Capítulo 12

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Narrador:

-¿No tienes suficiente con ser un palo? -pregunta una voz.

-¿También te cortas? ¡Sólo quieres llamar al atención!

Sandra no sabe quién está diciendo esas cosas, porque hace rato que no mira a sus compañeros. Está sentada en el suelo, con la cabeza entre las rodillas y las manos tapándose las orejas. 

-¡Suicida de mierda!

-¡Estás loca! -dice una voz diferente.

No quiere llorar, de verdad que no quiere hacerlo, pero no lo puede evitar. "¿Dónde está la profe?", se pregunta. "¿Dónde coño se ha metido?".

Dos minutos más tarde ya no le quedan lágrimas para llorar. "No lo entienden, no lo entienden. No saben por qué lo hago, no saben nada de nada." Las risas continúan hasta que se escucha un golpe seco y el silencio se apodera de todo: alguien ha golpeado la mesa con rabia.

-El problema de vuestra generación es que no puede parar de juzgar. ¿Sois todos imbéciles o qué?

Sandra levanta la cabeza. ¿Quién la ha defendido? Entonces la ve, es la chica pelirroja que estaba llorando antes. Nunca nadie se fija en ella, es guapa y repetidora. Debe tener dieciséis o diecisiete años, está sentada al final de la clase y todo el mundo la mira. Se viste como un chico pero sus curvas no pasan desapercibidas. Nadie dice nada, todo el mundo está... ¿asustado? Por lo que dicen y cómo la miran tiene fama de meterte un guantazo a la mínima de cambio. 

Se levanta y se dirige a ella:

-Venga, peque. Arriba -le ofrece la mano-. Sandra, ¿verdad?

Camino hacia la felicidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora