Parte Única

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—¿Qué te hizo creer que lo iba a dejar a él por alguien como tú? Cariño, no eres tan especial como piensas— sonrió inmediatamente después de decir aquello.
Pero no era igual que la cálidas sonrisas que alguna vez me dedicó. Era diferente, tan deforme y fría que ni siquiera parecía la misma persona con la que había estado desde hacía ya varios meses.

Sehun se levantó empujando suavemente la silla en la que había estado sentado los últimos 20 minutos y sin decir nada más, se fué, sin mirar atrás, sin siquiera decir adiós.
Así de simple como había entrado en mi vida y en cada fibra de mi cuerpo, se fué.

Apreté fuertemente mis dientes provocando que mi quijada se tensara notoriamente. Un ligero temblor invadía mi cuerpo, extendiéndose a travez de mi espina dorsal y viajando a cada una de mis extremidades.

Y es que simplemente ya no podía más.

¿Qué había hecho? ¿Había sido un error tan grande darlo todo por una persona? ¿Había sido demasiado malo el haberme desgastado tanto física como mentalmente para obtener la atención de alguien que, al final no me devolvió ni la mitad de lo que yo le había otorgado?
Porque si era así, soy totalmente culpable de haber recibido su rechazo, de haber sido víctima de su desprecio por no ser tan bueno como otra persona a la que él prefiere.

Pero es que a pesar de caer en el mismo error con uno y con otro y otro, aún no logro entender ¿qué tiene de malo tratar de hacer sentir bien a una persona cuando está contigo?

Si, tal vez él me consideró alguien fastidioso, un cargo que tenía que llevar o atender por simple lástima.

Es un hecho que soy el imbécil más ridículo por ilusionarme tan rápido, pero es que el tener sentimientos tan soñadores no me permite que la tarea de no ser lastimado sea fácil.

Con las lágrimas aún atrapadas en mis párpados, salí del pequeño establecimiento con la mirada gacha y las manos en los bolsillos.

Mi plan principal en ese entonces no era volver a casa, es decir ¿qué caso tenía? El ver pelear nuevamente a mis padres no era algo de lo que tuviese ganas de observar en este entonces.

Papá había estado tomando últimamente. El hombre sufría de lapsos en los que duraba cierto tiempo sobrio, pero después nuevamente caía en el vicio y era un desastre para la economía y estabilidad de mi familia.

Por suerte el tipo no era lo suficientemente violento como para golpear a alguien de la familia, pero si era lo suficientemente violento como para que alguno de nosotros recibiera violencia verbal, y para nuestra desgracia, las palabras duelen más que los golpes. Mucho más.

Seguí caminando por la calle. No era de aquellos que les gustara exhibirse en público, pero las lágrimas se sentían tan pesadas que mis lagrimales no tuvieron la fuerza para retenerlas, viéndose forzados a dejar que estas rodasen por mi rostro en cantidades pequeñas, sin que estas salieran como en realidad querían hacerlo, solo una parte pequeña de ellas eran las que lograban escapar contra mi voluntad.

Si, soy un experto en tragarme el llanto, aunque por el momento no estuviese teniendo suerte en ello.

La pregunta que me había mantenido desde hacia ya mucho tiempo sigue siendo la misma.
¿Por qué siempre me quedaba con el segundo lugar? No es como si amara ese puesto, de hecho, apestaba siempre tener que tomar ese lugar; tener el número dos tatuado en la frente. Era como si todos aquellos que conociese ya tuvieran a alguien más al que siempre preferirían sobre mi. Nadie se daba cuenta de cuanto esto me dolía.

El siempre ver una sonrisa en mi rostro despistaba cualquier rastro de dolor en mi alma.

Pero es que cansa el hecho de ver como no tienes a nadie que te prefiera a ti sobre los demás, a quien a pesar de tener muchas opciones, opte por ti y siempre estará ahí, sin importar las bajas que tengas en tu vida.
Una persona que al estar contigo, no te deje porque alguien más le llama.

INCONMENSURABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora