Domingo 19 de septiembre

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Nick se acercó lentamente a mi mientras me recorría con la mirada. Se acercó a mis labios hasta desplazarse a mi oreja mientras me susurraba.

-Gracias por escucharme, Estrada.
-Cuenta conmigo, Wild.

Estaba recostada en él mientras el sol se hacía de notar cada vez más. Cerré los ojos como de costumbre hasta perder la noción del tiempo, otra vez. Ya se estaba convirtiendo en costumbre aunque a decir verdad, despierta tampoco sabía que hora era.

-Buenos días, pececito.
-¿Qué? ¿Dónde...?
-Pececito, nos hemos quedado dormidos en el parque.
-¿Qué hora es?
-Las nueve y cinco.
-Ah... ¡Brandon y James!
-¿Quieres que vayamos a casa de Alan?
-Puf sí, claro que sí.
-Pero primero vamos a por gasolina para el cuerpo, ¿de acuerdo pececito?
-Vale, desembucha. ¿A qué viene ese nombre?
-No te gustaba que te llamara Estrada... Pues pececito. No te quejarás ¿verdad?
-Necesitan vender la paciencia en frascos...

Volvimos hasta la casa de Rachel a por el coche de Nick. De él, sacamos mi vestido ya seco y me lo puse en la parte trasera del coche sin que el tonto de Nick me viese.

-Aun así ponte mi camisa. Hace bastante frío.

¿Como podía ser tan irritable y tan dulce a la vez? No entendía como una persona podía tener caracteres opuestos.
Al lado del automóvil, estaba el coche de Brandon y la moto de James. Afortunadamente estaban sin ningún rasguño a diferencia del jardín de Rachel. Habían vasos y botellas rotas en cada rincón, a parte de los olores que desprendía.

-Sube, anda.
-¿A donde vamos?
-Ah... es un secreto. Sólo dime ¿te gusta la fruta?

A veinte minutos de la casa de Rachel se encontraba Morning's, un sitio bastante moderno donde poder desayunar. Todo era bastante luminoso con unas increíbles vistas a la calle.

-Hola, ¿que desean?
-Buenos días, un ferrari, a ser posible rojo.

El codazo que le propiné me hizo quedar de lo más agusto, aunque la risa que me entró debido a su comentario también. Aparentemente Nick no parece alguien a quien se le dé bien las matemáticas, ni que le guste ver amaneceres ni ir a sitios pijos a desayunar y precisamente eso, era lo que me llamaba la atención de él. No sabías lo impredecible que podía ser.

-Es broma... Soy más de porche.
Queremos dos ensaladas de frutas ¿sin...?
-Esto... sin sandía ni melón.
-Sin sandía ni melón y ¿helado de...?
-¿No se supone que íbamos a desayunar? Helado de nata y fresa, por favor.
-Los dos que sean iguales, gracias.

Llevaba en mis manos lo que parecía ser la cosecha de todo un huerto de frutas. Se podían apreciar distintos colores salpicados por el helado y mis rugidos de estómago pidiendo comida.

Subimos las escaleras hasta dar con una mesa libre. Elegimos la que estaba al lado de un gran ventanal en el que podías ver la gente pasar, gente con prisa, todos corriendo como si el tiempo se agotase en un instante. Estaba fascinada por aquellas vistas.

Terminamos de desayunar tranquilamente. Nunca habría imaginado que comer fruta con helado por la mañana estaría delicioso. Sin duda, el mejor desayuno desde que llegué a Londres.

Había algo en Nick que lo diferenciaba del resto, incluso de James. Quizás parecía más maduro o tal vez... No tenia ni idea, solamente sabía que me hacía de rabiar a cada paso que daba pero en los momentos claves, estaba ahí para ayudarme y estar conmigo.
Todavía seguía intrigada por saber que era su tatuaje que dejaba ver parte de él cuando llevaba manga corta, lo que me hizo pensar sobre la idea de hacerme un cambio. Mi vida había dado un giro de 90° así que, que menos que ir acorde. Lo primero sería un cambio en mi pelo.

Ya habíamos llegado al coche de Nick para ir a la casa de Alan. Me sentía culpable por haberles dejado el marrón a Steph y Alan con esos dos borrachos, pero no podía hacer nada arrepintiéndome.
Después de varios minutos silenciosos en el coche de Nick, llegamos a la casa de Alan.

-Alan, somos nosotros.
-¡Mia! Menos mal que habéis venido, Steph se ha ido esta mañana y estos dos...- De pronto escuchamos el sonido de cuando una persona de vuelve todo lo ingerido.
-¡Ayudadme por favor!

Rápidamente me recogí el pelo en un moño deshecho y corrí al lado de Alan para sujetar a James. Apenas podía ponerse de pie sin ayuda. Realmente la resaca les estaba matando.

-Ey James, mírame. Voy a ponerte un paño de agua fría ¿vale?. Alan, ¿tienes toallas?
-Sí, mira en aquel cajón.

Efectivamente habían varias toallas. Cogí un par hasta volver con James a la habitación en la que había dormido. Alan nos dejó allí para él ocupar el baño de la planta baja con Brandon.
Senté a James en la cama mientras mojaba las toallas en agua fría.

-Ey... Mírame. Se te pasará ¿vale? Déjame ponerte esto en el cuello.
-¿Mia?
-Sí, soy yo. Está muy fría la toalla, te aviso.
-No hace falta que me... -hizo un ademan de arcada lo que me hizo llevarle al baño.

A cualquier otra persona le daría demasiado asco, pero a mi no. Prefería ayudar a mi amigo antes que salir despavorida y dejarle tirado.
Cuando finalmente parecía que no le quedaba nada en el estómago, volví a llevarle hasta la cama. Nick trajo café recién hecho y se lo puso a James en las manos.

-Si quieres, me ocupo de él.
-No pasa nada, no me importa.
-Lo decía porque en estos casos, es mejor una buena ducha de agua fría.
-Que ducha ni que nada, le meteré en la ducha con la ropa, a ver si por lo menos así se le quita el olor a alcohol. Después le pediré a Alan algo de ropa. ¿Cómo está Brandon?
-Mucho peor que James, no se levanta del suelo para dejar de vomitar.
-Joder, menudo par. Ayúdame a llevarle hasta la bañera por favor, Nick.
-Claro.

Entre los dos lo llevamos hasta la bañera abriendo el grifo del agua fría. Aproveche para echarle shampoo en el pelo y quitarle la pegajosidad.

-Mia, Gra... gracias.
-Dejalo, James. No deberíais de haber bebido tanto, os habéis pasado.
-Lo se... Y lo siento.

Alan nos trajo una toalla más grande y algo de ropa limpia. Le quite la camiseta mojada a James y le sequé bien. En esos momentos no podía fijarme en su increíble cuerpo, no se si era por lo cabreada que estaba con él o por que quizás estaba asustada, sea como sea, no deje que su increíble cuerpo desnudo me hipnotizara. Después de ponerle la camiseta, Nick se quedó con él para acabar de vestirlo mientras yo bajaba a ayudar a Alan con mi hermanastro.
Nick tenía razón, Brandon estaba mucho peor.

-Mia, mis padres llegarán dentro de un par de horas, yo he hecho lo que he podido...
-Tranquilo Alan, les llevaré a casa de Brandon. Parece que poco a poco se van recuperando.
-Gracias, de verdad.

Ambos nos fundimos en un abrazo. Alan parecía realmente cansado, como si no hubiese podido pegar ojo en toda la noche y no me extrañaba con ese par por ahí borrachos.

-Nick, necesito un favor...
-Dime.
-¿Nos puedes llevar a la casa de Brandon?
-Claro... Vamos.

Entramos a hurtadillas a la casa de Brandon. James ya estaba algo más espabilado y fue algo que todos agradecimos.

-¿Cómo te sientes?
-Me duele un poco la cabeza, nada más.
-Os lo teneis merecido. Brandon me dijo que no bebería... ¿Y si no hubiera estado Nick?

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Hola.

¿Qué os está pareciendo la novela?
Hum... ¿Qué pasará?

-N

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