“F.A.S.T.E.R”
Prologo
El viento era frio y arremetía violentamente contra mi cara como si supiera que yo quería borrar los recuerdos de aquella noche. Una lagrima resbalo por mi mejilla me sentía sucia y usada, vagando sola por la fría noche me puse a recordar en los tiempos en donde creía que el amor era limpio y puro ahora dándome cuenta que probablemente aquello era puro cuentos de niños. Quería gritar, quería llorar a rienda suelta sin que nadie me dijera que me detuviera para ser más exactos quería desaparecer en la oscuridad de la noche.
Sin esperarlo escuche un ruido a lo lejos, un ruido que se acercaba mas a mi conforme los segundos pasaban y me di cuenta que no se acercaba a mi sino que venía directamente hacia mi e hice lo que mi mente me dijo; corrí. Corrí lo más rápido que pude pero caí en cuenta que era inútil sea lo que sea iba a llegar a mí en cuestión de segundos, frustrada como un ratón sin salida cheque mis posibilidades y me halle corriendo hacia el bosque que estaba a un costado de la carretera, me escondí entre los arboles cerca de la orilla y un estridente chirrido lleno el vacio de la noche, los cabellos detrás de mi nuca se pararon ante la magnitud del ruido, enterré mi cabeza entre mis rodillas. Entonces supe que lo que se acerco a mi era un carro y había frenado con tal estrepito, escuche pasos caminando en el asfalto, caminando de un lado a otro y me imagine al poseedor de esos pasos pasar su mano por su enmarañado cabello.
-Se que estas escondida, Ross, no huyas de mi no me gusta que te alejes de mi-gruño la persona en el asfalto-Ven aquí, no te hare daño es lo menos que quiero hacerte pero si no me dejas otra alternativa lo hare, juro que lo hare.
Un escalofrió recorrió mi espalda ante aquella amenaza por alguna extraña razón no podía concebir la idea de que él me lastimara pero también sabía que si lo necesitaba hacer, lo haría.
-¿Así es como quieres jugar, eh?-pregunto en un tono burlesco que hizo que la sangre se me helara-Pues juguemos, pero has de saber que una vez que te encuentre no podrás escapar de mi-amenazo y un sonido animalístico lleno la noche.
Sabía que tenía que huir, sabía que por lo menos tenía que luchar para que el no me encontrara pero una parte loca e irracional de mi deseaba ser encontrada, deseaba ser buscada y sobre todas las cosas deseaba ser atrapada. Y como mis pensamientos fueran escuchados al levantar la cabeza para ver entre las ramas, me sorprendí por lo que vi. Ante mi se alzaba una figura imponente de un hombre y en la oscuridad de la noche lo único visible fueron sus ojos color esmeraldas.
-Te dije que te encontraría, Ross-dijo con aquella voz grave y filosa que amenazaba con cortarme cada vez que la escuchaba.
-Por..fa.fa..vor, aléjate- respondí con mi voz trémula- No sé qué paso allá en la fiesta pero estoy aterrada-secándome las lagrimas que no me había dado cuenta que derramaba me levante con mis piernas temblorosas- Solo quiero ir a casa-agregue mirando al piso.
-Iremos a casa-respondió ante mi pedido- ahora sube al auto para que te pueda llevar-agrego señalándome con la cabeza la dirección hacia su auto.
Dude mi respuesta pero con voz firme dije.- No.
-Yo no pienso lo mismo-dijo en un momento y al otro me encontraba alzada sobre su hombro- Vamos a casa.
En el camino al auto golpe mis puños contra su espalda pero fue inútil, no lograba entender porque sentía como chispas que explotaban cada vez que mis manos rosaban su piel su olor me hacía sentir fascinada por un momento pero al otro me lograba sentir completamente mareada y simplemente no lograba explicarme el porqué de esas continuas oleadas de emociones.
Me bajo ante la puerta del copiloto y cuando me disponía a subirme al carro una mano aferro mi muñeca;
-Antes de irnos tengo algo que hacer-dijo.
Sin esperarlo su boca descendió a mi barbilla dejando un camino de besos hacia mi cuello, sus labios contra mi piel era una experiencia nueva y genuina que nunca ante había experimentado, no me había dado cuenta que contenía el aliento hasta que lo solté, parecía estar expectante pero no sabía realmente que esperaba. Era como el efecto de una droga te levantaba por un momento para en el último instante dejarte caer y la caída aunque era dulce, dolía. Dolor. El cual era una sensación efímera. Era lo que sentía en aquel momento. Sus dientes desgarraron la piel de mi cuello hasta perforarla y clavarlos en mi carne y fue como si un radio con problemas de transmisiones se encendiera dentro de mi; podía imaginarme a mis neuronas haciendo circuitos con la suyas, ahora era capaz de sentirlo en mi mente pero eso no fue lo que más me asusto porque ahora era capaz de sentir su dolor al igual que el mío y sus dolor se sentía como mil agujas atravesándome el cuerpo pero al cabo de un rato mi cuerpo se acostumbro a tanto dolor que ahora ya no lo veía más de esa manera. Ahora era placer el que inundaba mis venas.
Sentí como sus dientes dejaban mi carne y de alguna nueva manera me sentía vacía. Mis ojos buscaron los suyos y lo único capaz que fui de enfocar fue su boca donde yacía mi sangre parecía disfrutar ver su marca en mi, pues sus ojos que alguna vez fueron verdes eran oscuros y estaban fijos en mi cuello expuesto, mis ojos captaron movimientos que su boca producía mas no fui capaz de escuchar los ruidos que emitía. Pero si leí sus labios y decían;
-Ahora ya eres mía.
Me paralice y luego todo se volvió negro. Oscuro.
Como sus ojos.
ESTÁS LEYENDO
FASTER
ParanormalRossebelle Ryder es un chica normal que siempre a pasado sin ser notada por sus padres, por su maestros y por los chicos de su escuela. Pero inesperadamente una persona temida y respetada por todos regresa de su aislamiento. Y no solomente regresa p...