8. Cuatro y yo...

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Tobías

-¿Qué te pasa Alex? Últimamente pareces enojado y evasivo.

-No es nada, Cuatro. Solo estoy cansado, e echo triple turno, no e dormido en dos días, pero él que me preocupa eres tú.

-¿Yo? ¿Por qué?

-Has faltado a tus citas y no tomas los medicamentos, sabes que puedes empeorar fácilmente, tenemos que buscar una solución, no podemos seguir reteniendo esto con medicina.

-Alex, ha pasado un año, más el tiempo en que se me implanto, y en todo ese tiempo no se encontró una cura y esto solo parece calmarse con medicina.

-Si, se calma con medicina que no tomas, pero sabes lo que pasará si esto se sale de nuestro control. A caso no recuerdas lo que paso con Uriah.

-Si, lo recuerdo bien.

-No planeó torturarte, pero Tris te necesita para que puedas ayudarla, pero tu condición puede empeorar y tendremos que internarte de nuevo.

-No. No va a pasar.

-¿Cómo lo sabes? Conociéndote, ahora vas a preocuparte más por Tris que por ti, y además los niños. Esto puede salir muy mal, eres mi amigo, y por eso soy directo contigo.

-Bien eructito, ¿cuándo puedo programar cita?

-Hoy mismo, desde ahora soy tu doctor. Vamos al área de rayos X.

-Si claro, justo después de tomar un trago con Jake y enviarle mis saludos a Marcus desde el infierno.

-¿De qué hablas? Dijiste que querías una cita, vamos.

-Acabas de beber, no dejare que me examines mi cerebro ebrio y con sueño.

-Cierto, tal vez lo mejor sea mañana. Debo ir a casa a dormir, las enfermeras cuidaran de Tris, por cierto, ella quiso iniciar la terapia física hoy, quiere salir caminando según me dijo.

-Iré a verla entonces. Y...gracias.-era raro pasar de enemigos a amigos y luego a medico-paciente.

-No es nada, ve por ella y nos veremos mañana.

Tris

-¡¡Basta!! Ya no puedo más.

-Tienes que intentarlo, haz esto por tu esposo, esta afuera caminando de un lado a otro esperando por ti.

-Él no es mi esposo, y no es que no quiera intentarlo, es muy doloroso.

-Señorita, sus músculos y articulaciones se han desacostumbrado, por eso hacemos esta terapia, y entre más lo practique será menos doloroso.

-No, lo siento, por hoy es todo.-me sentía como una niña mimada, pero el dolor en mis piernas era insoportable y el hecho de ver a Cuatro pasar de un lado a otro por la ventanilla en la puerta no me ayudaba.

-No se mueva, enviare a una enfermera con algo para el dolor.-Si, claro, seguramente saldría corriendo.

Me quede acostada en el suelo, mire la lámpara que iluminaba la habitación, era muy blanca, tanto que entre cerré los ojos para evitar que me lastimará.

Me pareció una sensación familiar, como si hubiese estado así antes, entonces cerré mis ojos, comenzó a darme un ligero dolor de cabeza y me sentí mareada.

-Tris, cada vez que vuelvo a verte estas en este hospital, ¿sabes que existe la cafetería?

-Disculpa.-dije sentándome para ver a una chica, perecía joven, tal vez unos dos o tres años menor que yo. Tenia una vaso de cartón en una mano y un vaso con agua en la otra.

Divergente, El Olvido 2/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora