Capítulo 24: "Casados"

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Al día siguiente, ambos despertaron entrelazados el uno con el otro, ellos acariciaban el rostro del otro. De pronto, Lucas se levantó de un salto, luego le pidió a Alicia que cerrase sus ojos, después él tomó una mano de ella para colocarle un cofre hecho de bronce donde tenía el frasco de perfume. Ella abrió los ojos y vio el frasco, derramó unas cuantas lágrimas de felicidad; su príncipe siempre la sorprendería, ella se sentía dichosa.

– “¡Gracias mi amado esposo! Te amo.”– dicho esto, Alicia le dio un corto beso a él.

–“Por nada, mi dulce princesa… Sin embargo, yo te amo muchísimo más que tú.”– terminó de hablar Lucas para hacerle cosquillas a su amada.

Ellos terminaron de reír por las cosquillas que se hacían mutuamente, luego de ese momento, Alicia salió de la cama con una cobija que cubría su cuerpo; ella le pidió a Lucas que le diera una toalla porque quería darse un baño. El príncipe le dio la toalla y se quedó sentado para esperar que ella saliese de darse aquel baño. Alicia se sentía emocionada al recordar que desde el momento que aceptó ser esposa de Lucas, era parte de la Realeza; ella se introdujo a la bañera. Pasaron unos minutos, la princesa, oficialmente, Alicia, tomó la toalla y se cubrió con ella, luego abrió la puerta y vio a Lucas que tenía una mirada juguetona sobre ella. Ambos sonrieron, pero Alicia se ruborizó al ver como su esposo la examinaba de arriba hacia abajo con su mirada; él se levantó y se dirigió a ella, la tomó por la cintura y le susurró en el oído:

–“Te ves muy bien con esa toalla, pero ¿Dónde está la ropa que te pondrás?” –Lucas decía eso mientras la veía directamente a los ojos.

–“Gracias… pero mi ropa está en mi habitación, tal vez me la puedes traer porque no quiero atravesar todo el castillo con esta toalla.”

–“Hmm… creo que sería mejor que le diga a Cindy o a Mary que traigan tu ropa y que te ayuden. ¿Te parece, querida?” –preguntó Lucas. Alicia asintió ante esa pregunta.

Entonces Lucas salió de la habitación para buscar a Cindy o a Mary, la primera que encontrase le pediría el favor que le pidió su esposa. Cuando el príncipe bajaba las escaleras, Cindy estaba limpiando las grandes ventanas; Lucas le pidió que buscara un lindo vestido para Alicia, que demostrara que era la persona más tierna. Cindy asintió, se fue directo a la habitación de la princesa; ella buscó un vestido con las características que pidió el príncipe. Después de la búsqueda, ella subió las escaleras y tocó la puerta de la habitación de Lucas. Alicia y Lucas estaban sentados en la cama esperando a Cindy, ellos escucharon los golpecitos de la sirvienta. Lucas se levantó de un brinco y abrió la puerta, luego le dijo a Alicia que se daría un baño mientras Cindy le ayudaba a colocarse el vestido.

La sirvienta le ayudó a Alicia a ponerse un vestido elegante pero a la vez delicado, el color del vestido era verde limón, ajustado en la parte de arriba y desde la cintura era flojo, en forma de campana. Las chinelas eran del mismo color que el vestido; el vestido tenía unas mangas largas y bombachas; poseía un ligero escote en la parte del frente. Alicia se veía muy bien, gracias al buen gusto de Cindy por haberla peinado con un pequeño moño, porque algunos mechones de cabello de ella llegaban hasta sus hombros. Alicia estaba lista; Cindy consiguió que ella se viese tierna, tal como dijo el príncipe.

–“He terminado con mi trabajo, ¿Cómo se siente con el vestido que le he traído?” –Cindy le preguntó a Alicia, quien se veía en el espejo con una sonrisa dibujada en su rostro.

–“¡Me encanta! Has hecho una buena elección, en traerme un lindo vestido y en ser tan amable conmigo”

En ese preciso momento que Alicia le agradecía a Cindy, Lucas abrió la puerta para ver a su adorada esposa. Cuando él la observó, sus ojos se maravillaron con la hermosa imagen de su princesa; Cindy agradeció por los cumplidos que le dio Alicia y se retiró de la habitación para dejar a solas a los nuevos esposos. Al salir de la habitación, Cindy se tomó el rostro, temblaba por haber visto al príncipe desnudo desde la cintura para arriba; ella no sabía si él no sentía algún pudor frente a ella. Maite, quien acaba de salir de su habitación, vio a Cindy con un rostro sonrosado y turbado; la joven usaba un vestido rojizo y su cabello estaba recogido en una redecilla.

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