Invierno

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Se veía hermosa mientras comenzaba a nacer, así es, a el crudo invierno le tocó ver nacer a una hermosa rosa, de la cual se enamoró perdidamente, y aunque su amor era correspondido, el no dejaría que ella muriera, no a menos que ella quisiera hacerlo, pues el hecho de haber nacido a finales de invierno, le concedía ese pequeño don. El de escoger cuando daría fin a su hermosa vida como rosa.

—Perdóname— suplicaba el crudo invierno al ver a su amada rosa sufrir por lo frío y helado que estaba el día. Lamentablemente invierno no podía hacer nada para evitarlo, si el Dios supremo, decía tormenta, tormenta había, si decía día tranquilo, día tranquilo había, pero, lamentablemente, la fuerte nevada estaba lastimando a la rosa, y era algo que al mismo inverno le hacia daño.

—No te preocupes, sobrepase al acalorado verano, al vientoso otoño, a todos aquellos humanos que quisieron acabar conmigo solo para poder verte hoy, y poder decirte....—

—Que el crudo invierno se ha enamorado, de una delicada rosa— Susurró por ultima vez el invierno antes de morir junto a su amada rosa dando inicio a la primavera, y fin a dos vidas, las cuales volverían, como una anécdota para todas aquellas almas de enamorados que no pudieron estar juntos, mas ambos enfrentan el dolor de estar separados y juntos a la vez.

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