Capítulo XXII.Noviembre 18.

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Querido diario. Quería decirte que en estos días a pesar de las asfixiantes visitas he seguido viéndome con Adrián ya sea en su casa o en la mía pero hemos tomado precauciones ante la denuncia anónima de algún entrometiche que divulgó que mi "novio" pasaba la noche en mi casa. ¡Diantres! ¿Por qué no se meterán en sus propias vidas? Si lo hiciesen se darían cuenta de lo mal que caen.

Adrián ha estado viniendo a mi casa por el camino que está detrás de la cerca oculto por los grandes árboles pasando así desapercibido o, a veces soy yo la que sale al paso en nuestro camino secreto encontrándonos cerca del claro o del río donde nos comemos vivos... ¡Guau! De sólo contártelo, ¡aahh...! Siento enloquecer...

Llamé a Sam para contarle lo ocurrido y calificó de psicópatas posesivas a las hermanas. Mi hermana dijo que tal vez ellas si no me vigilaba, alguien lo hacía ya sea porque ellas se lo habrían pedido o por cuenta propia. Esto último me pudrió el carácter de tal manera que no tienes idea amigo diario... ¡Maldición!

Por un momento tomé a Sam por melodramática pero lo que decía en verdad tenía sentido... Obviamente esto no me evita encontrarme con Adrián por el contrario, me motiva aún más. Por otro lado Sam quedó en venir a casa el día 16 y, ¡sí!, traería a "Tibi" algo con lo que no estaba muy de acuerdo pero bueno.

Ese día mi hermana llegó con su pareja, eran ya las 6 p.m. y como una hora después recibí un mensaje de Adrián en el que me preguntaba: "¿Vienes o voy?" El sólo leer este mensaje me aceleraba mordiendo mi labio pues ya sabía lo que íbamos a hacer. Entonces entré a mi cuarto sacando una cobija para irme por el bosque, Sam lo sabe.

-¡Que pases una buena noche! -Dijo con sonrisa pícara.-

-¡Claro que lo será! -Le sonreí.-

Al salir me puse un pantalón de dormir y la blusita, usé ropa interior pues no quería que el novio de Sam me viese así entonces, pasé la cerca con cuidado llegando al claro donde lo esperé y al momento llegó.

-¡Hola Yami!

-¡Hola querido! -Nos besamos en el lugar.-

Pronto vi que Adrián traía una bolsa con unas cosas y quise saber.

-¿Qué traes ahí, vida?

-Es algo que nos hará pasar mejor la noche. -Dijo mientras buscaba unas ramas secas.-

Entendí que haría una fogata entonces yo extendí la cobija y me senté mientras lo observaba. De la bolsa sacó un encendedor y una pasta para encender parrillas así el fuego iluminaba la fría estancia... y la verdad el lugar con la fogata junto al frío, hacía que todo fuese romántico luego él vino a sentarse a mi lado.

-Traje esto... -Dijo sacando unos confites.-

-¡Guau! ¡Gracias me gustan mucho! -Le dije probándolos con él.-

Le preguntaba a Adrián del cómo le había ido en el trabajo y me dijo que no fue tan pesado pero que ya estaba mejor al estar a mi lado. Él me abrazó y comenzó a besar mi cuello algo que ya él sabe que me excita. Caí en la cobija para luego posarse sobre mí. Aun vestidos simulábamos hacer el amor cuando de pronto empezamos a quitarnos mutuamente las ropas por lo que nuestras respiraciones y corazón se aceleraban al límite.

No sé donde cayeron nuestras ropas lo que sí sé es que estaba lista para ser suya y él mío. Igual que antes separó mis piernas para sumergir su boca debajo de mí. Lo tomaba por su corto cabello jalándolo suavemente mientras mordía mi labio retorciendo mis caderas pero el placer que ardía en mí. ¡Diantres! En estos momentos me olvidaba de todo y todos además querido diario, a él le dio por morderme... en... bueno, esa parte haciéndome... ¡ah! Gemir y casi gritar con mis ojos cerrados...

Diario De Una Monja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora