Predestinados

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Hola princesos y princesaaaas (si se que eso lo dice loulogio pero esq me encanta ese youtuber *-* jeje)  bueno os dejo esta historia porque me encantó y queria compartirla con vosotras y vosotros, AVISO no la voy a subir entera , o almenos no por el momento , solo quiero que la conozcais y si os gusta la compraras o bien online o en una libreria o algo asi , bueno sin mas dilacióóón  aqui os dejo el capitulo .

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SINOPSIS    

Un amor fatal.  

Una antigua disputa entre familias.  

Una historia que se repite.  

Cuenta la historia de Helen Hamilton, una chica de 16 años diferente a las demás. Suele tener pesadillas con una travesía por el desierto de las que despierta agotada y con las sábanas manchadas de sangre. Además cada vez que se cruza con Lucas Delos, el nuevo y guapísimo chico nuevo, siente unas ganas irrefrenables de matarle. Algo le dice que están predestinados a repetir una historia que lleva repitiéndose siglos… 

                                                                       CAPITULO  I

Pero si me compraras ahora un coche, podría ser tuyo cuando acabara el instituto, dentro de un par de años. Estaría prácticamente nuevo —dijo Helena con 

optimismo. 

Desafortunadamente, su padre no era tan fácil de engañar. 

—Lennie, solo porque el estado de Massachusetts crea que los adolescentes de dieciséis años pueden conducir… —empezó Jerry. 

—Casi diecisiete —le recordó Helena. 

—…no significa que esté de acuerdo —finalizó. Jerry llevaba ventaja, pero ella se resistía a darlo todo por perdido. 

—Ya sabes que el Cerdo solo aguantará un año más, dos como mucho — insistió Helena refiriéndose al viejo Jeep Wrangler que su padre conducía y que sospechaba que podría haber estado aparcado en el castillo donde se firmó la Carta Magna—. Piensa en todo el dinero en gasolina que nos ahorraríamos si compráramos un híbrido, o incluso un coche eléctrico, papá. 

—Ajá… —fue todo lo que dijo su padre. 

Ahora sí había perdido definitivamente. 

Helena Hamilton refunfuñó para sí misma y desvió la mirada hacia la verja del transbordador que la iba a llevar de nuevo a Nantucket. Un año más se repetía la misma historia; iría al instituto en bicicleta y en noviembre, cuando la capa de nieve fuera demasiado gruesa, se vería obligada a pedirle a alguien que la llevara o, peor aún, a coger el autobús. Con solo pensarlo le daban escalofríos, de modo que intentó quitarse ese recuerdo de la cabeza. Algunos de los turistas que habían ido a pasar el Día del Trabajo1 a la isla la observaban con detenimiento, lo cual era bastante habitual. Intentó mirar hacia otro lado de la forma más sutil y discreta que pudo. Cuando se miraba en el espejo, lo único que veía era lo básico: dos ojos, una nariz y una boca, pero todas las personas que no eran de la isla tendían a quedarse embobadas, incapaces de apartar la vista de Helena, lo cual le resultaba tremendamente molesto. 

Por suerte para ella, la mayoría de los turistas que la acompañaban en el transbordador estaban ahí por las vistas y el increíble paisaje de la isla a finales de verano, y no para inmortalizar su retrato. Estaban tan decididos a admirar esa belleza que parecía que se veían obligados a exclamar «oohhh» y «aahhh» ante cada maravilla del océano Atlántico, aunque Helena no lograba comprenderlo. En su opinión, crecer en una isla diminuta era una lata, todo un fastidio, y no veía el día de irse a la universidad y salir de esa isla, de Massachusetts y de toda la costa Este de los Estados Unidos. 

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⏰ Última actualización: Nov 12, 2013 ⏰

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