y baño en suite.
También contaba con dos dormitorios con baño y vestidor propio y un tercer dormitorio con baño en suite.
En la segunda planta se encontraba mi despacho y una pequeña buhardilla. En el sótano una pequeña sala de estar con chimenea y salida al jardín.
Por último mi garage la zona que más me gustaba del chalet pues es donde se encontraba mi colección de los mejores coches de marca. Tenía uno por cada día de la semana , dos Ferrari F60 , un Lamborghini, un Aston Martín , dos Mercedes-Benz un SL 450 y otro clase C Berlina y un
Jaguar deportivo. Aunque prefería sólo coleccionarlos y lucirlos en ocasiones más puntuales , ya que no eran coches para ir a trabajar.
Lo único que me apetecía ahora era quitarme esa maldita corbata que me estaba ahogando y llamar a Armando, mi mejor amigo. Era hijo de un amigo de mi padre , director de uno de los bancos más famosos de Madrid. Nos conocíamos desde la infancia y al igual que yo seguía soltero lo que le convertía en uno de los mejores acompañantes de fiestas y cervecitas cuando terminábamos de trabajar. Aunque sabía que aún estaría en su oficina seguro que si le contaba que lo necesitaba urgentemente no se negaría a salir del trabajo, pues él a diferencia de mí , trabajaba para él mismo. Así que no dudé en llamarlo.

- Armando , ¿te pillo en mal momento? - sabía que me diría que no pero quedaría mejor si le preguntaba-

- Sabes que siempre tengo hueco para ti amigo- me dijo mientras soltaba una pequeña carcajada- ¿qué necesitas?

- ¿Te apetece pasar el resto del día de copas y chicas conmigo? Hoy será mi última noche aquí , tengo un viaje de negocios que me mantendrá ocupado durante meses

- Bueno....tengo unas cuantas tareas , que podría dejar para mañana... Sólo con una condición, si invitas tú - me dijo animado mientras se dejaba de escuchar como tecleaba y arrastraba su silla-

- ¡Eso está hecho! Te espero en el Horcher a las tres he reservado mesa.

- Allí estaré , no olvides ponerte tus mejores galas jeje , es tu última noche y hay que celebrarlo bien.

Haciendo caso a las últimas palabras de Armando , después de una ducha rápida me puse uno de mis trajes más reservados. Era de color azul marino y su forma entallada me proporcionaba una buena figura.
Al cambiarme pude ver como caía de los pantalones que me quitaba la pequeña hoja de papel que me entregó Lucas. Una vez en el suelo pude leer unas pequeñas y cuidadas letras que decían :

Volveré el mes que viene , te esperaré con ganas.
Besos Victoria.

~Donde duerme la luna~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora