El despertador sonaba, pero yo no quería levantarme y todo por el día tan malo que pasé ayer. Deseaba despertarme y que sólo fuera una pesadilla, pero no fue así.
Me levanté, y apagué el despertador, fui al baño y allí me lavé la cara, después me vestí y cogí mi mochila. Salí de la habitación dirigiéndome a la cafetería, justo en ese momento oí como una puerta se cerraba detrás mía. Era Megan, la miré esperanzado, pero ella tan sólo me dedicó una mirada de odio y se dirigió al lado contrario, seguramente a la habitación de Chloe.
Suspiré, mirando las cosas por el lado bueno, hoy estaría todo el día con ella y sin clases; pero por el lado malo, ni siquiera me hablará porque me odia y con razón. Porque estoy hecho un jodido imbécil de mierda que sólo sabe decir estupideces.
Llegué a la cafetería y allí sentados estaban hablando Alex y Owen, riendo; últimamente Alex pasa mucho tiempo con nosotros, antes también éramos muy amigos, pero no nos solíamos sentar juntos (no sé por qué).
- Hola, Marc! - dijeron.
- ¿Y las chicas? - preguntó Alex.
- Ni idea - dije con desinterés -, estarán maquillándose o hablando de la nueva tienda de sujetadores del centro, ya sabes… Cosas de chicas.
- ¡¿Hay una nueva tienda de sujetadores en el centro?! ¡Eso tengo que verlo! - bromeó Owen, haciéndonos reír.
Me senté y empezamos a hablar de diferentes cosas, nada en concreto, hasta que llegaron las chicas.
- Hola, feos!!! - exclamó Chloe mientras le daba un beso a su hermano y se sentaba entre él y yo.
- Hola, fea - contestó el rubio.
- ¿Qué tal, chicos? - dijo Megan casualmente mientras miraba a mis amigos.
<<Me odia…>> pensé. <<¡Pues claro idiota, después de que la trataras de esa forma ayer!>> me contestó una voz en mi interior. <<Ya lo sé, cállate>> le espeté. Vaya, que surrealista, una conversación conmigo mismo, claro.
- Marc, ¿nos vamos ya a clase de historia? Falta poco para que nos marchemos - me interrumpió Megan con lo que parecía… ¿Una sonrisa? ¡Espera, Megan me estaba sonriendo! ¿Eso significaba que me había perdonado?
Asentí, y después de despedirme de los demás le seguí hasta el pasillo que nos llevaría al aula en la que el profesor Robinson impartía clase.
- Entonces… ¿Ya no estás enfadada conmigo por lo de ayer? - le pregunté. Ella me dedicó una mirada asesina.
- Por supuesto que estoy enfadada.
- Pero…antes…tú - murmuré confuso.
- ¡Porque estoy harta! - contestó ella adivinando la pregunta que iba a hacerle - Estoy harta de que ellos acaben siempre involucrados!!! Son nuestros amigos, y lo único que hacemos es meterlos en nuestros problemas, y no se lo merecen. Ya tienen suficiente con los suyos; y por si no te has dado cuenta, no somos el centro del universo.
Bajé la mirada, comprendiendo el porqué de su repentino cambio de humor en la cafetería.
- Meg, yo, lo siento… - me disculpé, pero ella negó con la cabeza. De todas formas continué - Sé que no debí decir…
- Ya hemos llegado - me cortó ella señalando la clase. Entramos y después de un tiempo en el que el profesor nos estuvo explicando algunas cosas sobre el trabajo y el comportamiento que deberíamos tener en el museo, subimos al autobús.
*NARRA MEGAN*
Ya habíamos llegado a la ciudad, después de un largo viaje desde el internado (en el que Marc había estado durmiendo como un tronco), por fin podía ver desde la ventana del autobús el enorme London Eye, u Ojo de Londres.
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Me Basta Sólo Con Un Beso
Teen FictionMegan Harrison, es una chica de 16 años que vive en Londres, siempre ha sido la marginada de clase hasta que sus padres deciden cambiarla al internado St. Matthew, allí, su vida dará un giro de 360 grados. Conocerá a Marc, un chico de lo más mujeri...