Capítulo 4

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Victoria, ¿falta mucho para acabar este día?
No, ya solo falta una persona para acabar las entrevistas.

Gracias a Dios, hazla pasar por favor.

Buenos días, mi nombre es Alina y soy la que le atenderá en esta entrevista. Tome asiento por favor señor.... señor...

Juan.

Estaba tan engreída ojeando su currículum que no lo había visto a los ojos.

Y dígame señor Ju... an — mis palabras se entre cortaron cuando lo vi, me puse pálida y fría del susto —

Eres tú — dije entre labios —
Disculpe señorita ¿dijo algo?

Caí a la realidad de golpe.

No, nada, tome asiento por favor. Y dígame Señor Juan —trague grueso — ¿Qué lo trae por aquí?

De vuelta a casa pensaba en lo casual que era la vida, o quizás que trágico era el destino. Al inicio creí que ese hombre era una fantasía y no existía hasta que lo vi hace un tiempo en una larga presa y ahora aparece aquí. Este hombre es tan parecido a alguien pero ¿a quién?
Me estacioné frente a la cafetería de la última vez en donde le conté a Regina sobre Diego. Tenía tanta curiosidad por ese hombre que me detuve a revisar de nuevo su currículum.

Ricardo, ¿cómo éstas?
Aquí en la lucha Alina ¿qué vas a querer?

Ricardo era el dueño de la cafetería y un gran amigo mío desde hace varios años.

Lo de siempre por favor — dije sonriendo mientras me sentaba a la mesa.

Me sentía tan nerviosa de revisar lo que traía en mis manos, sentía un gran escalofrío. "Alina no seas tonta, como si nunca hubieras hecho esto" me decía a mí misma.

Bueno aquí vamos...

Abrí la carpeta que tenía en las manos con muchos nervios, algo me decía que no debía....

¡No puede ser! — dije llevándome una mano a la boca —

Esto no me puede estar pasando a mí — me repetía mil veces —

No, no, no, no, no, que sea mentira ¡por favor!

Tomé mi teléfono y llame a Regina.

¿Hola? Regina...

Amiga que gusto escucharte ¿cómo va todo por allá? ¿Cómo siguió Oscar?

 Está recibiendo tratamiento para combatir el cáncer, pero mira no te llamo para eso.
Hoy me paso lo más extraño del mundo.
¿Ah sí? ¿Qué te pasó?

Encontré a Diego, bueno más bien... o la vida nos encontró, el destino que yo
— ¡Como amiga, no te lo creo!

Gritaba como loca, aleje el teléfono un poco de mi oreja.

No entiendo qué tiene de interesante Regina.
— Cómo dices eso, la vida te está abriendo la puerta de nuevo de ese amor.
Regina nunca, mi esposo está muriéndose. Además que ya no amo a Diego.

Dicen que donde hubo fuego...

Sí pero yo barrí esa basura.
Lo peor del asunto es que Diego ha venido esta mañana a la empresa, a las vacantes. Y es lo que realmente necesita la empresa si queremos salir de esta crisis.

El Tiempo Después De Ti ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora