prólogo

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¿Que si la quería?
...joder claro que lo hacía, intenté evitarlo pero no puede y si os soy sincero dudo de que ella tuviese la mínima idea de lo mucho que yo llegaba a quererla.

Nunca se lo dije, quizá por miedo, miedo a lo que sentía o miedo a asustarla cuando una parte de mi estaba seguro que la iba a querer para toda la vida, tendría que habérselo dicho o demostrárselo pero eso me hacia mas débil ante él mundo o ante ella y no pude.

Y si, soy un idiota, lo soy por permitirme perderla y porque mi orgullo me impide buscarla, un idiota por no darme cuenta antes que la sonrisa de tonto al verla significaba que ya empezaba a quererla y ahora como idiota que soy, son las cuatro de la mañana de un viernes cualquiera, veintidós días sin ella que ya me duelen y la hecho de menos, es que tendrías que verla me volvía loco, me hacia perder la razón, era como un soplo de aire fresco en mi vida, era la que me mantenía con lo pies en la tierra cuando no veía la salida, ella era él mejor lugar del mundo en él que poder estar, era la parte buena de todo lo malo, era mi niña. Joder era mia y ahora ya no lo es.

Y parece mentira que incluso alguien como yo que nunca llora tenga ganas de llorar por una mocosa como ella pero sí, hace días que me siento tan vacío que no tengo ganas de nada y es que haga lo que haga me acuerdo de ella y eso todavía me escuese y desde entonces mis noches desde que no está parecen él mismísimo infierno porque no puedo dejar de acordarme de ella, me despierto a las tantas, vengó a la cocina y me preparo él café que antes me preparaba ella, incluso él sabor no es él mismo, incluso él color del café me recuerda a su melena, esa tan larga que me había encontrado muchas noches esparcida en mi almohada y es que cada centímetro de mi piel y de todo aquello que me rodea me recuerda a ella.

Y es que cierro los ojos y es como si aún la sintiera aquí, como si aún notara los pasos de sus pies descalzos correteando por mi cocina mientras yo la perseguía, ella siempre hacia lo mismo la veías correr por toda mi casa riendo a carcajadas mientras me decía que no la atraparía pero ella se dejaba atrapar siempre dispuesta a llevarse ese castigo que yo le prometía, dispuesta a recibir esa lluvia de besos que le hacían cosquillas.

La adoraba, adoraba que se empezace a reír de la nada cuando iba a besarla o que me apretase las mejillas para hacer muecas con mis labios para luego besarlos, me gustaba cuando besaba mi ceño fruncido con un pequeño beso cuando me enfadaba y recuerdo que siempre que estaba nervioso por algo, se ponía delante mio y me acariciaba él cabello diciéndome que todo iba a estar bien, adoraba incluso los besos suyos en la punta de mi nariz antes de dormir o que su cabello me molestace mientras dormía, me encantaba pillarla   mirándome de la nada o que pusiese  esas caras raras cuando la miraba desde lejos todo eso para hacerme reír y es que no había nada mas bonito que ella cuando entrelazaba mi mano con la suya cuando ibamos por la calle, así las vistas parecían mas bonitas.

Me encantaba esconderme en su cabello y notar como sus pequeños brazos me acercaban a ella, me volvía loco ver como se sonrojaba cuando le decía lo bonita que estaba incluso llorando, eran tan suaves sus labios cuando lloraba, se le aclaraban los ojos y parecía que lo único capaz de calmarla era yo y también él único que podía hundirla. Hecho de menos que me diga lo que piensa sin pelos en la lengua, que me heche la bronca por idiota y que me mandase a la mierda como tal, sus besos en él cuello, él llegar a casa y encontrarla apoyada en él respaldo del sofá, acercarme a ella estar a centímetros y que me diga encima de mis labios.— ¿dónde esta mi beso?—. Y comermela a besos, hecho en falta él que sea tan bajita y que ni llegue a por un vaso y que me llame, rodearla por detrás y cogerlo juntos sabiendo que esta no es la única cosa que estaríamos dispuestos hacer por él otro.

Hecho de menos él decirle que no ande descalza o verla con una de mis camisetas cuando tendría que ir vestida de oro, necesito escucharla reír y ver sus mejillas y es que sus mejillas me encantaban porque era tan suaves sus mejillas y ella lo sabía. Necesito verla arrugando la nariz como hacia siempre o mordiéndose él labio cuando él que necesita morderlo era yo. Adoraba incluso esa manía suya de tocarse él cabello y mirarse mil veces al espejo cuando este no podía decirle con la misma intensidad que yo lo preciosa que llegaba a estar.
Incluso hecho de menos que se muerda las uñas o que diga que no quería que la vea recién levantada cuando podría tirarme horas perdiéndome en esas ojeras, en esos pelos de loca, esa voz ronca y esa cara de dormida. Adoraba él despertarme antes que ella y que horas después apareciese por la cocina y que me abrazara por la espalda con sus pequeñas manos frías, que me besara él hombro desnudo y que se acercara a la nevera con esa sonrisa que callaba esas ganas de mi, me gustaba ver como se refugiaba entre mis brazos y perderme en él latir de su pecho sabiendo que se me habían acabado las ganas de viajar y ver mundo porque teniéndola a ella podría encontrar en los lunares de su espalda las coordenadas perfectas hacia nuestro destino. Nuestra cama, perderme en ella entre susurros y te necesito que no serían lo mismo si no viniesen de ella y ahora cada vez que vuelvo a mi cama, la encuentro vacía y fría porque no había nada mas bonito que sentir como sus pies fríos de tanto andar descalza se enredaban con mis piernas y perderme en él calor de su pecho y ese olor de la almohada que dejaba día tras día y parece que poco a poco ese olor va desapareciendo y yo lo necesito. Y sé que yo podría recorrer por mil perfumerías buscándolo y no lo encontraría porque esa era su esencia y no se encuentra en cualquier tienda y siento que cada día que pasa su olor desaparece.

Ella no está, pero sus recuerdos van todavía mas y yo sigo hechandola de menos, otra noche mas y mañana volveré a despertarme y un recuerdo más aparecera de la nada y me impedirá dormir, seguiré sin ella. Así que si me preguntáis ¿si la quería? Joder claro que la que quería, intenté evitarlo pero no pude, te venía con esa sonrisa y ya la querías. Y yo, sin saber lo que podría significar perderla no pude admitir que alguien como yo empezaba a quererla.

Y así es querido diario...

Seguiré recordándola y esperando a que vuelva aunque sé que eso es imposible.

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Hola amigos, espero que mi historia os guste. Me he basado en un vídeo de youtube para crearlo, me identifique tanto con la historia que me dio ganas de crear este libro, espero que disfruten de esta bonita historia. :)

dιarιo de υn corazón roтoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora