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Estoy en el peor día de mi vida.

Mis padres acaban de concertar mi matrimonio con un completo desconocido, es indignante ¿ Verdad?

-No me podéis hacer esto - digo furiosa.

-Amber, cariño- dice mi madre.

-Os odio- digo saliendo corriendo y llorando.

¿Como han podido, me han vendido a un desconocido? Quieren más a sus negocios que a mi.

(...)

Si no me hubieran encerrado con llave en esta maldita habitación, juro que me escapo, yo no me quiero casar, soy demasiado joven, no quiero, vale ahora mismo parezco una niña de 5 años.

-Señorita Williams, su ayudante la espera para colocarse el vestido.- dice mi asistenta.

-Gracias.

Me levanto de la cama y la puerta se abre, Daphne entra con el vestido en la mano, yo me quito mi ropa y Daphne me ayuda con el vestido, cuando estoy lista, entran la peluquera y el maquillador, luego Daphne vuelve con el velo y un collar de diamantes, cuando estoy lista, mi padre viene a recogerme. Me quiero morir ahora.

(...)

Estoy caminando por el largo pasillo, tomada de la mano de mi padre, los invitados sonríen, en el centro un chico alto, moreno y de buen físico espera vestido con un traje, mi padre me acerca al altar y me besa en la mejilla.

-Hola- digo al chico.

Este no contesta, empezamos bien la relación.

El cura, empieza con la ceremonia, todos tomamos asiento, me siento como si estuviera en el infierno.

-Alexander Carrington acepta a Amber Williams como su legítima esposa y promete amarla en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte los separé.

-Acepto.

Si bla bla bla ahora lo mismo, yo solo lo ignoro y digo acepto, que remedio ¿no?

-Bien, puede besar a la novia.

¿¡QUÉ!?

Alexander me mira nervioso y solo se dedica a tomarme de la mano y girarme para saludar a los invitados, agradezco mucho que no me haya besado.

(...)

Me bajo del fabuloso coche, me he cambiado y ahora voy con un vestido blanco corto con un poco de encaje, Alexander abre mi puerta y yo saco las maletas, luego entramos en su casa, o mejor dicho su mansión.

Es de noche así que estoy agotada.

-Bien esta es tu habitación- dice Alexander.

-¿No vamos a dormir juntos?- digo mirándolo.

-No, no dormiremos juntos- dice entrando en su habitación.

Entro en mi habitación y me pongo a deshacer las maletas, coloco toda la ropa en el armario y luego me siento en la cama, no me cae nada bien, seguro que es un idiota engreído, lo odio tan temprano.

La puerta se abre y veo entrar a Alexander, va vestido con un camisa arremangada hasta los codos y un pantalón semiformal.

-Tengo hambre, haz la cena- dice serio.

Que se la haga él, no te jode.

-Haztela tu- digo mirándolo.

-He dicho que me la hagas tu- dice serio.

-Y yo he dicho que la hagas tu, porque yo no soy tu criada- digo mirándolo.

-Mira,niña, la vas ha hacer tu si o si- dice tomándole fuerte de la muñeca.

-No- digo seria.

-Mira, puede que en tu casa fueras la princesa, pero aquí mando yo, ¿Entendido? Y si quiero la cena la haces- dice tomandome del cuello.

-Si... Pero... No sé cocinar- digo mirándolo.

-Pues aprendes- dice serio.

Suelta mi cuello y sale de la habitación, yo también salgo y bajo a la cocina, allí intento hacer algo decente, al final opto por hacer una carne a la plancha y una ensalada con toda clase de verduras, cuando acabo lo llevo al gran comedor, donde al final de la mesa, se encuentra Alexander.

-Aquí está tu cena.

-Traeme vino.

Me voy a la bodega y cojo una botella de vino, luego cojo una copa y la llevo a la mesa.

-Sientate y cena, mañana tienes que despertarte temprano.

Me siento en la mesa y empiezo a comer, cuando acabo lo recojo todo y friego los platos, luego subo a mi habitación, me pongo el pijama y me tumbo a la cama a dormir.

(...)

Pero que coño.

-¿Que haces? ¿Estas loco?- digo mirándolo.

-Venga para arriba quiero el desayuno- dice mirandome.

-Y me tenías que empapar- digo molesta.

-Me estas replicando- dice mirandome.

-Idiota- digo con rabia.

-Niñata inmadura- dice.

-Odioso- digo mirándolo.

-Mimada- dice.

-Gilipollas- digo.

-Malcriada- dice.

-Hijo de...- pero me pega un tortazo.

-No te atrevas ha hablar nunca más así de mi madre, maldita niñata- dice.

-Ojalá te caigas por las escaleras y te mueras- digo gritando.

(...)

Estabamos sentados en la mesa, cuando la limpiadora viene al comedor.

-Señor, su cita lo espera- dice Gloria.

-Hagale pasar, aún no he terminado- dice Alexander.

Sera capaz de traer a una prostituta a la mesa.

La persona que se encontraba fuera, entra dentro del comedor.

Ups... No era una mujer... Si no...

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2016 ⏰

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