BORRADA (Incluye Soundtrack)

CAPÍTULO SIÉTE

Baja La Voz

Tenemos que salir de aquí.. esa cosa volverá pronto. Se que no me conoces pero tienes que confiar en mi —Me dice ese chico, que parece de mi edad. Mientras me ayuda a levantarme.

¿Quien eres? —le pregunto mientras le miro a los ojos.

Ahora no hay tiempo de explicar, digamos que soy un nuevo amigo —Responde rápidamente mirándome con sus dulces ojos verdes. Entonces se oye el ruido de cristales rompiéndose por un fuerte golpe—. El monstruo ha entrado en la casa tenemos que correr ahora.

Salimos del cuarto con cautela, llegamos hasta las escaleras. Él se detiene, observa debajo de las escaleras, y dice con una voz muy suave:
—No podremos bajar... No veo a la criatura, debe de estar merodeando en la cocina. Tenemos que escondernos. Además rompió uno de los sillones. Lo destrozó completamente. 

—Mis padres me matarán —menciono. 

—Bueno si no lo hace esa cosa antes—aclara él.

Aun en esta situación tan temible hay alguien que me hace reír. Una pequeña sonrisa se me escapa. La curiosidad me invade y termino inclinándome un poco para ver la escena. El sillón donde me recosté está completamente destruido. En cambio los otros dos están completamente intactos. 

No hay oportunidad de escapar por la puerta. Esa cosa nos vería (entre la ventana y la sala no hay paredes solo una ventana gigantesca de cristal). Me imagino que esa cosa podría romper el vidrio sin problemas... Debe de haber otra solución... 

—Y... ¿si saltamos desde el techo? —digo con voz ronca.

—¿Acaso estas loca? eso solo causará que nos rompamos los pies...

—Prefiero romperme un pie a morir desgarrada por las garras de esa criatura.

—Vamos al techo pues —susurra.

Subimos las escaleras apresuradamente, cada escalón se siente como una fuerte presión sobre mi estómago. El va delante de mí. El tiene algo familiar, algo que me hace querer conocerlo mejor. Me intriga pero estos no son los momentos para pensar en conocer mejor a una persona.

Estamos al borde del techo, tejas de barro lo recubren, esta casa no es como la recuerdo, no al menos desde afuera. Hay un pequeño árbol en la casa de al lado. Se ve bastante seco, pero creo que es lo suficientemente fuerte como para poder aguantar nuestro peso.

—Mira podemos bajar por aquí —digo mientras señalo al árbol.

El solo asienta con la cabeza y se estira para alcanzar una rama. La rama truena como si un pequeño rayo hubiese salido de ella. Él salta rápidamente a la siguiente rama. Parece todo un experto trepa árboles. Lo hace tan fluido que parece  un mono. Cuando el llega al piso escucho como la criatura sube corriendo las escaleras. Entonces, por instinto, salto hacia la rama que antes había crujido. En el aire siento el viento romperse detrás mío. La Bestia ha lanzado un zarpazo pero no ha logrado acertar. Veo su brillante y negro pelaje al sol mientra la bestia se abalanza a la rama. Caigo en la rama, pero el caer de la bestia en ella hace que se rompa. Me logro agarrar del borde de lo que queda de la rama que se acaba de romper. Observo como mi salvaje cazadora se clava en los picos de metal que recubren la valla de la casa vecina. Bajo el árbol muy lentamente, pues soy inexperta en trepar árboles.  

Al bajar veo como la criatura se disuelve como si estuviera hecha de humo. Es como si fuese una sombra ante la luz se una linterna. Y solo queda una nota que al parecer estaba dentro de la bestia.  Al ver la nota me recuerda a aquella otra nota pegada en la puerta del refrigerador. La levanto mientras aquel desconocido me pregunta:

—¿Qué es eso?

—Tan sólo es una nota.

—Y... ¿qué dice?

—Bien hecho, has pasado la fase A.

—¿Puedo verla? —Me pregunta acercándose y tomando la nota de mis manos.

—Aquí no hay nada escrito —Me mira intrigado y preocupado a la vez.

—¿No lo puedes ver?

—Pues aquí no hay nada.

Entonces me devuelve la nota, y al momento de tomar la nota esta se desvanece como lo ha hecho la criatura anteriormente.

—¡Qué diablos ha sido eso! —expresa.

—No lo se, algo parecido pasó con la otra nota.

—Bueno, creo que tendremos que descubrir qué sucede aquí —dice— Por cierto soy Richard.

—Laurie.

—Mucho gusto Laurie —dice dándome la mano. Parece que me conoce pues se le ha escurrido una pequeña lágrima por su mejilla—. Creo que tenemos que empezar a buscar si alguien mas sigue vivo.