Invisible

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Era un día normal de escuela, y una alumna normar estaba sentada en su silla, cansada de escuchar el reto de todos los días de su profesora, dirigido a sus compañeros y a ella, por no entregar tareas, por hacer mucho ruido, por molestar, y muchas cosas más. Aburrida de escuchar siempre lo mismo, con su vista inspeccionó todo el salón, vagaba por todo el lugar, sin detenerse en ningún punto fijo, porque ninguno valía el más mínimo segundo de su atención. Hasta que en un instante, por un mili segundo, creyó ver a alguien, sentado en la otra punta del aula, en el último asiento, donde no había nadie, y nunca lo hubo. Lo que creyó ver, fue la figura de un ser humano sentado en una silla, con la cabeza cubierta con una capucha blanca, que parecía estar tratando de dormir. No fue muy claro, fue casi una silueta transparente, pero sabía lo que había visto, que no se lo había imaginado, que había sucedido.

Al sonar el timbre de la escuela, todos salieron, incluyendo ella, y al día siguiente todos volvieron a clases. Pero algo había cambiado. Esa alumna normal, estaba diferente, la notaban diferente, pero todos creían que estaba perdiendo el tiempo, sin preocuparse por sus estudios, en su propio mundo, con la vista pérdida en una de las puntas del salón, sin más misterio, solo una alumna normal que no le interesaba la clases, eso creyeron todos, sin darle mucha importancia. Y nadie sabía la verdadera intención que guardaban esos ojos, lo que realmente estaban haciendo. Con su mirada, buscaba esa silueta que había visto el día anterior, y que hoy no encontraba, y no encontró.

Al día siguiente volvió a intentar. Todos los días se volvieron iguales para ella, solo se sentaba en su silla y miraba al mismo rincón, sin prestar atención a nada más, buscando esa figura transparente. Y así pasaban los días, las semanas, y los meses. Pronto, sus notas disminuyeron. Sus padres la castigaban y retaban constantemente, pero ella los ignoraba, no le importaba, solo buscaba esa figura, solo le interesaba esa figura, que nunca encontró.

Al cabo de unos meses, aun si haber visto la figura nuevamente, se sentó en su lugar de siempre, y como siempre miró al rincón. Pero está vez, después de una hora, la figura volvió a aparecer. Cuando la vio, no estaba encorvada como antes, sino erguida, aun con su capucha blanca, que parecía ser parte de una campera, y su mirada, estaba fija en ella, sus ojos, miraban fijamente a los de esa alumna normal, y en un rápido movimiento de cabeza por parte de la figura transparente, desviando la vista, desapareció otra vez. Ahora, estaba segura de que eso era algo, y no solo su imaginación.

Al día siguiente, la figura volvió a aparecer, otra vez con los ojos fijos en ella, y otra vez, cuando dejó de mirarla, con un giro rápido de cabeza, desapareció. Eso mismo, sucedió varias veces ese día, y en el siguiente, y el siguiente. Cada día eran más frecuentes sus apariciones, y más claras, la figura se veía con más claridad, pero el único color que se distinguía, era blanco, y también se podía ver, que la silueta pertenecía, o parecía, un niño, más o menos de 15 años, pero el resto de los datos, eran indescifrables.

Al cabo de una semana de esta presencia intermitente que había tomado la figura, la alumna normal, decidió dar otro paso. En la mañana, cuando entró a su salón de clases, se sentó en otra silla, una silla que estaba a un banco menos de distancia del rincón donde aparecía la figura, en comparación a su lugar de siempre. En esa silla, podía ver mejor a la figura, pero seguía siendo difícil de distinguir.

El resto de las semanas, cada nuevo lunes, se sentaba en un banco más cerca del rincón, hasta que, solo quedaba una silla, al lado de la silla, donde aparecía la figura. Con una bocanada de aire recién respirado, apartó la silla de la mesa, y se sentó, arrimándola de nuevo. Entonces, solo bastaba girar un poco la cabeza, para verlo, tan claro como el agua, e igual de transparente, sentado al lado suyo, la figura de un chico, que la observaba fijamente, con una respiración extraña, y con ojos húmedos. Se miraron mutuamente en silencio por un tiempo, pero luego, ella decidió dejar de incomodarlo, y se dio vuelta para sacar sus cosas de la mochila, y al tener todo sobre la mesa, comenzó a escribir lo que estaba anotado en el pizarrón, algo que no hacía hace mucho tiempo, ya que no prestaba ninguna atención a las clases.

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