Era Lunes, un Lunes como cualquier otro, levantarse temprano, ir al colegio, pasar un rato con mis amigos, salir de clases, volver a casa, hacer los deberes y esperar al siguiente día, pero eso pensaba yo, ese Lunes no fue como solía ser.
Llegue al colegio a las 7:00 Am como de costumbre, para mi sorpresa ninguno de mis profesores iba a dar clase, algunos enfermos otros solo no estaban de humor para dar clase, decidí esperar a que llegarán mis amigos para ir a hacer cualquier cosa, mientras esperaba, empecé a leer, estaba leyendo Los Tres Mosqueteros de Dumas, mi libro favorito, estaba sentado en una banca fuera de la biblioteca, un edificio grande e imponente con paredes de cristal, los primeros rayos de luz se colaban entre las hojas de los árboles, un par de enamorados sentados a unas cuantas bancas de mi, un tránsito usual de alumnos que van rezagados a sus clases pasaban sin prestar atención a su alrededor, las bancas de concreto estaban frías, pero empecé a olvidarlo con cada párrafo más que leía, paso el tiempo y yo no lo noté, no supe si alguno de mis amigos había llegado, ya que seguía inmerso en la lectura, el clima seguía frío, la biblioteca seguía igual de imponente, los enamorados habían partido, y el flujo de alumnos era cada vez menor, revise el reloj y marcaban las 11:27 Am, habían pasado 4 horas y 27 minutos, no lo había notado, tenía que volver a casa a las 3:00 Pm, así que decidí volver a leer un rato, cuando me disponía a abrir el libro de nuevo, una chica se acercó a mi, haciendo saludos con la mano como si nos conociéramos toda la vida, supuse que el saludo no era conmigo, pensé que saludaba a alguien detrás de mi, así que volví a bajar la mirada al libro, un par de segundos después se sentó a mi lado, en primera instancia no la había visto bien, solo supe que era una mujer, pero al sentarse a mi lado, me desubique bastante, no sabia que sucedía, así que respondí con un "Hola" con tono de pregunta.
-¿Hola?- Contesto con una risa entre dientes.
-¿De que te ríes?- Pregunte sonando un poco hostil.
-Que humor- Respondió un poco molesta.
-Lo siento, pero no estoy acostumbrado a que extrañas se sienten a lado mio esperando una platica de lo más normal- Dije mientras levantaba la mirada.
-Bueno, entonces dejare de ser una extraña, me llamo Alicia ¿Y tu?- Dijo mientras sonreía.
-Leonardo- Dije fríamente.
-¿Como el artista?- Dijo mientras tomaba el libro de mis manos.
-Si, como el artista- Asentí mientras el libro dejaba mis manos.
-Los Tres Mosqueteros- Leyó el título en voz alta mientras yo trataba de tomarlo de vuelta. -Un clásico, y al parecer no te aburres de leer- Dijo mientras apretaba el libro contra su pecho.
-¿Porque dices que no me aburro?- Pregunte intrigado.
-Porque llevas dos horas sentado leyendo- Dijo con total calma.
-¿Llevas dos horas viéndome?- Pregunte un poco exaltado.
-Tal vez si, tal vez no- Dijo mientras se levantaba.
-Vale, buena broma ¿Donde esta la cámara?- Pregunte con una risa nerviosa.
-En fin, me gustó mucho hablar contigo- Anuncio mientras se daba la vuelta decidía a caminar hacia la biblioteca.
-¿Que?- Pregunta cada vez más confundido.
-Hasta luego- Dijo mientras me extendía un naipe volteado, lo tome y decidí inspeccionarlo un poco.
-¿Es para mi?- Pregunte.
Levante la mirada y estaba hablando con el viento, voltee la cabeza a todos lados y no tuve señal de ella. Volví a ver el naipe, y le di vuelta, tenía una flor de liz en el medio, y nada más.
-Eso fue muy raro- Dije para mis adentros.
Pensé que era tiempo de volver a casa, así que emprendí el camino de vuelta, al llegar a casa, caí dormido hasta el día siguiente.