Crazy! My Prince | Rubelangel

❦| Eleventh

Todos los días te extraño y lloro,
Te busco en todos lados para volver a verte de nuevo,
Hoy también estoy esperando por ti,
No volveré a perderte.

-Without You - N (VIXX) & Yeo Eun

— ¿Héctor? —Parpadeó Rubén, todavía aturdido viendo al rey que no había visto en casi un año. Bien podría tratarse de un fantasma y él había estado seguro de ello de no ser por la magia que emanaba del otro, y que solamente entre personas de la realeza se podía sentir.

Debía ser una broma.

El rey se separó con un movimiento elegante de la puerta y se incorporó derecho junto al estupefacto Choi, mirando todavía con curiosidad hacia el chico azabache que anteriormente su hijo besaba. Héctor podía ser el militante de muchas operaciones encubiertas para su reino y otros, pero diantres, tenía tiempo sin ver algo que realmente lo impresionara.

¿Era ese su abnegado hijo que se negaba a cruzar más de dos palabras con cualquiera de sus pretendientes en todo el reino?

—Así es, Rubén. —Miró de soslayo a su hijo, y luego retornó la vista al causante del futuro estropicio del que sería juez. Ya estaba más o menos al tanto de la situación que se había desarrollado sobre un extraño visitante que venía de la tierra de parte del ministro boquiabierto a su lado, -ya que su flamante esposa prefería resolver este tipo de asuntos por su cuenta-, pero desgraciadamente él no podía faltar a la boda de los novios residiendo abajo, inconscientes de este asunto, viéndose en la obligación de ocuparse de este asunto. — ¿Y bien?

— ¿Y b-bien? —Tartamudeó el príncipe, suficientemente nervioso para no hilar la pregunta previamente formulada. Limpiándose las manos que comenzaban a sudarle en sus pantalones negros de vestir, y colocándose de lado para cubrir un poco la visión que tenía su padre de Miguel. 

Héctor casi se ríe por la ternura que le provocaba ver a su hijo nervioso, pero trató de que no se le notará en cuestión para estar bien al tanto de lo que estaba pasando.

— ¿Quién es él? —Señaló con la mirada al azabache, yendo a sentarse a los pies de la cama de su hijo, cruzando una pierna con naturalidad sobre la otra. Choi evitó acercarse, sintiéndose demasiado fuera de cuadro para la situación actual. Fulminando con desaprobación a Rubén por dejarse atrapar in fraganti por el rey.

Él mismo había mandado el memorándum donde avisaba su llegada. Muchacho distraído, todos estaban acabados por su culpa ahora.

—Me llamó Miguel Ángel, señor. —Se presentó el terrestre, extendiendo su mano hacia el rey. El hombre la tomó cordialmente a pesar de la mirada pesada de su hijo sobre él, indicándole que por favor no hiciera nada extraño.

—Un placer, muchacho. Yo soy Héctor Turiel. Monarca del reino de Rosel.  —Sonriéndole magistralmente, notó como el muchacho se quedaba estático tras darse cuenta de con quien hablaba. Se contuvo de reír por el sonrojo del muchacho pálido, así que procedió al asunto principal. —Me comentaron que vienes de la tierra, ¿no es así?

Miguel asintió.

—No estoy completamente seguro de porqué terminé aquí, dicen que fue porque hice un contrato con una bruja pero yo... nunca esperé esto. Mi petición fue realmente simple a decir verdad. —Se sinceró, mirando brevemente hacia Rubén para saber que estaba bien contarlo. Cuando el castaño asintió él se sintió cómodo de continuar. —Yo en el fondo creo que sólo no quería estar solo en un enorme internado donde intentaban matarme todos los días. 

El rey meditó sus palabras. 

—Sé que no es correcto que lo diga ya que seguramente mi esposa enloquecerá si se entera, pero me alegro que hayas terminado aquí muchacho. Las cosas definitivamente pasan por algo. —Consoló al azabache, en quien su hijo ponía demasiado esmero por mantenerse tocándolo. Avivó los ojos hacia Rubén, consciente de que era raro ver a su hijo interesado por alguien, pero que también, por la situación del muchacho, sería difícil para que fluyeran sus sentimientos en la dirección que se dirigían, y él no podía permitir otro corazón roto en la vida de su amado hijo. —Sin embargo quiero que también comprendas la parte de que esto quizá tendrá consecuencias para nuestra dimensión, y de ser necesario tendremos que devolverte a tu sitio de orígen.