F de Femineidad

Prólogo: Estos escritos iban dedicados en un principio a una persona en particular, pero como la vida es cruel tal persona ya no es parte de mi vida, más tarde pensé en mi progenitora, quien la vida me dio, mas he repensado tal dedicatoria no sería correcta, dado que por más que madurásemos una madre es una madre y el depender o no, no afecta en un "ejemplo". Así que consideré una opción, el amor. Que si bien no estaría mal que se adjudicara tal pensamiento para este libro me dije a mi mismo: El amor es fugaz, permanente, una ilusión, que en ciertos casos se contradice. Entonces, se preguntaran: ¿Hacia que o quien dedicas todo esto? La respuesta es: hacia la feminidad. La razón para tal dedicatoria es que, habiéndose casos de mujeres que han hecho de mi vida una experiencia única, tanto grata como ingrata, la mujer es un símbolo de vida, y a lo que a mí respecta un "gracias" no basta, por eso la razón de estas poesías...

Dedicado a la feminidad, la única absoluta belleza en todo el vivir

Encontrarme con tu mirada es como ver el fuego de una vela, una aurora infinita, donde lo único que se ilumina es mi persona, todo el resto es oscuridad, más miedo no tengo, puesto a que sé que tu calor me aguarda.

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¿Que mi corazón está roto? No, amigo, los vidrios se rompen, las máquinas obsoletas se vuelven, los edificios se derrumban, el alma se corrompe, el pensamiento se retracta, pero el corazón, oh, tan impulsivo e impertinente seguimiento de emoción, perfecto mecanismo tienes, el corazón mi amigo, no se rompe, tropieza, puede lastimarse, quebrarse, doblarse, bifurcarse, partirse en dos dios no quiera más, pero jamás deja de cumplir su función, por eso mi amigo, es imposible romper un corazón, se lo puede lastimar, claro, pero la realidad es una cosa y la deformación de la palabra es otra, cuando tus pies ya no soporten tu peso, cuando te envuelva la tierra, cuando lagrimas sean derramadas por ti, ahí y solo ahí, tu corazón estará oficialmente roto.

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Tomados de la mano, calor se siente, pero no por estas, mariposas muertas vivas yacen en mi estómago, inmortales, persistentes con razón. Mis ojos ven pero no observan si no la veo, pues, inútil es observar si lo que se ve la pena no vale. Mis piernas fallan, mi piel languidece, mi respiración torpe es, pero las comisuras de mis labios desafían tal malévolo presagio burlándose, diciendo: Me llevaras, ¡Es verdad! Pero nunca me quitaras aquello que más anhelo. Dicho esto, la torpeza de mi respirar ceso, mi viejos músculos se rindieron, la muerte había llegado, sin embargo la acepte como una institutriz la cual me había enseñado que cuando este momento llegara debería aceptarlo de la mano de quien más estime, Ella, quien acomodo esa sonrisa en mí, quien mi compañera es y compañera será, quien ahora la veré de vuelta, porque su cuerpo en esa silla está, pero su alma con mi profesora, la veré en clases, donde aprenderemos de lo que vivimos y nuestro único hercúleo órgano por fin podrá descansar por primera y única vez, tomaste mi ser y yo tome el tuyo, por eso y mi vida te dejo digo: Te Amo

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Está dando sus primeros pasos, Uno, Dos, Tres, con duda, pero gozo notable, y curiosidad apoteósica, mis brazos la esperan. Viéndola así, tan minúscula, una niña. La situación me implora una sonrisa que más que agradecido regalo. Está dando sus primeros pasos, Uno, Dos, Tres, sin duda con felicidad absoluta y realización completa, el altar la espera. Viéndola así, crecida, una mujer. Ella me persuade una lágrimas que de mis ojos brotan las cuales con gusto le entrego. Regalar nunca fue tan hermoso