capitulo 1

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Sabaku No Temari estaba verificando el contenido de los últimos documentos que reposaban en su escritorio cuando el repentino bullicio de la siempre callada Aldea de la Arena la hizo estremecer.

Temari cerró los ojos, aguantó la respiración e intentó no pensar que existía un solo motivo para que Suna se calmara así; había algún problema. Ya no era la misma mujer violenta de antes y prefería la sutil calma que le brindaba trabajar como consejera en su aldea y mano derecha de su hermano menor, el Kazekage de la Arena, Sabaku No Gaara.

Escuchó los pasos apresurados de algunos shinobis de Suna dirigirse a su oficina. Era lo lógico, su hermano estaba de luna de miel de su boda con Matsuri, la bella shinobi que un día fue alumna del Kazekage y se le veía pocas veces en su oficina. Si no le encontraban, recurrían a ella o a su hermano Kankuro.

-Temari san -dijo uno de los ninjas- hemos encontrado a tres shinobis de la hermana Aldea de la Hoja en estado crítico e inconciente en nuestro alrededores. Los hemos traído a la aldea para ofrecerle auxilio.

-Sus nombres -respondió la Sabaku No sin imutarse.

-Aún no lo sabemos, Temari san. Iremos ahora mismo a averiguar más detalles.

-Los acompaño.

Dijo haciendo caso omiso a sus funciones normales. Al llegar a la sala de atenciones de Suna miró con cariño a dos shinobis que descansaban inconscientes en sus camillas.

-¿Cuál es su estado? -preguntó preocupada.

-Estables, Temari san. Sólo duermen, han gastado todo su chakra -respondió la shinobi medico de turno- el otro lo está atendiendo Aoi. Éste si resultó herido. ¿Les conoce?-inquirió la joven al ver como Temari miraba a los shinobis en las camillas.

-Sí, claro. Siempre les he visto en la entrada de Konoha. Sus nombres son Izumo y Kotetzu, si no me equivoco.

La kunoichi caminó recto hacia la sala continua. Varios médicos intentaban reanimar el cuerpo inerte de un ninja amigo de Konoha. El médico en la cabecera se movió y pudo ver que el joven usaba una coleta alta y su pelo era negro azabache. Temari sintió que el corazón comenzaba a latirle aceleradamente y se quedó pálida.

-Shikamaru -susurró.

-¿También conoce a este shinobi, Temari-san?

Temari se encontraba tan nerviosa que no pudo darse cuenta quien le había hecho esa pregunta. Se le formó un nudo hondo en la garganta haciéndola incapaz de emitir algún sonido, así que se limitó a mirar el cuerpo a su lado, cerrar los ojos y asentir.

Conocía a casi todos los shinobis de Konoha desde hacía ya casi diez años. Sin embargo, aquel que tenía ante sí, había sido siempre diferente. Era un gran shinobi, fue su contrincante en los exámenes chunnin. La había vencido, más se rindió aludiendo falta de chakra. Era la mano derecha de la Quinta, el amor de su adolescencia y el hombre que le había roto el corazón, Nara Shikamaru.

-Temari san, necesitamos un poco de espacio -le dijo Aoi impaciente al ver que la joven se quedó helada sosteniendo la barra de la camilla.

El tono del médico la hizo salir de su trance. Hacías más de tres años que no sabía de él, desde aquellos días que se celebraron los exámenes chunnin en Konoha.

-¿Temari?

Al oír la voz de Shikamaru, Temari apartó la mano. Hacía casi un minuto que él había recobrado la conciencia sin que ella se diera cuenta.

-Hola, Shikamaru -le saludó perdiéndose en la profundidad de sus hermosos ojos negros.

El tiempo no perdona su paso por la vida de la gente, pero en el suyo, había obrado por milagro. Era un hombre aún más irresistible que aquella última vez en que lo vio. Tenía el pelo negro como el azabache, contrastando con sus ojos oscuros, esa maldita combinación le había aniquilado los sentidos desde el primer día en que lo vio. Para su desgracia, seguían surtiendo el mismo efecto enloquecedor.

ShikaTema:La Hija Que Nunca Tuvimos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora