Capítulo XVIII.Octubre 23.

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Querido diario. Al día siguiente (día 20), amanecí en la cama de Adrián quien ya se había levantado y bañado para irse a su trabajo... era domingo pero unas extras no caerían mal decía él. Se acercó dónde estaba acostada dándome un beso tierno en los labios me dijo:

-¡Buenos días, bella durmiente! Ya debo irme...

-¡Ahhhoooo! (Bostezo). Me iré después...a casa, cariño... -Le respondí sonriendo aún somnolienta.-

Así, Adrián salió del cuarto y escuché donde cerró la puerta...me estiré en la cama doblando mi espalda estirando los brazos. ¡Hmm, que bien se siente! Miré el reloj de la mesita, las 7:05 a.m. Aún tenía mucho sueño por lo que me dormí de nuevo.

No recuerdo cuánto dormí pero me desperté de golpe al escuchar el celular que me dio papá el cual he usado para comunicarme con Adrián. Aún somnolienta agarré de mala gana el móvil y lo respondí.

-¡Aaaahhhooo! ¡Alooó...!

-¡Yam...! ¿Por qué no has llegado a casa? ¡Son las 9:39 a.m.! -Interrogó Sam en voz baja.- Los pingüinos están tocando la puerta...acaban de llegar...

Por el celular oía a una de las hermanas llamándome a la puerta...

-¡¿QUÉ QUÉEE?! -Incrédula miré el reloj.- La visita de las hermanas, ¡ay no, Sam!

-¡Yam...! ¿Qué hago? -Pregunta Sam en voz baja.-

-Mira Sam; ¡no les abras! ¡No les contestes! Se irán pronto... ¿De acuerdo...Sam?

-De acuerdo, hermanita... Parecen testigos de jehová... tocan y tocan y no se van... Yam...

-¿Esteban está contigo...? -Le pregunté.-

-¡Nop! Tibi se fue a las 7:30... ¡Espera...al parecer ya se van! Las veo por la ventana... creo que el taxi que las trajo las esperaba...

-¡¿Las esperaba...?! ¡Qué raro...! Siempre que llegan el taxi las deja y se van.

-Pues qué dicha, Yam... Las oigo decir cosas como del por qué no estás en casa; y... ¡bueno...! Oí decirles... que hablarán contigo...

-¡Diantres! ¿Qué querrían...? -La curiosidad me atacaba.-

-Ya el taxi salió...pronto lo verás pasar por allá, hermanita...

-Gracias, Sam. -Terminé la llamada.-

Me levanté de la cama sin vestirme para asomarme de forma discreta por la ventana que daba a la calle para verlas pasar. Momentos después vi el taxi que las llevaba. ¡Maldición! ¡Qué susto...!

Después de que se fueron, me vestí y saliendo de la casa de Adrián caminé a paso rápido a mi casa por lo que además cubrí mi cabeza con el gorro del abrigo. Cuando caminaba pasó un carro que venía detrás de mí y me adelantó por lo que me llevé tremendo susto pensando que eran las hermanas...puse mi mano izquierda en mi pecho en señal de alivio y más tranquila me sentí al llegar a mi casa donde Sam me esperaba usando sólo su blusita roja. Rápidamente entré a casa apoyando mis manos en mis rodillas tomando aire. Sam y yo hablamos del asunto porque me invadía la curiosidad del porqué vendrían un domingo, ¿por qué llegaron de repente? ¿Acaso querrían que yo las acompañase? El taxi las esperaba.

No le di más vueltas al asunto y el día transcurrió con normalidad. A eso de las 5:30 p.m. Sam volvió a su departamento en la ciudad y a eso de las 7 p.m. Adrián llegó a mi casa y le conté lo ocurrido pero no le dimos bola al tema. Esa noche querido diario, no hicimos el amor porque... ¡Je, je, je! No te lo dije pero ese día me empezó a llegar el período... Adrián no se enojó en lo mínimo pero dormimos juntos, yo sólo usé calzones por la toalla y desnuda de la cintura para arriba. Él durmió en bóxer abrazándome por la espalda... con lo irregular de mi período, estuve días sin hacer nada... ¡Je, je, je!

Diario De Una Monja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora