Querido diario. Luego del encuentro en el río con Adrián volvimos a su casa donde pasé la noche y a eso de las 7 a.m. del siguiente día, me dirigí a mi casa por aquello de otra visita de las hermanas. Además te cuento que estoy tan molesta pues al parecer por el simple hecho de no estar aquel día en casa (día 20), la superiora ayer vino en una visita a "regañarme" según ella. ¡Esto es ridículo! ¿¡Vienen a regañarme a mi casa!? Sólo porque me necesitaban para el coro de la iglesia y yo no estaba... ya me había ganado la reprimenda del año y por si fuera poco; la hermana Gabriela dijo que fui muy grosera casi al gritarle porque le dije que sólo estuve fuera de casa un día...
Nunca le grité a la lenguona esa amigo diario... y tras de eso, me reclama el hecho de estar fuera de casa por lo que me recitó toda una hablada del por qué me dio el permiso de estar fuera del convento, que normalmente ella no es de dar estos permisos... y más ¡bla, bla, bla!
Me mantuve callada porque la verdad no valía la pena pues aunque no lo creas, la superiora es muy buena persona pero las hermanas le exageraron las cosas. Sí le aclaré que la hermana Gabriela mintió al decirle que yo fui grosera gritándole pues no le grité, ni la contradije pero sí me alteró más ella poco me creyó o me creyó a medias. ¡Diantres!
Lo peor de todo es que la superiora dijo que ya las visitas serían no dos veces a la semana sino ¡¡cuatro!! Y eso sin contar las visitas sorpresa... ¿¡Pero...qué diantres se...creen!? Seré "monja" mas no un reo en arresto domiciliario... Querido diario... sé que... ¡bueno! Tú sabes que no he sido una verdadera monja por mi relación con Adrián y Dios libre las hermanas lo sepan pues si con sólo este detalle me tienen así; ahora imagina lo que me harían si saben de lo nuestro...
Pasaron dos horas de pura hablada en las que sentí una gran carga... Tras de eso me exige que use el hábito por lo que ya no podré usar el short... ¿¡Puedes creerlo!? Aquí no me quedé callada...
-¡Madre Superiora! Corregiré muchas cosas pero el calor aquí es exagerado... Por eso debo estar así...
-Yo uso el hábito todo el día hermana Yamileth... Monja es monja donde quiera que esté así sea el polo norte o el desierto del Sahara.
Rápidamente recordé un leve salpullido que tenía en mis pies producto de mis encuentros con Adrián en el bosque cuando caminaba sobre el monte lo que me produjo como una alergia.
-¡Mire mis pies, Madre Superiora! El usar el hábito... a veces... me causa una alergia...con el...calor...como...lo ve...usted... -Dije insegura.-
-¡Ah...Buen Dios! -Exclamó viendo mis pies.-
-Y tengo salpullido...en...bueno en medio de mis piernas...ya sabe...bajo mis calzones... -Le mentí.-
-¡Ay...no hermana! -Exclamó persignándose.-
-Por eso cuando ustedes no están... uso el short sin calzones. Sólo los uso cuando ustedes...vienen... -Dije cabizbaja fingiendo.-
-¡Ah...! Sé lo que es eso, hermana... Puedo pasar por alto lo del uso del hábito pero debe conseguir un ungüento para esa alergia porque ahora, ¡bueno! No está haciendo calor pero... lo pasaré por alto mientras consigue el ungüento. ¿Está claro?
-¡Sí Superiora y gracias! -Le dije.-
Ese día ella vino sola y después llamó desde mi casa un taxi en el que se fue advirtiéndome que el aumento en las visitas se dará a partir de mañana mas no me dijo nada de las visitas sorpresa. Al haberse ido me metí rápido a la casa donde lloré amargamente... ¡Diantres! Esto me hizo advertir a Adrián para que al estar conmigo, deberá irse un poco antes al amanecer por aquello de que nos pesquen y él aceptó sólo que deberíamos cuidarnos más.
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Diario De Una Monja.
Roman pour AdolescentsÉsta historia está dirigida al público mayor de 18 años. Lenguaje explícito. Estas son las vivencias de una joven monja llamada Yamileth quien desde los diecinueve años escuchó el llamado para formar parte de la fe en todo el sentido de la palabra...