Capítulo 9

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-Solo es una fiesta ¿Podrías relajarte?

Luke se tiró a mi cama sobre una montaña de ropa.

-No, no puedo -me crucé de brazos-. Es la primera, en mi vida. Porque sinceramente, las de cumpleaños no cuentan.

-Claramente -dijo mirando al piso- y de nuevo, estas exagerando por algo insignificante.

-Lo sé, -le respondí luego de dar una patada al suelo- es que me intriga mucho saber por qué me invitó a mi. Es decir, lo conozco hace... ¿qué? ¿dos años? Y he hablado con él unas cinco veces...

-Cuatro -me corrigió.

-Lo que sea. El punto es ¿por qué invitarme? A puesto a que lo único que sabe de mi es que soy tu mejor amiga por ser tu vecina.

-Y, que sabes de música -apuntó Luke-. Pero, Steph, no te mortifiques. Tal vez solo te invitó porque vio potencial en ti. Eres una chica genial y te apuesto a que...

-Espera -le puse un dedo sobre su boca, que hizo que se callara al instante y me mirara frunciendo el ceño- ¿y Jim?

-¿Qué pasa con Jim? -preguntó pronunciando vagamente las palabras por culpa de mi dedo.

-Aún no le he dicho.

-¿Y? -apartó mi dedo con agresividad- Repito, solo es una fiesta. No es como si te estuviera pidiendo matrimonio, ni mucho menos.

-¿Qué tal que algo pase? Y que Jim se entere por chismes y me odie por el resto de su vida. No podría soportar eso...

-¡Deja el drama! -me agarró de los hombros- Mira, vas a ir a una fiesta, te divertirás mucho y harás lo que más te gusta.

-¿Leer?

Él volteó los ojos.

-No, lo segundo que más te gusta.

-Escribir -dije para tomarlo del pelo. Él me miró con los ojos achinados.

-Eres imposible...

-Vale, lo siento. Pero enserio, dime qué es lo que más me gusta.

-Bailar (más que todo) divertirte, olvidarte de tus preocupaciones por unos minutos -dijo más para si que para mi.

-¿De verdad? -lo miré fingiendo demencia, pero él me dio la vuelta, puso sus brazos debajo de los míos y sus manos sobre mi cabeza, teniendo control total sobre mi; yo no podía de la risa y trataba de golpearlo con mis manos, lo que era inútil, ya que los brazos estaban completamente estirados.

-¿Recuerdas aquella lista de: Las cosas que me hacen muy feliz?

-¿Enserio recuerdas la lista? La hice recién nos hicimos amigos. Ni siquiera yo me acordaba de eso.

-Claro que me acuerdo, es la cosa más adorable que he visto en la vida.

Aquella lista de la que hablaba la hice cuando tenía ocho, luego de ver La Novicia Rebelde, ya que allí cantan una canción sobre las cosas favoritas y en ese tiempo me pareció una idea genial, para leerla cuando estuviera triste. Recuerdo que la hice un día que peleé con mi madre, lo irónico que ella llegó a ser parte de esa lista.

-Y ¿Qué tiene que ver la lista con esto?

-Pues, estás "desesperada" -movió los dedos sobre mi cabeza, haciendo comillas- y necesitas relajarte un poco, así que ¿Qué mejor manera de relajarte que haciendo una de las cosas que te hacen muy feliz?

-Buen punto. Ahora ¿podrías soltarme?

Me soltó con un movimiento brusco que casi me hace caer, segundos después de que su teléfono comenzara a sonar y se alejó de mi para hablar entre susurros. Lo miré con ojos achinados y salí de mi habitación para buscar a Mike. Él estaba en el comedor, oculto tras una montaña de cuadernos y hojas por calificar, lucía bastante cansado y corregía exámenes casi por inercia. El Mike que califica y da clase, es casi otra persona comparado con el que vivo, tenía la frente arrugada casi todo el tiempo y la mirada analítica, como si supiera exactamente lo que está pasando a su alrededor, él me asusta. Se dio cuenta de que yo estaba parada a su lado y buscó entre un montón de hojas una en especial que luego me entregó con decepción: era el último examen que hice en su clase, con una nota bastante deprimente. Oculté mi cara tras la hoja y él se aclaró la garganta, así que solo asomé mis ojos por la parte posterior del examen.

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