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¿Qué hago aquí? ¿cómo es que llegué aquí? encerrada en esta situación, ver gotear desde mi pecho la espesa e infinita sangre que no se detiene. Ver como mi vida se escapa poco a poco sin detenerse a darme aliento. Esto está mal, no debería de tener la vista tan oscura, las luces se apagan, el telón cae, el espectáculo terminó, las comidas familiares en la cocina se acabaron, todo terminó, mi último adiós. 

No. No, este no puede ser el final, no puede acabar así, aún hay muchas cosas que quiero hacer, muchos lugares que quiero conocer, muchos amigos que quiero hacer, escribir un libro, ser famosa por mis novelas de romance.

Pensar todo eso me hace darme cuenta de lo mucho que mi vida apestó, no habría diferencia alguna, mis libros apestarían, mis amigos me abandonarían, si encontrara al amor de mi vida me traicionaría y me dejaría por no ser lo suficiente buena para él. Que caso tiene arrepentirse de no haber hecho todas esas cosas si terminarían en desastre al igual que la persona que las realizó.

El suelo se tornó de un intenso rojo iluminado por la luz proveniente del sol asomándose, el reflejo en ese espejo color carmesí está muriendo al igual que yo, se marchita, su alma se escapa a través de sus ojos oscuros corridos de maquillaje. Ese oscuro se volvía negro impenetrable. 

La oscuridad se volvía clara, muy clara, sólo había claridad, pero, yo no quiero dormir, aún es muy temprano, demasiado pronto para dormir, demasiado pronto para morir...

CarmesíWhere stories live. Discover now