Prefacio

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Si el lector alguna vez se ha encontrado con los trabajos del folklorista G. Leland, o los artículos expuestos en " Señora Vere de Vere " al italiano Rivista o al de J. H. Andrés al Folklore, será consciente que hay en Italia un gran número de stregas, adivinos y brujas, quienes leen las cartas, realizan ceremonias extrañas en las que los espíritus, se supone, son invocados, hacen y venden amuletos, y, de hecho, se comportan ellos mismos como generalmente su supuesta clase suele hacer, los Voodoos Negros en América o las brujas en todas partes.

Pero el italiano strega o la bruja tienen en ciertos respetos un carácter diferente a estos. En la mayor parte de los casos provienen de una familia en la que su creencia o arte han sido practicadas por muchas generaciones. No hay duda en que hay casos en los que su linaje se remonta a los tiempos medievales, romanos, o incluso etruscos. El resultado naturalmente ha sido la acumulación en tales familias de mucha tradición. Pero en la Italia del Norte, como su literatura indica, aunque hubiera alguna pequeña reunión en la que se contaran cuentos de hadas y supersticiones populares por eruditos, nunca ha existido el menor interés por las historias de brujas, ni ninguna evidencia de que existieran una increíble cantidad de antiguos mitos romanos y otras leyendas, como las que Ovid ha registrado, y de las que muchos escritores latinos evitaron de él.

Los mismos magos y brujas contribuyeron en gran medida a esta ignorancia, creando un profundo secreto de todas sus tradiciones, provocado por el temor que tenían a los sacerdotes. De hecho, esto contribuyo inconscientemente a la conservación de tal ciencia, la atracción por lo prohibido siempre ha sido muy poderosa, y la brujería, como la trufa, crece mejor y tiene mejor sabor cuanto más profundamente escondida está. Sin embargo sucede que, tanto el sacerdote como el mago desaparecen ahora con una rapidez increíble - esto hasta ha sorprendido a un escritor francés quien lo comentaba en su viaje en tren con un Franciscano - y dentro de unos años más con los periódicos y las bicicletas y solo el Cielo sabe lo que sucederá cuando aparezcan los aparatos voladores, probablemente causará un cambio radical de todo.

Sin embargo, ellos mueren despacio, y hasta aún hay ancianos en la Roma del Norte que conocen los nombres los Doce Dioses en Etrusco, e invocaciones a Bacco, Júpiter, Venus, Mercurio, Lares y a los espíritus ancestrales, y en las ciudades son las mujeres quien preparan extraños amuletos, sobre los que canturrean un antiguo hechizo de tiempos romanos, y quienes pueden asombrar por el culto a sus leyendas de dioses latinos, mezclados con la ciencia que puede ser encontrada en Cato o Theocritus. Por una de estas ancianas me enteré en 1886, y desde entonces he procurado recoger de todos sus congeneres los hechizos ocultados por muchas tradiciones en muchos lugares. También es cierto que he recogido información de otras fuentes, pero esta mujer por su larga experiencia ha aprendido lo que pocos entienden y como extraerlo de aquellos de su clase.

Entre otras reliquias extrañas, ella tuvo éxito, después de muchos años, en la obtención del siguiente Evangelio, el cual tengo de su letra. Una lista llena de su naturaleza con muchos detalles será encontrada en un Apéndice. No sé si definitivamente mi informadora sacó una parte de estas tradiciones de las fuentes escritas o la narración oral, pero creerlo era lo principal. Sin embargo, hay unos

magos quienes conservan documentos en relación con su arte. No he visto a mi colaboradora desde que el Evangelio me fue enviado. Espero poder informarme mejor en un futuro.

Como explicación breve puedo decir que sus seguidores conocen la brujería como la vieja religión, en la que DIANA es la Diosa, su hija Aradia (o Herodius) el Mesías femenino, y de cómo esta nació, llegó hasta las brujas de la tierra, estableció la brujería, y regresó al cielo. Aquí son expuestos como se realizaban las ceremonias e invocaciones o conjuros para ser dirigidos a Diana y Aradia, el exorcismo de Caín, y el hechizo de la piedra sagrada, ruda y verbena, la constitución, como el texto indica, el servicio regular a sus creencias, el decir y lo que debe ser cantado o pronunciado en las reuniones de brujas. También están incluidos los conjuros y las bendiciones de la miel, la comida, la sal, y los bizcochos de la cena de las brujas, que es curiosamente clásica, y claramente una reliquia de los Misterios romanos.

El trabajo podría haber sido ampliado indefinidamente sumándole las ceremonias y los conjuros que en realidad forman una parte de la Escritura de la Brujería, pero como estos están casi todos - o en el gran parte - en mis escritos titulados Etruscos-romanos y las Leyendas de Florencia, donde pueden ser encontrados, he dudado en incluirlos en este volumen sin antes saber si hay un suficiente número de público que compraría tal trabajo.

Desde la escritura del anterior libro he encontrado y leído un trabajo muy inteligente y divertido titulado Romanzo dei Settimani, de G. Cavagnari, 1889, en el cual el autor, en forma de una novela, representa vistosamente los modales, los hábitos del pensamiento, y sobre todo la naturaleza de la brujería, y muchas de las supersticiones de los campesinos de Lombardia. Lamentablemente, aunque teniendo un conocimiento extenso del tema, nunca parece habérsele ocurrido al narrador que estas tradiciones eran tonterías no maliciosas o la locura de una forma abominable anti-cristiana. Y eso que allí existen maravillosas reliquias de la mitología antigua y de su valioso folklore, que es el corazón mismo de la historia, es como si ni siquiera se preocupara por él como lo haría un común Zoccolone o un Franciscano pateando por el camino. Se podría pensar como que un hombre tuviera sospechas de que una bruja quería matar a siete personas como rito o ceremonia, para conseguir el secreto de riqueza infinita, que tal bruja debía de tener infinidad de leyendas maravillosas; pero de todo esto no hay ninguna evidencia, y esta claro que nada podría estar más lejos de su mente que el que hubiera un punto de vista más interesante en todo ello.

Su excelente libro, pertenece al gran número de escritos sobre fantasmas y superstición ya que ha caído en el descrédito, en el que los autores se complacen con la burla satírica y barata para la que su relato simplemente vulgar y falso. Como el señor Carlos Coldstream, ellos han echado una ojeada en el cráter de Vesubio después de que dejó de estar en actividad, y no encontraron nada en el. Pero había algo en el una vez; y el hombre de ciencia, lo cual no era el Señor Carlos, en ninguna parte encuentra mucho en los restos, y los anticuarios Pompeya o un Herculaneum dijeron que hay todavía siete ciudades enterradas para desenterrar. He hecho lo que poco (esto es realmente muy poco) podía hacer, desenterrar algo del volcán muerto de la brujería italiana.

Si esta debe de ser la manera en la que la brujería italiana es tratada por el escritor más inteligente que la ha representado, no será considerado notable que allí sean tan pocos los que se preocupan de si hay un Evangelio verdadero de las Brujas, al parecer de una antigüedad extrema, incorporando la creencia en una contrareligión extraña que se ha mantenido desde su propio tiempo a los días del presente. "La Brujería es basura, o algo peor, " dijeron antiguos escritores, " y por

lo tanto todos los libros sobre ello no son nada bueno. " Sinceramente confío en que estas páginas caigan en manos de al menos unos cuantos que piensen mejor que ellos.

He de decir, sin embargo, en justicia a todos los que realmente están interesados en explorar los caminos oscuros y desconcertantes, que la ciencia de la brujería es ocultada con el cuidado más escrupuloso por los pocos que la siguen en Italia, tal como ocurre entre los Chippeway Medas o Voodoo Negro. En mi novela dedicada a la vida de mí Settimani, representa la vida de un estudiante junto a una bruja, adquiriendo con esfuerzo, poco a poco, sus hechizos y conjuros, el trabajo de muchos años. Dragomanoff me contó como cierto hombre en Hungría, que había recogido mucha información (la cual después fue publicado en diarios populares), pero la había robado, y al año siguiente cuando Dragomanoff regresó, encontró al ladrón en plena practica como si fuera un mago esplendoroso. Realmente él no había conseguido muchos conjuros, sólo una docena y poco más, pero en esto que surgió un gran negocio en su camino, y aventuro a decir que no había apenas una sola bruja en Italia que conociera tantos como el había publicado, el mío habiendo sido completado por muchos colaboradores y de muy diversas partes. Hay que tener en cuenta que todo lo escrito, a menudo, ha sido destruido escrupulosamente por sacerdotes o penitentes, o por un número enorme de gente tiene un miedo supersticioso de hasta vivir en la misma casa con tales documentos, por lo que considero que la recuperación del Evangelio es algo que debe de considerarse como algo notable.

Aradia- El Evangelio de las brujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora